Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¡Pare, tire el dado y siga manejando!

Conocer las señales del tránsito y el correcto actuar ante estas puede ser cautivante para los pequeños que deseen aprender mientras juegan

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

«El dado arroja seis y cuando tu ficha avanza igual número de casillas, te das cuenta de que el símbolo te remite a una tarjeta. En esta aparece la señal de tránsito Curva Peligrosa, y te advierte que no te apures, pues estás cerca de una, a la derecha, en el sentido de la circulación.

«Los restantes cinco jugadores repiten la misma acción y así, paso a paso, conoces cada una de las 58 señales que forman parte del juego, ya sean informativas, orientadoras, de prohibición o de advertencia.

«Quien llegue primero a la meta gana, y mientras jugó también aprendió más de tránsito y las correctas conductas que deben adoptarse en la vía, algo que debemos conocer desde tempranas edades».

Así explicó Carlos Alejandro Falcó Chang las reglas del juego Educación vial, vendido al público en la recién celebrada Feria Internacional del Libro, en la que se agotó en los primeros días.

Es un tablero de grandes dimensiones y está basado en las reglas elementales de todo juego de mesa. Aunque los tiempos han cambiado y las nuevas tecnologías invaden nuestra vida, aún hay muchos que se sienten motivados a aprender mientras juegan, explica Falcó.

No lo dudo, pues cuando tuve ante mí el juego, pleno de colores y llamativos diseños, no pude dejar de ceder a la tentación de leer minuciosamente sus instrucciones y el contenido de cada tarjeta.

Si a los adultos les resulta atractivo, imagínate a un niño, me dice Falcó. «Ellos sienten curiosidad por saberlo todo, y las señales del tránsito forman parte de nuestra vida; están ahí, las vemos cuando caminamos, y ellos siempre quieren saber».

Reconoce este diseñador gráfico y caricaturista de JR, quien también ha publicado sus obras en Alma Máter, La Jiribilla, Pa’lante y medios de Francia, Japón, Alemania, Holanda, Estados Unidos y Ecuador, que «con la Ley 109, el Código de Seguridad Vial, hay muchos aspectos que debemos conocer en cuanto a las modificaciones, bonificaciones o penalizaciones, y si se quiere tener usuarios de la vía conscientes y disciplinados, es mejor formarlos desde la niñez».

A toda prueba

Primero fue la idea, después su concreción a través de distintos programas de edición gráfica computarizados, luego la propuesta a la Casa Editora Abril, institución que aceptó el proyecto y lo incluyó en sus producciones especiales para la recién celebrada Feria del Libro. Más tarde vino la prueba de fuego.

«Mis jimaguas de nueve años, mi hija de 13 y mi sobrina fueron los primeros jugadores de mi creación, y me sentí complacido al ver que se sentían motivados. Ya podemos aprender a manejar, me decían, y dicen bien, porque conocer las señales del tránsito y la manera de actuar con respecto a estas son los primeros conocimientos que deben tenerse cuando se aspira a obtener una licencia de conducción».

Avanzar cinco pasos, retroceder dos, esperar un turno, retornar a la meta son solo indicaciones del tablero, pero en la vida las consecuencias pueden ser más serias, advierte Falcó.

«La cifras de accidentes de tránsito crecen cada año y los muchachos deben tener conciencia del fenómeno, pues ellos son, por lo general, peatones y en ocasiones pasajeros. Un juego siempre será una buena vía para sembrar en ellos el interés por estos temas, y por eso creo que así contribuimos a elevar la cultura vial.

«La idea puede llevarse a multimedias, animaciones en flash, o a cualquier otro soporte al que los estudiantes puedan acceder, y el mensaje llegará de igual manera; solo hay que ser ingenioso y ponerse en el lugar de un pequeño», acotó Falcó, autor de otras obras de corte didáctico-educativo dirigidas al público infantil.

«Fui un niño privilegiado, porque siempre tuve a mi alcance libros, juegos de mesa, barajas... y ese tipo de entretenimiento me ayudó mucho en mi formación. Hoy tenemos la computadora y esta es una herramienta que se puede emplear eficazmente para la aprehensión de determinados conocimientos».

A Falcó le resulta fácil trabajar para el público infantil, aunque reconoce que es una labor intensa y que exige mucha preparación.

«Cuando diseño un libro para colorear, muy demandados por la población, empleo colores cálidos, figuras geométricas y líneas no muy gruesas, con vistas a lograr imágenes atractivas para ellos. Esa misma idea la asumí cuando diseñé un libro de caligrafía, vendido hace algunos años en pasadas Ferias del Libro y que aspiro vuelva a editarse.

«La caligrafía es una materia muy importante, de la que hay que enamorarse, y nada mejor que asociarle a cada letra, a cada trazo, un dibujo, un color, un juego. Los niños se sienten más motivados y yo satisfecho de haberles ayudado también a estudiar».

A este «niño grande», ilustrador de libros de cuentos infantiles y autor de dos aún inéditos, le queda claro que no puede faltar amor en lo que hace; incluso cuando la idea no es más que un grupo de pensamientos desordenados.

«Tienes que sentirte niño también, pensar en cómo te gustaría saber las cosas, de qué manera quisieras aprenderlas y sobre esa línea trabajar. Temas tan sensibles como el correcto actuar en la vía pueden ser llevados también a los pequeños, con ingeniosidad… ¡Para, te salió cinco en el dado; dime qué señal es esa y después sigue manejando!».

Ante la insuficiente educación vial y la urgencia de estimularla entre niños, adolescentes y jóvenes, iniciativas como estas podrían tener un alcance más allá de los días de la Feria del Libro.

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