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Pablo Odén: pastor y patriota que amó a Cuba

Pablo Odén se desempeñó como una de las figuras más grandes del ecumenismo cubano y no solo en el ámbito eclesial, sino en el social y patriótico, atestigua el Reverendo Joel Ortega Dopico

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— «Pablo Odén fue una persona fiel a aquellas cosas en las que creyó, fiel a Dios, a su pueblo, fiel a la Revolución que él quiso y por la cual también estaba dispuesto a darlo todo. Por eso, digo que su cualidad más relevante fue la fidelidad», subrayó aquí a la prensa el Reverendo Joel Ortega Dopico.

El también Secretario Ejecutivo del Consejo de Iglesias de Cuba señaló que fue «un maestro, un pastor y un patriota, amigo, compañero, un hombre siempre dispuesto a servir, que nunca tuvo miedo a ninguna situación, a ningún escenario difícil, a plantear su verdad y sus convicciones siempre, con firmeza, fuera quien fuera su oponente, siempre con respeto y con dominio de lo cual él estaba hablando, fue un hombre que no claudicaba.

«Se desempeñó como una de las figuras más grandes del ecumenismo cubano y no solo en el ámbito eclesial, sino en el social y patriótico», afirma el Pastor de la Iglesia Presbiteriana de Varadero, quien considera que Pablo Odén Marichal fue una persona que entendió muy bien cuál era su misión como parte de este pueblo, que tanto le ama y le quiere.

Ortega Dopico resaltó la «trayectoria muy valiosa para todos nosotros» que tuvo el Reverendo, quien participó en hitos como la celebración ecuménica cubana y dirigió a un grupo de hermanos que prepararon esa conmemoración, cuya cúspide fue la gran celebración evangélica en la Plaza de la Revolución, donde estuvo presente el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

«Habría que hablar de Odén en el regreso del niño Elián, en la sensibilidad que él tuvo al liderar junto a nuestro pueblo esta batalla, todo el plan de la visita de las abuelas, todo coordinado con el Consejo de Iglesias de Estados Unidos. Y en la fundación de la Plataforma Interreligiosa Cubana, y toda la lucha por el regreso de los Cinco».

Resaltó la labor pastoral de Odén Marichal, quien nunca dejó de ser pastor. «Un hombre con una sensibilidad inmensa, profesor, autodidacta, un hombre con muchos conocimientos, que influyó decisivamente en los diálogos entre la iglesia y el Estado, entre marxistas y cristianos revolucionarios; en los diálogos con Fidel, y en todas las transformaciones que se desarrollaron en Cuba a partir de los años 1990 para la amplitud de la libertad religiosa y de la participación social de los creyentes.

«Conozco a Odén desde mi niñez y mi adolescencia, fue un patriota que amaba a Cuba», resumió Ortega Dopico.

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