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Memesidad

Del éxito de la comparecencia quedarán como fieles testigos los susodichos memes, que no pasaron de ser reflejo de la animosidad, el rencor, el resentimiento, el odio y la impotencia de quienes nos adversan

Autor:

René Tamayo León

Tratar de hacer chanzas sobre el plano cartesiano que el ingeniero Miguel Díaz-Canel Bermúdez trazó a mano alzada cuando conversaba en un programa televisivo —que por demás le quedó tan bien como a cualquier profesor de física o matemáticas en una clase— es lo más ridículo que he visto por estos días.

Los memes que los enemigos de la Revolución Cubana (unos son ideológica y políticamente contrarios, pero la mayoría mercenarios, asalariados) colocaron en las redes sociales fueron un rotundo fracaso, además de que ninguno resultó simpático.

Terminaron siendo un fiasco como expresión burlesca (en otras ocasiones resultan hilarantes, independientemente de la postura de cada quien), pero un claro reflejo de que la enjundiosa Mesa Redonda del pasado jueves les dolió hasta el tuétano. Por lo que se dijo y por quienes lo dijeron.

Del éxito de la comparecencia quedarán como fieles testigos los susodichos memes, que no pasaron de ser reflejo de la animosidad, el rencor, el resentimiento, el odio y la impotencia de quienes nos adversan.

El programa fue una muestra del talante de estadistas y el buen decir de las dos figuras principales del ejecutivo nacional, el Presidente de la República y el Primer Ministro.

Es un lujo para cualquier país tener en la dirigencia a personas así. El primero lo ha venido demostrando desde hace poco más de dos años, desde que asumió el cargo; y el segundo, aunque de investidura más reciente, también.

En mi criterio muy mío: la manera en que se condujeron Díaz-Canel y Manuel Marrero Cruz en la más reciente Mesa Redonda fue una nueva e incontestable reafirmación de que la continuidad en los más importantes cargos estatales de la Revolución está garantizada. Y al que le duela, que haga pucheros.

El gráfico de eje XY hecho por el Presidente para explicarse mejor ante el pueblo sobre el comportamiento y enfrentamiento a la COVID-19 constituye, a la par —como me comentaba un joven colega—, la historia de Cuba en el año 2020.

La pandemia es una historia de dolor, miedo, pérdida y duelo, pero también de victoria, de cómo a pesar de la crisis económica mundial, de la agudización del bloqueo y de problemas estructurales propios que no hemos podido solucionar, la nación ha sabido apañárselas para mantener a raya el SARS-CoV-2. Ha sido desde nuestra idiosincrasia y sacrificio de siempre, y desde las ciencias, médicas, farmacéuticas, y otras.

***

La Mesa Redonda del jueves 8 de octubre fue una emisión especial de información del Gobierno al pueblo sobre importantes temas de la actualidad nacional. El Presidente de la República y el Primer Ministro abordaron los tres frentes de trabajo que hoy movilizan a la nación.

Uno es el enfrentamiento a la pandemia; el otro, la resistencia al bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de EE. UU. contra el pueblo cubano, y su denuncia; y el tercero, la Estrategia Económica y Social, que concentra, de manera sintética, la implementación de los acuerdos de los más recientes congresos del Partido Comunista de Cuba que aún están pendientes o a medio hacer.

El Presidente Díaz-Canel ha declarado que tres son los pilares de la gestión de Gobierno: la ciencia e innovación, la informatización, y la comunicación social. Su más reciente comparecencia en vivo y en directo ante el pueblo fue un ejercicio ejemplar de gobierno, y donde se demostró la coincidencia de estos tres preceptos en el hacer del país.

Aquí, sin embargo, el redactor quiere poner énfasis en el pilar de «la comunicación social», del que es parte intrínseca el periodismo. El programa televisivo fue un ejercicio ejemplar de transparencia por parte del Jefe de Estado y el Jefe de Gobierno.

La transparencia es uno de los conceptos más demandados por los medios de prensa. Un ejemplo más que elocuente de ella lo tuvimos cuando Díaz-Canel explicó la cuestión de la unificación monetaria y cambiaria: la Tarea Ordenamiento.

De forma resumida, dijo lo que había que decir sobre el asunto y quería saber la población. Fue una lección moderna de cómo se desata un nudo gordiano: «de un machetazo».

Reitero: Lo dijo todo, excepto la fecha en que va a ocurrir (el esquivo y casi mítico «Día Cero») y la tasa de cambio a aplicar (hay cosas del dinero que no las dice nadie, ni la Reserva Federal de EE. UU. ni el Banco Nacional de Tuvalu).

Más detalles de la Tarea Ordenamiento se explicarán en los días por venir, según indicó el Presidente a sus ministros, en especial y de forma directa al vicepremier Alejandro Gil Fernández, titular de Economía y Planificación, quien, como he dicho en otras ocasiones, ha asumido magistralmente la vocería de los asuntos económicos del Ejecutivo.

No obstante, y para empezar a darle seguimiento en JR al asunto y a otras cosas dichas en la Mesa Redonda del jueves pasado, retomo algunos conceptos explicados por el Presidente:

— La Tarea Ordenamiento está en un momento superior, con definiciones claras de cuáles son sus principales componentes.

— Se trabaja en la capacitación de las personas involucradas en ella y en crear las condiciones en todos los ámbitos para su implementación.

— Cuando se vaya a su implementación se le informará oportunamente a la población cómo se llevará a cabo.

— La unificación monetaria y cambiaria no es la solución mágica de los problemas económicos y financieros del país, pero debe conducir a la elevación de la productividad del trabajo y a un desempeño más eficiente de las fuerzas productivas.

— La Tarea incluye la unificación monetaria y cambiaria, una reforma salarial y de pensiones, una reforma de precios, y la supresión parcial de subsidios indebidos.

— Se le brindará ayuda a las personas que queden en situación de vulnerabilidad debido a las medidas que concibe la Tarea. Nadie quedará desamparado.

— Se preservan las conquistas fundamentales de la Revolución consagradas en la Constitución de la República, como la salud y la educación, gratuitas.

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Termino el comentario volviendo al inicio, a los memes.

La Real Academia de la Lengua explica la palabra de esta manera: «Del ingl. meme, palabra acuñada en 1976 por R. Dawkins, biólogo inglés, sobre el modelo de gene ‘gen’ y a partir del gr. μίμημα mímēma ‘cosa que se imita’.

«1. m. Rasgo cultural o de conducta que se transmite por imitación de persona a persona o de generación en generación.

«2. m. Imagen, video o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet».

Es un recurso que se está enseñando y empleando muy bien —debemos reconocerlo— por los laboratorios ideológicos y el Grupo de Tarea creado y financiado por el Gobierno de EE. UU., como parte de las campañas para subvertir el orden político y social en Cuba.

Constituye uno de los elementos que el «sicariato digital» (denominación que le oí decir a un diplomático) más emplea y aúpa para el descrédito de la Revolución —de su ejemplo y legado— y en pos del linchamiento mediático de sus principales dirigentes, además de otros líderes de opinión, sean del sector que sean, que se pronuncien a favor de Cuba.

No obstante, tomando en cuenta la «publicidad» gratis que le dieron los memes de la contrarrevolución al plano cartesiano de Díaz-Canel sobre la COVID-19, le sugiero al autor subastar la obra en MLC, y con las ganancias comprar equipamiento para un laboratorio de PCR para alguna localidad del país.

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