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¡Qué gran privilegio!

Por Santa Clara pasó, en mayo de 1953, cuando fue a visitar a su entrañable hermano de luchas Abel Santamaría y su familia en Encrucijada

Autor:

Nelson García Santos

SANTA CLARA, Villa Clara.-En este momento renace intensamente ese vínculo proverbial que tuvo Fidel con la geografía villaclareña y su gente a partir de los años 50 del pasado siglo, cuando enfrentaba los desmanes del régimen corrupto del presidente Prío Socarrás.

Esa particularidad forjó una relación sentimental, especial, que se expresa con un sano orgullo por haberlo tenido acá en tantísimos lugares, avizorando y hablando de futuras realizaciones que, en ese momento, parecían sueños.

Por estos días de homenaje, en el que le decimos “Hasta la victoria siempre”, muchísimos recuerdan aquellos memorables acontecimientos, incluido los juegos de baloncesto con estudiantes de la escuela al campo en el Valle del Yabú, en los cuales se le veía muy contento.

Pero esta historia comenzó con un combate. Cristalizó, a sus 24 años, en 1950, exactamente el 14 de diciembre cuando asumió su autodefensa, por vez primera, ante el Tribunal de Urgencia de Las Villas. Lo acusaron de provocar disturbios en la ciudad de Cienfuegos.

Para sorpresa de todos dejó prácticamente a un lado los cargos contra su persona para argumentar abiertamente sobre la falta de garantías constitucionales, los atropellos del régimen, la política corrupta de Prío Socarrás, la malversación y otros males que sufría Cuba. No les quedó más remedio que absolver a los acusados por entender que no se había probado el delito.

Por aquí pasó, en mayo de 1953, cuando fue a visitar a su entrañable hermano de luchas Abel Santamaría y su familia en Encrucijada. Luego, ese mismo año, camino a Santiago de Cuba, el 25 de julio, se detiene aquí porque se le rompieron sus espejuelos. Fue a la Óptica López, en la calle Cuba, entre Eduardo Machado y Parque, donde se los confeccionaron.

Tras el triunfo de la Revolución resultó memorable aquel recibimiento en esta ciudad y después inició, de manera más frecuente, sus visitas a la provincia. Aquí se le vio en el Escambray durante la lucha contra bandidos; posteriormente promovió el desarrollo de esa zona a la que acudió reiteradamente.

Y, quizás, el ejemplo más palpable de esa empatía entre Fidel y los villaclareños se dio el 30 de septiembre de 1996 cuando, apenas en unas horas, miles de villaclareños acudieron a la plaza Ernesto Che Guevara para escucharlo.

El líder de la Revolución calificó ese acontecimiento como fecha histórica que «me unirá eternamente en el recuerdo a esta ciudad y a ustedes, que nos colma de orgullo a todos nosotros, que nos llena de confianza y de fuerza».

En realidad fue el Comandante Invicto quien nos colmó de orgullo a todos. ¡Qué gran privilegio!

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