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Extienden Programa de los Joven Club de Computación a centros del Ministerio del Interior

Un puesto de guardafronteras, un establecimiento penitenciario y una brigada de Policía han sido los espacios escogidos para iniciar el atractivo proyecto

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Se acrecienta el número de combatientes del MININT que se acercan al mundo de la Informática. «Nunca es tarde si la dicha es buena», se adelantó en decirnos esta sentencia popular el primer suboficial Erasmo Reyes, del Establecimiento Penitenciario de Jóvenes, ubicado en el capitalino municipio del Cotorro. Y mientras lo expresaba, no pudo evitar que sus ojos se iluminaran de forma sorprendente, salpicando de emoción y peso sus palabras.

Y es que Erasmo ha tenido la suerte, a la altura de sus 40 años, de aprender a dominar los programas básicos de Computación, desde que en abril, con motivo del aniversario 46 de la Unión de Jóvenes Comunistas, se inauguró en su centro un Joven Club de Computación y Electrónica (JCCE).

A partir de esa fecha los combatientes del Establecimiento no han podido sentarse como en el rodeo, a mirar los toros desde la barrera. Cada quien se ha atrevido a desafiar el novedoso mundo de la Informática.

La primera vez

No faltaron los momentos inquietantes. Comentó Erasmo que en más de una ocasión sus manos sudaron sin parar cuando el instructor le orientó hacer alguna tarea en el ordenador.

«Buenos sustos pasé», recordó el primer suboficial. «En aquella primera etapa del curso se me perdían los documentos, no sabía que tecla había tocado, y uno a esta edad pasa más pena cuando se equivoca. Pero con el tiempo superé esos fiascos».

Aprietos semejantes experimentaron Yuliesky Guerra, Eurides González y Osmany Tamayo, tres jóvenes que pasan el Servicio Militar General en esta unidad, y que según ellos, «nunca pensaron encontrar un Joven Club en un centro de este tipo, y mucho menos imaginarse con la posibilidad de salir con un certificado de Operador de Microcomputadora con validez para cualquier trabajo que lo necesite».

Osmany admitió que a veces ha querido correr antes que gatear. «Me desespero por conocer las funciones de los íconos, porque la computadora te da muchas oportunidades para idear nuevas cosas. Ahora estamos aprendiendo a trabajar con Windows, Word, Power Point, Excel y Access. Todo me resulta muy interesante, por eso siempre deseo saber más y más», sostuvo.

«Lo mejor es que aquí empiezan a enseñarte todo desde cero», manifestó Yuliesky, quien antes de empezar el curso tenía cierta noción de esa enseñanza. «Aunque yo dominaba algunos elementos, no es igual. Antes lo di como una asignatura complementaria, en este JCCE el tiempo lo concentras en esta sola materia».

«A veces el ritmo de trabajo no te permite salir para aprender computación en el Joven Club del municipio». Así argumentó el combatiente Erasmo Reyes, quien se siente doblemente dichoso.

«Primero porque ahora no tendré que molestar a los compañeros para hacer mi trabajo en la computadora, y segundo, porque cuando mis hijos me pregunten alguna duda no sucederá como antes, que me quedaba en silencio».

Recuperando el tiempo perdido

La iniciativa, propuesta durante una visita que efectuaron a esta institución Julio Martínez, primer secretario de la UJC, y otros miembros del Buró Nacional de la organización juvenil, ha sido muy significativa, según valoró el teniente coronel Hilario Cruzata, jefe de la Unidad.

«El impacto se evidencia en la formación integral de nuestros soldados, funcionarios y oficiales, que redundará en la eficiencia de nuestro centro. Para ilustrar más el asunto, enfatizó, gran parte del sistema de trabajo en este Establecimiento del MININT está computarizado».

Además, en este Joven Club que se habilitó en el ala oeste de la escuelita donde reciben clases los reclusos, también se graduarán de Operadores de Micro varios jóvenes sancionados cuando concluya este primer curso en julio próximo.

«En ellos también se pensó cuando se diseñó el plan de estudio. Esta materia se añadió al programa de rehabilitación, lo que ha tenido gran aceptación por parte de la población penal. Se muestran muy interesados, es como si quisieran recuperar el tiempo perdido», consideró el jefe de la Unidad.

Multiplicada la propuesta

La iniciativa contribuye a la formación integral de las fuerzas y favorece a que el trabajo en el sector sea más eficiente. Hasta la Brigada Provincial de la Policía en la capital ha llegado igualmente la propuesta. «La iniciativa surgió a partir de los convenios de trabajo que se han establecido entre la UJC y el MININT, y como parte de la atención que dedica la organización juvenil a los combatientes del sector», explicó el teniente Félix Almarales, organizador de la sección política.

