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«Autocanibalismo» de supervivencia

El reciente terremoto en Haití levanta el debate sobre cómo es posible sobrevivir atrapado por los escombros, sin comer y tomar agua, durante determinada cantidad de días. El doctor Álvaro Sosa Acosta, especialista de alto nivel en la materia, ofrece explicaciones

Autor:

Luis Hernández Serrano

«Lo principal para que una persona sobreviva durante equis cantidad de días bajo los escombros de un desastre, es el agua y el buen funcionamiento de los riñones. La comida no es lo preocupante, porque el organismo —sistema de sistemas— tiene alimento suficiente almacenado, aunque la persona no sea gruesa».

Quien lo sostiene es uno de los especialistas más capacitados del país acerca de este tema, el doctor Álvaro Sosa Acosta, profesor auxiliar de Medicina Interna y de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario General Calixto García, de La Habana, a propósito de los casos de personas que aparecieron con vida, luego de permanecer varios días atrapadas bajo los derrumbes provocados por el terremoto del pasado 12 de enero en Haití.

«El ser humano normalmente ingresa una cantidad de líquido y egresa otra. Lo hace por la orina, las heces fecales, el sudor y la respiración», explica el también especialista de segundo grado en Cuidados Intensivos y máster en Urgencia Médica.

«Según cambia la temperatura, la persona puede egresar más líquido por la piel, y si aumenta su frecuencia respiratoria puede egresar más por la vía pulmonar. Cuando expira está expulsando vapor de agua, por eso humedece o empaña un cristal.

«Un ser humano puede orinar desde un mínimo de 0,5 mililitros por kilo/hora hasta dos y es aceptable, lo que sucederá de acuerdo con el volumen de líquido que le está entrando a un riñón con funcionamiento adecuado para producir la filtración. Pero cuando tiene una disfunción por algún problema del sistema tubular renal, puede orinar mucho, pero el riñón no estar concentrando la orina y entonces está aparentemente bien, pero en realidad no es así.

«De acuerdo con el funcionamiento de sus riñones, puede o no concentrar adecuadamente la orina y botar las sustancias tóxicas, dañinas —no asimilables por el organismo— y eliminar la menor cantidad de líquido que sí necesita el cuerpo.

«Para eso la función renal debe ser buena. El riñón trabaja menos, mientras más agua tenga, y trabaja más mientras tenga que concentrar mucho más la orina. Cuando una persona no está ingiriendo líquido —atrapado bajo los escombros o encerrado sin poder salir de un lugar por un derrumbe— depende mucho más de su función renal. Si es buena, su supervivencia será mayor, aunque sea flaca y no importa que sea negra, mestiza, blanca o asiática, niño, joven o anciana.

«Si, en cambio, presenta algún daño renal porque es hipertenso crónico mal tratado o por una diabetes mellitus grave, no tendrá mucha capacidad de concentrar la orina y disminuirá su supervivencia en caso de encontrarse atrapado o encerrado sin poder tomar agua.

«Si está herido o comprimido por los escombros y tiene a su alcance agua y la toma, podrá vivir mucho más tiempo. Pero si no la ingiere y, además, los riñones no le funcionan bien, durará menos tiempo con vida».

El síndrome de compresión

«Generalmente el accidentado, en medio de un síndrome de compresión por el derrumbe que le ha caído encima, se complica más no solo debido a la falta de agua, sino por las posibles lesiones de tejidos que ha sufrido como efecto del atrapamiento de alguna parte del cuerpo.

«Ocurre que las lesiones de la compresión generan pequeñas porciones de tejido o detritus celulares que le van a determinar mayor trabajo al riñón, que tiene que expulsarlas. En ese caso el organismo cuenta con poca cantidad de agua para la sobrecarga de solutos y surge la obstrucción de las pequeñas tubuladuras del riñón y puede sobrevenir una precoz insuficiencia renal aguda que agrava la situación y disminuye la supervivencia.

«A esas personas hay que suministrarles líquido y sobre todo bicarbonatado. Les va a ir mejor o peor en dependencia de eso, del número de lesiones de tejidos que tenga y de la capacidad funcional de sus riñones.

«Los que logran sobrevivir diez, 15 días o más, están sobreviviendo porque los traumatismos sufridos no han sido muy graves y porque sus riñones son capaces de ahorrar el agua. Claro, también hace falta que funcionen bien los restantes sistemas.

«Sin comer una persona puede estar muchos más días que sin tomar agua. El no comer no constituye un gran problema, porque el cuerpo de la persona se va comiendo a sí mismo; dicho en sentido figurado, se convierte en un “caníbal” de sí mismo, como si fuera un fenómeno de “autocanibalismo” de superviviencia.

«La persona tiene en el interior de su cuerpo como una especie de almacén de reserva donde acumula grasa, proteína y carbohidratos. Como un mecanismo de defensa de su organismo, va realizando el consumo de sí mismo.

