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Reconocerse y sentirse en derecho

Nadie podría negar que a partir de 1959 los sectores juveniles no solo se vieron masivamente implicados en las transformaciones que ha vivido el país, sino que disfrutan de amplias garantías, sociales, económicas y políticas. Acerca del tema nuestro diario conversó con Yuniasky Crespo Baquero, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC

Autor:

Yuniel Labacena Romero

La Revolución desde sus inicios hizo de la formación y protección de las nuevas generaciones una auténtica prioridad, que ha ido perfilándose en la medida en que se acentuó el proceso de institucionalización, que desembocó en una Constitución y un Estado socialistas.

Con independencia de las limitaciones nadie podría negar que a partir de 1959 los sectores juveniles no solo se vieron masivamente implicados en las radicales transformaciones que ha vivido el país, sino que disfrutan amplias garantías, a partir de programas y proyectos que aseguran su acceso a la toma de decisiones, la educación, el empleo, la cultura y otros.

De ello da fe Yuniasky Crespo Baquero, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), quien en diálogo con este diario señaló que las opciones de educación gratuita para todos los niveles de enseñanza y el acceso a un sistema de salud son los derechos que más reconocen los jóvenes como garantía plena en Cuba, por ser los más visibles tanto para ellos como para la población en general, aunque estos no son, de ninguna manera, los únicos.

«A partir de estos existen otros que, en mayor o menor medida, son apreciados en diferentes segmentos del ámbito juvenil: el acceso al empleo, la seguridad social y la participación en los diferentes órganos de dirección electivos y políticos, tanto en el universo estudiantil como en los mecanismos de gobierno en el país. En este último aspecto, vale destacar, por ejemplo, que del total de nuestros diputados a la Asamblea Nacional, el 18 por ciento son jóvenes de hasta 25 años, y lo son también el 15 por ciento de los delegados de circunscripción».

—¿Qué oportunidades de participación en la vida política del país existen para la juventud? ¿Cuál es su efectividad?

—Tal como refería anteriormente, la participación de los jóvenes en los mecanismos de toma de decisiones que están estructurados en nuestra vida política es uno de sus derechos. Este proceso se inicia en la enseñanza primaria y se hace extensivo a lo largo de los estudios de los jóvenes, etapa en la cual forman parte de tres organizaciones estudiantiles: Organización de Pioneros José Martí (OPJM) y las federaciones de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y Estudiantil Universitaria (FEU).

«Al integrar estas agrupaciones disfrutan de la posibilidad democrática de elegir y ser elegidos para ocupar cargos de dirección y asumir responsabilidades activas en los consejos de dirección en distintas instancias, representar los intereses de sus compañeros y emitir criterios que en la mayoría de los casos son tenidos en cuenta.

«Es vital destacar que estas organizaciones desempeñan un rol muy activo en la sociedad y con sistematicidad efectúan procesos que culminan en el desarrollo de congresos, en los cuales sus miembros son escuchados y atendidas sus propuestas por la máxima dirección del país, lo cual es un impulso a esa participación en la vida política de la nación.

«Todo esto ha permitido que el grado de madurez política y cívica de la juventud se fortalezca y sean tenidos en cuenta los jóvenes para misiones muy importantes. Expresión de ello fue lo ocurrido en abril de este año, durante las elecciones para delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, cuando unos 20 000 estudiantes de la FEU fungieron como observadores del proceso, como mismo lo hacen ahora en las asamblea de rendición de cuenta del delegado a sus electores.

«Se debe destacar que todo esto es un preámbulo para las oportunidades que luego tiene la juventud de incorporarse a otros mecanismos de dirección, tanto institucional como en los órganos de gobierno».

—¿En qué medida la UJC, cumpliendo con un mandato constitucional, vela por el disfrute de los derechos, no solo de sus miembros, sino también del resto del universo juvenil?

—Dentro de las prioridades de trabajo de la UJC está el cómo hacer más efectivo ese mandato constitucional, lo que significa implicarnos más en los proyectos y aspiraciones de los jóvenes, en sus inquietudes e insatisfacciones. En el recién finalizado X Congreso de la organización esa fue una de las líneas a la que prestamos mayor atención, y el tercero de los 59 acuerdos que se derivaron de este está vinculado con el tema.

«Este acuerdo establece la necesidad de perfeccionar el sistema para la atención a los planteamientos y preocupaciones de los jóvenes, desde la base hasta el nivel nacional, que asegure una mayor efectividad en la gestión que realiza la organización. La propuesta estuvo motivada por nuestro permanente interés de encauzar las insatisfacciones de los jóvenes en materia de empleo, recreación, continuidad de estudios y, de manera general, sus proyectos de vida futura, comprometidos con el desarrollo del país».