«Desde que nació la idea todo el mundo se puso en función de habilitar el local, compartió Almarales. Juntamos nuestras fuerzas y en unas semanas de intenso trabajo ya estaban creadas todas las condiciones. Y el 14 de marzo abrió sus puertas el Joven Club, día en que cumplía sus 15 años de creada la Brigada».

La nueva oportunidad motivó a muchos, al punto de que hubo que priorizar para este primer curso a los muchachos que realizaban otros estudios. La matrícula se conformó con un total de 100 alumnos, los que se dividieron en 10 grupos.

«Ha sido impresionante la experiencia», apreció Yudith Garcés, directora e instructora del Joven Club del centro, a quien también le han asombrado la disciplina, seriedad y responsabilidad de estos combatientes.

«Nunca han sacrificado la docencia, por muy agotados que estén van a las clases y se muestran interesadísimos por el contenido. Hay muchos de los alumnos que vienen aunque hayan dormido unas pocas horas, porque han estado de servicio en la madrugada», añadió Yudith.

El teniente Rubiel Crea, responsable de la formación y preparación de la fuerza, señaló que el Joven Club tiene un gran impacto en el desempeño profesional de los combatientes.

«Muchos por primera vez se acercan, gracias a esta oportunidad, a la Informática. Y como la mayoría de los miembros de la Brigada pasan cursos especializados, concluyen su 12 grado, se insertan en la Universalización de la Enseñanza Superior o cursan Licenciatura en Derecho, para cualquiera de esas enseñanzas necesitarán dominar la computación», refirió Crea.

En medio de la tensión y estrés profesional que también viven los combatientes del MININT, el primer oficial Dency Rodríguez calificó de «Oasis» este nuevo espacio. «Acá también tenemos la posibilidad de despejar y de recrearnos sanamente durante el tiempo libre», apuntó.

Joven Club en el mar

Mientras el 14 de marzo en la Brigada Provincial de la PNR de la capital se inauguraba el ansiado Joven Club, una Lancha Patrullera Mediana, Griffin, atracaba en el muelle de Cayo Confites, Camagüey. Después de navegar 64 millas náuticas, la embarcación arribó con el propósito de continuar multiplicando la experiencia, justo allí, donde se custodian sin desvelo nuestras costas.

Tres mesas bien acopladas al fluido eléctrico dieron la imagen de un aula casi perfecta, y ese mismo día en horas de la noche comenzó el primer encuentro de los jóvenes soldados guardafronteras y los oficiales al mando del Puesto Fronterizo de Observación Radio Técnico con las computadoras.

Desde entonces todo cambió en el Cayo. Quienes por costumbre preferían pasar el tiempo de descanso frente al televisor o practicando cualquier deporte, se incorporaron a la primera clase del curso Operador de Microcomputadora.

Al comienzo las sacudidas de temor e inseguridad se combinaron en la dotación de Cayo Confites. Luego la situación comenzó a tomar otros matices, porque la computación atrapó a todo el mundo.

«Nadie aquí imaginó que nos gustaría tanto. Incluso hay quien ha “peleado” por un tiempo de máquina, después de cogerle el gusto. Hubo que hacer varios turnos, pues quien se sentaba no quería levantarse, a no ser que tuviera guardia o alguna tarea específica» recordó el soldado Juan Perézcastro.

El profesor Alejandro Ortega tampoco sospechó que a sus 32 años de edad, tendría un segundo «servicio», solo que esta vez muy alejado de tierra firme.

«Me dieron la tarea y vine para acá con libros, cuadernos y me hice hasta de un registro, pues las pruebas y evaluaciones las hago y exijo como en cualquier clase que imparto en el Joven Club de Nuevitas», comentó el instructor.

—¿Difícil tarea...?

—Más enriquecedora que difícil. El cambio siempre impacta, pero todo está en tu responsabilidad y respeto como profesional. Ellos aprenden muy rápido y eso me ha llevado a cambiar algunos planes de clases. Hoy, por ejemplo, doy el segundo curso de profundización en Word, Excel y Power Point, y si demoro algunos días más tendré que hacer otro con mayor nivel de profundización.

«Creo que lo más complejo realmente será decirles a los muchachos que las máquinas en algún momento deberán trasladarse hacia otros puestos fronterizos».

Según precisó Raúl Van Troi, director nacional de los Joven Club, este útil y atractivo proyecto llegará a los Cayos del país que estén custodiados por nuestras valiosas Tropas Guardafronteras, para que todos los combatientes tengan la oportunidad de realizar los cursos de Operador de Microcomputadora.

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