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Indagación en la práctica

La formación de los futuros técnicos agrícolas y forestales en la Isla de la Juventud carece de una gestión adecuada y de equipos e instrumentos que la hagan viable

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— El vínculo entre teoría y práctica es un principio de la educación cubana y especialmente de la enseñanza técnico-profesional (ETP), escenario imprescindible para respaldar la sostenibilidad de nuestro modelo económico.

Minimizar o limitar el desarrollo de esa arista en la formación profesional, por ineficiencias en la gestión o demoras en la habilitación de las áreas básicas en los institutos politécnicos, genera lagunas en la calidad de los futuros técnicos, capital humano esencial para el país en el contexto actual.

En la Isla de la Juventud, territorio eminentemente agrícola, existen 1 100 jóvenes matriculados en ese tipo de enseñanza. De ellos 405 alumnos, el 36,8 por ciento, estudian para egresar como técnicos agrícolas, forestales y obreros calificados en el ramo. Sin embargo, no dedican el tiempo necesario a desarrollar sus habilidades en el terreno.

Carlos Silverino Machado, subdirector de la ETP en este Municipio Especial, tras reconocer el problema plantea que trabajan para recuperar y perfeccionar el diseño educacional con los recursos que sustentan la enseñanza, deteriorada por más de 20 años.

A finales de agosto del pasado año, Alexander Manso, director nacional de ETP,  explicó en el espacio radial y televisivo Mesa Redonda que esta enseñanza se ha reconfigurado en el país, con el propósito de hacer coherente la formación con las necesidades que tienen las esferas de la producción y los servicios. En función de ello se diseñó el proceso docente-educativo.

No obstante, a casi seis meses de iniciado el curso escolar en la Isla de la Juventud existen limitaciones que afectan el buen desarrollo de la actividad práctica como vía para consolidar una preparación integral.

De gestiones y otras carencias

Gliserio Luis Arjona López, subdirector docente de Enseñanza Práctica en el Instituto Politécnico Agropecuario Amistad Cuba-Corea, reconoce la falta de condiciones para este tipo de preparación en la escuela.

«Tenemos una situación crítica con los instrumentos de trabajo (machetes, guatacas y arados para la tracción animal, entre otros) que limitan la calidad del trabajo docente, y contamos con solo 0,98 hectárea (ha) alrededor de la escuela, lo que no es suficiente», acota.

JR conoció también que en el centro existe un tractor sin neumáticos ni llantas y con problemas mecánicos; una yunta de bueyes sin arado; un área de práctica que incluye una cochiquera sin cerdos, por no tener aprobado el convenio con la empresa porcina, y un espacio que espera la entrada de gallinas, pero no tiene montada la tecnología…

Se comprobó además que, a pesar de que no resulta suficiente, la tierra está distribuida en frutales, organopónico, estación de compost y lombricultura, huerto intensivo, muestrario de pasto y plantas medicinales. «Aunque tenemos montado un sistema de rotación, la elevada matrícula dificulta la entrada de los alumnos a esas áreas», explica Arjona.

En el centro se forman jóvenes en 14 especialidades, incluidos obreros calificados en la rama agropecuaria. Funcionan de manera oficial cuatro aulas anexas a tiempo completo y 21 a tiempo parcial.

«Pasamos mucho trabajo para trasladarnos», expresa Rolando Acuña Castillo, estudiante de Veterinaria de primer año, quien dice sentirse insatisfecho.

Si se parte del hecho de que en la Isla de la Juventud existe un programa de desarrollo integral, en cuyos resultados para el período 2010-2020 participan los sectores vinculados al sector agropecuario, las dificultades aquí enunciadas provocan varias interrogantes sobre la gestión institucional.

Se supone que contar con esa proyección estratégica de desarrollo le imprima una mayor prioridad a este tipo de enseñanza. Otro elemento obra a favor de la misma: desde 1999 existe un convenio entre los ministerios de Educación y de Agricultura que pauta las diferentes modalidades en que se puede aplicar el principio de vinculación estudio-trabajo en los institutos politécnicos agropecuarios (IPA) y demás centros internos subordinados al sistema nacional de educación, así como lo relativo al autoabastecimiento de esos planteles.

¿Cómo es posible entonces que, casi seis meses después de iniciarse el curso escolar, todavía graviten las dificultades antes mencionadas, cuyas soluciones están previstas en dicho convenio?

Silverino Machado aclara que después del paso del huracán Gustav (2008), toda la infraestructura se devastó y en menos de cinco años este politécnico se mudó tres veces de sede. «Eso atenta contra cualquier proceso de organización; ahora la estamos recuperando», explica.

Secuelas

Según Silverino Machado, la actividad práctica como complemento vital para la enseñanza técnico-profesional en la Isla de la Juventud precisa, además de organización y mejor gestión de los recursos, profundizar en la capacitación de los trabajadores que asumen la docencia, porque aún no dominan todas las herramientas metodológicas necesarias.

