Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Explotar de vida

En India se ha logrado la cuarentena de mayor magnitud en el orbe. Cerca de su capital, Nueva Delhi, una joven cubana vive esa experiencia  

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

Hace pocos días, mientras veía un documental sobre la India, captó mi atención una frase que calificaba a ese país como un lugar que «explota de vida». Y no podía ser de otro modo en la patria de unos 1 300 millones de habitantes, con una impresionante biodiversidad, además.

La empresa cinematográfica Bollywood y otros referentes han hecho lo suyo para que nuestro pueblo maneje más elementos sobre la cultura y desarrollo de esta emergente potencia mundial, más allá de la paradójica e inteligente «rebelión pacífica» de Ghandi, el encantamiento de serpientes o el Taj Mahal.

En el otro Gigante Asiático, vasto en extensión geográfica y con permeabilidad por sus fronteras, la pandemia ha desencadenado la cuarentena de mayor magnitud en el orbe, de la que participan personas de numerosas nacionalidades a quienes sorprendió mientras estudiaban o trabajaban en esa región del Indostán.

Una joven cubana, Lizandra Parra, máster en Ingeniería Industrial, muy activa en Facebook en estas semanas, escribe desde una ciudad cercana a la metrópolis de Nueva Delhi, a la cual arribó a través del programa de Becas de Cooperación Técnica y Económica (ITEC), que financia el Gobierno de ese país, específicamente para un curso sobre iniciativa empresarial dirigido a formadores/promotores de pequeñas empresas y emprendimientos.

Como especialista comercial del Centro de Información y Gestión Tecnológica (CIGET) de Holguín, esos estudios la benefician en su formación profesional: «Fui por un período de dos meses, iniciando el programa de entrenamiento en la primera semana de febrero, pero dado el cierre del aeropuerto a causa de la COVID-19 se ha extendido mi estadía».

—¿En qué ciudad has hecho estancia y cuáles sitios te han impresionado más?

-Me encuentro en Noida, localidad satélite de Nueva Delhi, a solo 30 minutos. Básicamente no me he movido de la capital india, donde he visitado enclaves turísticos, patrimoniales e históricos, como el museo de Indira Gandhi, la tumba de Mahatma Gandhi, la Puerta de la India, el Templo del Loto, el monumento de Qutab Minar o el complejo de templos de Akshardham, lo que me hizo entender que la riqueza de India no es solamente el Taj Mahal. Existen otros deslumbrantes sitios y templos con arquitecturas impresionantes, ruinas y fortalezas que forman parte del patrimonio de la humanidad.

«Este es un país muy difícil de describir en pocas líneas; hay que vivir su día a día, departir con sus habitantes, saborear sus comidas bien sazonadas y picantes en la mayoría de los casos, y sus olores, desde los más dulces hasta los más hediondos. Observar su fervor religioso, su cultura espiritual. Sentir esa experiencia cambia por completo tu forma de pensar y ver la vida. Habrá un antes y un después de la India para mí».

Una avenida desierta, otrora identificada por su frenético tráfico vehicular. Foto: Cortesía de la entrevistada

—¿Qué aspectos de esta cultura milenaria te han impactado?

—Su diversidad religiosa, sus costumbres al vestir, comportarse, el uso de las especias, el ruido constante del claxon de carros y tuc tucs (medio de transporte muy común y barato acá). Las vacas sagradas en medio de las calles, paseando y conviviendo con transeúntes y vehículos, y el tránsito caótico, donde se violan todas las leyes razonables. Pero también el carácter servicial de su gente, su alegría y carisma, la forma en la que celebran las bodas, su regocijo y los rituales singulares.

—¿Cuáles son tus experiencias ante la decretada cuarentena allá?

—Al inicio fue un poco impresionante, ya que se anunció que arrancaría en menos de 72 horas (el 25 de marzo), motivo por el cual no pude regresar a Cuba, al igual que miles de extranjeros que quedaron varados, incluso migrantes nativos que trabajaban lejos de sus hogares.

