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Sin papeles, pero con el corazón

Los 376 jóvenes matanceros egresados de Ciencias Médicas ya están incorporados al servicio activo en la provincia

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— Son 376 jóvenes que concluyeron el sexto año de Ciencias Médicas en condiciones excepcionales y sin tomar vacaciones o esperar los trámites acostumbrados para tener sus títulos, ya firmaron sus contratos laborales en diversas instituciones de los trece municipios matanceros.

Todos estuvieron de acuerdo con adelantar su incorporación para reforzar el servicio médico durante la compleja situación que vive la provincia por el cuarto rebrote de la COVID-19, agravado por la circulación de la variante Delta.

«Hay que acompañarlos y atenderlos bien; porque sintetizan la grandeza de nuestra juventud», subrayó en reciente visita el miembro del Buró Político del Partido y Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.

Este diario tuvo la oportunidad de conversar con un grupo de graduados de Medicina, quienes coincidieron en la pertinencia de esa decisión, teniendo en cuenta la imperiosa necesidad de más fuerza especializada en la provincia.

La joven Maivet Oliva Báez, de 24 años y natural del consejo popular Pueblo Nuevo, en la ciudad de Matanzas, recuerda que su familia se sorprendió un poco cuando los mandaron a trabajar a los centros de aislamiento hace unos meses, siendo aún estudiantes, pero al mismo tiempo se alegraron, porque en casa siempre la apoyaron desde que comenzó la carrera.

«Mis padres me dijeron que yo había elegido una profesión muy sacrificada y sabía que tenía que estar dispuesta a dar el paso al frente ante cualquier contingencia, como esta de la pandemia, y es ahora que debemos hacerlo».

«Es un momento difícil. Estoy emocionada y contenta a la vez, porque tenemos
la oportunidad de trabajar directamente con pacientes, interactuar con ellos, brindarles ayuda y aliviar sus dolores», reflexiona Oliva Báez.

«Realmente la noticia fue inesperada. Estábamos estudiando para los exámenes estatales, y ante la situación del país y específicamente la alta incidencia de la COVID-19 acá, nos avisaron de la necesidad de graduarnos y empezar a trabajar en función de médicos, con responsabilidad legal y no como estudiantes», precisa.

«Ha sido un proceso rápido. Ahora tenemos que batallar con cosas nuevas, pero estamos dispuestos a asumir lo que nos asignen», resume esta joven que terminó con la máxima calificación y aspira a continuar las especialidades de Medicina General Integral (MGI) y Cirugía.

 

La doctora Maivet Oliva Báez confiesa sentirse emocionada ante esta misión. Foto: Hugo García

Entre riesgos y satisfaciones

Juan Alejandro Cuéllar Grau, de 23 años de edad, natural de Jagüey Grande y residente en la ciudad de Matanzas, afirma que es un trabajo duro y complicado seguir los protocolos para no llevar el contagio a casa después de siete días de aislamiento.

Pero es satisfactorio, bonito… «Lo hicimos en el hospital de campaña de los Camilitos, atendiendo a pacientes que manifestaban temor por estar contagiados. Uno corre mucho riesgo, pero la satisfacción está en ver a esas personas agradecidas cuando brindamos el seguimiento adecuado.

«Teníamos que hacer exámenes físicos a más de 90 pacientes, pero contábamos con las condiciones: guantes, caretas, escafandras… Mi familia está contenta y a la vez asustada porque sabe que estaré en zona roja».

También Joany Díaz Prado, de 24 años y natural de Colón, se emociona cuando habla de su familia, de la felicidad que sienten de contar con una doctora: «Mis padres enseguida me llamaron para felicitarme».

«Esto es lo que el país necesita ahora y por eso nosotros dimos el paso al frente», afirma la  doctora Joany Díaz Prado. Foto: Hugo García

Ella considera que esta es una tarea importante y hay que tener mucha responsabilidad, porque trabajan con la vida de las personas: «Esto es lo que el país necesita ahora y por eso dimos el paso al frente. Todo cuidado es poco, porque la situación en la provincia está muy mala.

«Es gratificante que el Presidente Díaz-Canel y el Primer Ministro Marrero Cruz nos hayan elogiado. Estábamos locos por graduarnos para cooperar más, para trabajar como médicos en los centros de aislamiento y donde haga falta. Yo estuve en el de la Universidad de Matanzas apoyando a los médicos y atendiendo pacientes positivos, a quienes veíamos dos veces al día. Fue bastante riesgoso, pero siempre seguimos las medidas adecuadas, usamos guantes y ropas para protegernos, y al terminar nos cambiábamos cuidadosamente y nos desinfectábamos bien. Felizmente nadie del grupo fue positivo», rememora.

«Al principio hay miedo, pero con el paso de los días el temor disminuye. Siempre que te cuides todo va a estar bien. Nunca se puede estar confiado ante este virus», afirma, y viene a su mente el nerviosismo durante los exámenes finales, en los que obtuvo la máxima nota. Entre sus aspiraciones menciona cumplir exitosamente con esta tarea y, en el futuro, estudiar Neonatología.

Refuerzo cualitativo

El doctor Abel Semper González, decano de la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas, explicó a JR que la ubicación laboral sigue normalmente un grupo de pasos que dura meses en el cronograma universitario: «Ese proceso incluye la asamblea de internos, la titulación, el registro en la dirección provincial de Salud… y esa serie de
documentos culminan en el centro laboral del nuevo trabajador».

«En este caso se ha procedido a la incorporación inmediata de estos graduados a los servicios médicos, que ya como internos y estudiantes de último año estaban previamente en función», explicó, y aseveró que recibirán un certifico para acreditarlos hasta tanto el trámite documental esté listo. Así podrán percibir salario por las horas laborables del mes de julio como profesionales recién graduados.

Esta idea ha tenido gran aceptación y ya están plenamente incorporados, algunos en centros de aislamiento. Según Semper González, hay de todos los municipios. Los 106 internos verticales (alumnos ayudantes seleccionados para dedicar el último año de la carrera a una especialidad) se quedan en los hospitales: ellos son un refuerzo en el orden cualitativo, porque ya estaban trabajando, pero ahora será como médicos titulados.

Mediante ese procedimiento dinámico, al municipio de Matanzas le fueron destinados 78 recién graduados para los servicios médicos del Minint, las FAR y las cinco áreas de salud de esta localidad.

El doctor Iván Hernández Cruz, subdirector de Asistencia Médica en la cabecera provincial, reitera que se encuentran en una situación epidemiológica única, de la que no había experiencia, y por tanto a medida que se presentan los problemas se solucionan con la mayor organización posible.

«Esta decisión del Minsap y la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas ha sido interesante y revolucionaria.

Los jóvenes tienen disposición y voluntad para asumir la tarea que se les asigne, ya sea en centros de aislamiento, vacunatorios, consultorios, haciendo pesquisas o seguimientos a ingresos domiciliarios… De verdad ha sido una respuesta digna de los preceptos y principios de la Revolución», enfatizó. 

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