«Preparamos a los docentes con el apoyo de la Universidad, ya que tenemos un alto porcentaje sin categoría idónea y otros son muy noveles. También capacitamos en el orden pedagógico y metodológico a las personas que están al frente de las aulas anexas, donde se deben consolidar las habilidades», dice.

Sin embargo, para Ariel Ernesto Escalona Maricí, de primer año de Agronomía, «sería más motivante que tuviéramos los instrumentos y equipos en la escuela; así llegaríamos mejor preparados a enfrentar la realidad en el terreno».

Jorge Amaury Sesé Pérez, de tercer año en Veterinaria, confiesa que «en las prácticas aprendemos, pero no estamos el tiempo suficiente. Tenemos que ir a las aulas anexas por nuestros propios medios; no todos vivimos cerca y como tampoco nos dan almuerzo, debemos virar temprano. En la escuela no tenemos los animales para aprender», apuntó.

Martha Ferrer Queralta, jefa del departamento de Producción Vegetal del centro docente, admitió que presentan problemas con la bibliografía especializada y la que existe no está actualizada. Eso atenta contra la calidad del proceso de enseñanza, tanto en la teoría como en la práctica», comenta.

Por su parte, Balvino Montero Castillo, al frente del departamento de Producción Animal en la escuela, subraya la urgencia de nutrir el claustro con especialistas que tributen conocimientos y experiencia al proceso de formación, sobre todo en las áreas de mayor interés económico para el territorio, como la veterinaria, la ganadería y la agricultura.

Ángel Leonardo Martínez Rivera y Adriano Muñoz Delgado, de tercer año de Agronomía, procedentes de familias productoras y con motivación por la carrera, coinciden en señalar que las horas que dedican a la práctica son pocas. «Queremos aprender más, para ayudar a la producción de nuestras familias y del territorio», dijeron.

Y Denisse Cobas Vienz, de tercer año de Agronomía, no acaba de ver concretado su sueño de investigadora, al no contar el centro con un laboratorio. «Me gusta mucho investigar y en la escuela se está construyendo uno hace años; el tiempo que le dedico a esta actividad es poco cuando visitamos el de suelos, en Nueva Gerona», manifiesta.

Mirada microscópica

Niurkis Durive Harriette, licenciada en Servicios Farmacéuticos y Plantas Medicinales, fue llamada en 2008 a integrar el grupo agropecuario de Educación. «Existía entonces un laboratorio en el campamento agrícola La 60, donde se producía medicina natural en forma de jarabes, extractos, tinturas, cremas...

«Ese mismo año pasó por la Isla de la Juventud el huracán Gustav y destruyó esa instalación hasta los cimientos. Entonces se trasladó al IPA, que en ese momento estaba ubicado en otro lugar, donde se enseñaba a los futuros técnicos agropecuarios a extraer esencias de las plantas medicinales y su elaboración en el laboratorio, pero en el curso siguiente (2009-2010), la escuela se trasladó de nuevo.

«Aquí no existía la infraestructura para el laboratorio y se empieza a construir, fase que aún, cuatro años después, no se concluye. Ya están las divisiones de los cubículos, pero no está terminado ni listo para su uso, realidad que afecta a los estudiantes, quienes no tienen la oportunidad de aprender esta actividad en la escuela», comenta a JR.

La especialista enumera entre las causas fundamentales del atraso la inestabilidad de los constructores, escasez de materiales y falta de gestión institucional. Señala además que la escuela tiene su jardín de plantas medicinales como está indicado, «por lo que la materia prima está garantizada; solo falta la instalación del laboratorio para que los alumnos aprendan todo el ciclo productivo, desde la siembra hasta la extracción de la esencia, elaboración del producto y su uso en animales y plantas».

Las inversiones, reparaciones y remodelaciones, explica Silverino Machado, se acometen con la brigada de mantenimiento del sistema de educación. «No contamos —expresa— con personal especializado en tareas de la construcción y son los mismos hombres que garantizan la parte civil de los centros escolares del territorio».

Asegura que continúan trabajando para recuperar las áreas especializadas, profundizar la labor en las aulas anexas, actualizar los convenios con las empresas y servicios, instrumentar un nuevo modelo de gestión para la calidad de la enseñanza práctica en las escuelas y en la preparación de la familia, con el objetivo de que influya positivamente en la educación de sus hijos.

Sin embargo, Roberto Orozco, subdelegado de Desarrollo en la delegación territorial de la Agricultura en este Municipio Especial, considera que han existido problemas de comunicación entre las partes y reiteró que el sector está en condiciones de contribuir a resolver esta situación. Su opinión refuerza la creencia de que no basta con soñar; también es necesario que todas las partes actúen mancomunada y coordinadamente.

Mientras tanto, la realidad exige una respuesta más ágil, que sincronice la teoría con la práctica, en aras de formar egresados de la ETP con la calidad óptima y a tono con las necesidades del Programa de Desarrollo Integral previsto para la Isla de la Juventud.

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