«Tocó entonces adaptarse a los tiempos. Cada país ha adoptado su forma particular de enfrentar la enfermedad, y esta fue la que encontró India. Apreciándolo con un ángulo global, a mi juicio lo va haciendo de una manera aceptable, según sus posibilidades».

—Tienes compañeros de beca de diversas nacionalidades. Háblame de esas relaciones…

—El intercambio ha sido enriquecedor porque me he relacionado con personas de más de 20 países y he conocido sobre sus culturas y estilos de vida. Hemos compartido momentos difíciles, pero nos damos ánimo ante esta situación, y con la convivencia ya somos una familia.

«Durante las despedidas, cuando logran partir hacia sus países, tenemos sentimientos encontrados: felices por el regreso a sus hogares, junto a sus familias, y tristes por la sensación que provoca la idea de que quizá no nos volvamos a ver».

—¿Cómo has adecuado tu rutina en plena pandemia?

—He tratado de crear un programa que me mantenga lo más ocupada posible para sentir que el tiempo transcurre rápidamente. Luego de desayunar accedo a redes sociales y diferentes páginas web para mantenerme informada sobre Cuba, la India y el resto del mundo.

«Más tarde dedico media hora a la meditación, técnica que he comenzado a asumir aquí y que me ha ayudado a la relajación y tranquilidad mental, además de mantener el sistema inmunológico elevado, fundamental en estos momentos.

«Leo, realizo teletrabajo y en la tarde practico ejercicios y yoga en la azotea del hotel donde me alojo. Aprovecho las puestas de Sol y de vez en cuando las capturo en fotos. En las noches, tras la cena, jugamos al ping-pong (tenis de mesa), deporte que me ha atraído desde la escuela primaria, o nos entretenemos con juegos de mesa, como cartas y dados.

«Hablo con mi familia, gracias a la tecnología, principalmente con mi niño y mi mamá, e igualmente con amigos. También me comunico con ex compañeros del mismo curso que se preocupan y están al tanto de nosotros.

«Desde la detección en este país de los primeros casos del nuevo coronavirus, acentuamos las medidas de autoprotección: uso de mascarillas, lavado frecuente de las manos y distanciamiento social».  

—¿Has establecido contacto con la Embajada nuestra o con otros cubanos que permanecen en la India?

—Sí, tanto con la Embajada india en Cuba como con la cubana aquí. En un primer momento se hizo el intento de cambiar los boletos de avión con premura, una vez conocida la noticia del cierre en tan corto plazo, pero las gestiones no tuvieron éxito.

«Ahora sólo están permitiendo el ingreso de vuelos humanitarios, pero dado que somos un número muy reducido de cubanos acá (alrededor de 19), esta alternativa es muy difícil que se lleve a cabo, por lo que esperamos a que el Gobierno indio reabra los aeropuertos completamente, lo cual depende del comportamiento de la pandemia.

«Ambas embajadas están atentas ante cualquier situación que se nos pueda presentar y nos mantenemos comunicados prácticamente cada semana. Gracias a la representación diplomática cubana obtuvimos los contactos de cuatro cubanos más que están en otros institutos bajo el mismo programa de beca, e intercambiamos experiencias en un grupo de Whatsapp, siempre actualizándonos y dándonos apoyo».

Llamadas telefónicas, mensajes de voz y texto se cruzan entre Noida y Holguín. Lizandra extraña a los suyos, sus fotos desde la Loma de la Cruz, y hasta a los bicitaxis, suerte de homólogos de los tuc tucs.

Una inminente tempestad del mayo caribeño apresura nuestro diálogo. Ella me envía imágenes de una avenida desierta, otrora identificada por su frenético tráfico vehicular. Regresará ducha en iniciativa empresarial, no lo dudo, pero los meses en el segundo país más poblado del mundo, el del refugio del tigre y la pasión por el críquet, la harán explotar de vida cuando pise tierra criolla nuevamente.

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