«Quien está equis tiempo en inanición sin comer o en dieta rigurosa, no solo pierde grasa. Pierde también todas las reservas de glucógeno. Sus músculos empiezan a disminuir. Cuando baja de peso es porque está perdiendo masa muscular que él mismo está consumiendo para contrarrestar en lo posible las carencias. Se está alimentando de él mismo, subsiste por su propia reserva. Y de esa acción del organismo se produce cierta cantidad de líquido, lo que no todo el que se necesita.

«A una persona le puede ayudar hasta tomarse su orina. Con ello estabiliza un poco su balance líquido. El Che y sus hombres, por ejemplo, en la campaña guerrillera en Bolivia estuvieron en total —aunque en forma esporádica, no seguida— 38 días sin tomar agua y eso les obligó a ingerir su propia orina, para calmar la sed.

«La persona atrapada en los escombros, como el caso de los haitianos, puede defecar o no, pues no se ingiere comida alguna y se produce el estreñimiento. Pero la clave de todo es el balance o el equilibrio hídrico del organismo.

«En tales circunstancias se desencadenan mecanismos hormonales de autodefensa. El metabolismo trata de compensar la gran agresión que sufre el cuerpo y lo hace mediante un proceso neuro-endocrino.

El «saqueo» de los «almacenes»

«Cuando a una persona se le está acabando la glucosa siente hambre. Entonces se liberan las hormonas hiperglicemiantes que determinan la descarga de glucógeno, y el cuerpo empieza a obtener carbohidratos.

«En otras palabras, la glicemia baja y se elevan las hormonas hiperglicemiantes, que producen la búsqueda de glucosa en otras partes, a partir del “saqueo” de los “almacenes” de glucógeno o glucosa almacenada.

«Cuando ya no hay glucosa, el organismo comienza a buscar energía. Tiene dos opciones: tomarlas de las grasas y también de sus propias proteínas que están en los músculos. «La defensa alimentaria del soldado en la guerra se resume en cápsulas o polvos de amioácidos (proteínas), leche condensada, chocolate —uno de los alimentos que concentra mayor cantidad de energía en menos espacio— y, por supuesto, agua. Son recursos que alimentan mucho y pesan poco.

«Una persona debe consumir normalmente no menos de un litro y medio de agua al día. ¿Usted sabe qué cantidad de saliva producen las glándulas salivares de una persona cada día? Pues precisamente un litro y medio. Si la expulsa, va a tener pérdida, si la traga, no pierde, gana.

«El gran problema del cuerpo de la persona atrapada o encerrada por un derrumbe, sin poder salir, es el agua. En ese caso del atrapamiento o la compresión de una parte del cuerpo, el organismo se está intoxicando más de lo normal, se incrementan las sustancias tóxicas y los detritus celulares en su sangre. A medida que avanza el fallo renal, se va acidificando el organismo, otra complicación.

«Si la persona cayó en un hueco que le impide moverse y salir, pero no ha sido golpeada ni nada, puede durar mucho más, porque no hay producción de detritus celulares en el torrente sanguíneo y los riñones no están obligados a un trabajo forzado.

«Si queda en un lugar con sombra, fresco y no fue golpeado, ni tiene fiebre, pues suda menos y pierde menos agua. Otra cosa sería quedar atrapado al sol, donde hay una pérdida importante de agua por la piel y por la respiración.

«Si está herida o con lesiones que generen pérdida de sangre, con fractura o simplemente con rasguños, esas lesiones pueden infectarse y complicar aún más su situación. Entonces su supervivencia es más breve si no lo rescatan pronto. Si hay infección o sepsis, esto sí conspira contra su vida. Otras desventajas pueden ser la inestabilidad cardíaca, respiratoria, digestiva (por úlceras sangrantes) y la alteración psíquica de la persona, entre otras.

«En fin, en esos casos, lo que puede durar una persona es difícil de decir. Depende de muchos factores individuales. No hay enfermedades, sino enfermos. No hay accidentes, sino accidentados. No hay traumatismos, sino traumatizados. No hay compresión, sino comprimidos.

«La Medicina no es Matemática. No hay una tabla o tarifa que diga cuánto podía durar un haitiano bajo un escombro según tamaño, peso, edad, color de la piel, temperamento, psicología, nivel de musculatura, entrenamiento físico, su presión arterial y sus enfermedades asociadas. Claro, otra cosa es si la persona se quema y si la zona quemada es muy grande y permanece muchos días sin ser atendido y con grave infección.

«Esas personas, si no han sufrido aplastamientos graves de cráneo, de tórax, de abdomen, pueden salir con una insuficiencia renal aguda y entonces ser tratados y salvarse solo por rehidratación. A lo mejor es necesario acudir a un sistema dialítico y recuperar su función renal y el equilibrio del organismo. Y solo si su estado general es muy grave, podría fallecer. No obstante, reconozco que lo de Haití es un ejemplo de resistencia humana y de esfuerzo de nuestros médicos».

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