—¿Cómo se promueve desde las organizaciones estudiantiles y movimientos juveniles el disfrute de esos derechos? ¿En qué medida el sector no estatal se ha beneficiado?

—Existen elementos que dan respuesta a esta interrogante, algunos ya los enunciamos antes, cuando referimos la participación en los mecanismos electivos y de dirección de las organizaciones estudiantiles, lo cual se hace también extensivo a los movimientos juveniles. Ahora bien, es importante que se conozca que un componente prioritario dentro de los Estatutos de estas organizaciones y movimientos está encaminado a representar los intereses de sus miembros, a dotarlos de mecanismos que posibiliten canalizar ante las instituciones y ministerios sus inquietudes, sus demandas y sus propuestas.

«Es importante lo que se pregunta sobre los jóvenes del sector no estatal, pues la UJC tiene igual encargo con ellos como integrantes activos de la sociedad. En esa dirección hemos dado pasos, tanto con aquellos que ya han conformado organizaciones de base como militantes, como con el resto que no lo son y hacen su valioso aporte a la economía. En el X Congreso dos de sus 59 acuerdos subrayan nuestra preocupación por atenderlos y velar por sus oportunidades de superación y desarrollo.

«Ellos forman parte de nuestra cotidianeidad y nos deben acompañar en cada espacio. Por solo citar dos ejemplos, recuerdo que al XVIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, desarrollado en Ecuador en 2013, asistieron tres trabajadores por cuenta propia, uno de ellos delegado directo a ese evento, y más recientemente, en nuestro Congreso, participaron cinco, de los cuales uno representa a ese sector en el Comité Nacional electo en la cita».

—A pesar de los logros, existe una parte de la juventud que no los valora, en su justa dimensión. ¿Qué se hace desde la UJC para que los jóvenes identifiquen la importancia y alcance de esos beneficios?

—Es un fenómeno real que ha venido sucediendo generación tras generación. No siempre logramos que todos los jóvenes tengan un patrón de comparación válido que les permita, conociendo la realidad del movimiento estudiantil y juvenil en el mundo, sus carencias y luchas, valorar lo alcanzado por la Revolución en materia de protección y derechos de la juventud.

«Lógicamente, eso hace que las insatisfacciones que sabemos existen en determinados temas, alcancen para ese sector de la juventud una jerarquía mayor sobre los beneficios que el sistema social socialista asegura para la formación profesional y humana de la mayoría de los jóvenes.

«Ante esto tenemos el reto de un diálogo directo y con argumentos en los espacios estudiantiles y laborales. Nos toca insistir en que se lea, se estudie y se conozca lo hecho en nuestro país y las garantías puestas a nuestra disposición, esas que todavía son un sueño para las comunidades universitarias o juveniles de la propia América Latina.

«También es real que, en ocasiones, los ministerios e instituciones tienen políticas públicas encaminadas a beneficiar a los jóvenes que no se conocen lo suficiente, no están bien visibilizadas ni adecuadamente divulgadas, y ello genera insatisfacciones innecesarias. Es algo que no podemos lograr con discursos vacíos, ni con simples consignas, tenemos que buscar los argumentos, sentarnos a escuchar las inquietudes y debatir con transparencia, empleando los medios audiovisuales en ese empeño».

—¿Podemos estar totalmente satisfechos con las formas en que esos derechos se llevan a vías de hecho? ¿Habría que conquistar otros?

—Justamente en materia de esos derechos la Revolución se propuso desde sus inicios conquistar todos aquellos que significaran beneficios para el pueblo. Luego la propia realidad, matizada por múltiples limitaciones, no ha permitido que en todos se pudieran alcanzar iguales resultados, y hoy existe mayor satisfacción en algunos y se demanda mayor avance en otros. De estos últimos, dentro del universo juvenil hemos identificado en el contexto actual la vivienda, la recreación, el uso de las nuevas tecnologías y el salario.

«La satisfacción completa no es real, supondría que ya terminamos el trabajo y podemos irnos a descansar, y no hay nada más alejado de esa realidad en estos días. De ser así no habríamos suscitado los debates en todo el país como parte del proceso orgánico del X Congreso y que arrojaron miles de propuestas e insatisfacciones, que se enfocaron básicamente en mejorar los derechos ya conquistados».

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