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Nunca tuvimos dudas de La Güinera

Sobre cuánto se ha hecho ya en el capitalino barrio de La Güinera, al igual que en otras comunidades habaneras, para solucionar sus problemas, conoció de primera mano este viernes el Presidente de la República

Autor:

Yaima Puig Meneses

Amanece. El barrio de La Güinera es puro ajetreo. Dicen los vecinos que así es desde hace varios días, «todos quieren ser parte» de las labores de construcción y embellecimiento; porque ser parte es también una manera de agradecer el acompañamiento de tantos.

Este viernes, a la cotidianidad se sumó una emoción diferente: el Presidente Díaz-Canel llegó para conocer, de primera mano, sobre las acciones de rehabilitación que allí se realizan. Ante su presencia en el barrio, resultó imposible contener la avalancha de pueblo que salió a saludarlo, nasobuco mediante, en medio de la compleja situación epidemiológica que vive el país. Los saludos esta vez fueron diferentes, chocando el puño caminó las calles; se detuvo a hablar con quienes encontró a su paso; a intercambiar criterios...

Es el mismo barrio capitalino que jornadas atrás llegó a las redes sociales, y a través de ellas al mundo, como epicentro de los disturbios del pasado 12 de julio. Como se ha escuchado decir a varios desde entonces que «nos quisieron colonizar el barrio», pero no pudieron lograrlo: este es un barrio de afectos profundos y de gente noble.

De esos afectos, de la sencillez de su gente, de su simpatía y la manera en que se han volcado a participar, vivió mucho el mandatario cubano en la mañana de este viernes. «Visitar la comunidad es también una experiencia, una enseñanza», dijo a la multitud que tomó calles, aceras y portales para saludarlo, agradecer y también expresar sus demandas.

«Este es un barrio de afectos y de gente noble». Foto: Estudios Revolución

Más que yo haya venido a la visita —aseguró el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista— es meritorio reconocer a todos los compañeros que junto a la comunidad han estado trabajando en estos días, mejorando espacios, viviendas... y apoyando.

Precisamente es el tema de vivienda uno de los más complejos en la comunidad, por ello se ha iniciado una estrategia para identificar las que tienen un estado más crítico. Hasta el momento suman 130 en las que es necesario trabajar, 70 de las cuales deben ser edificadas por completo.

A la par se avanza en la legalización de 122 viviendas; se gestiona la entrega de la libreta de abastecimiento a los núcleos que no la poseían; se intensifican las labores en las redes hidráulicas; se reparan bodegas, consultorios, escuelas, aceras, puentes, calles... Todo teniendo en cuenta las prioridades definidas por la propia comunidad entre los problemas que allí estaban pendientes de solución.

Con los jóvenes desvinculados el trabajo ha sido intenso, aseguraron las autoridades locales al Presidente de la República, que en todo momento estuvo acompañado por líderes de la comunidad; los máximos dirigentes del Partido y el Gobierno en La Habana; y por el Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución, Gerardo Hernández Nordelo, quien tiene en ese barrio su hogar de la infancia.

Más de 1 000 jóvenes se han identificado sin vínculo alguno al estudio o al trabajo. En estos momentos, una cifra superior a los 400 tiene ya alguna solución, fundamentalmente en cursos cortos de capacitación en oficios como peluquería, albañilería y otros. Al respecto, Díaz-Canel destacó la utilidad de identificar con los delegados de circunscripción qué necesidades tienen en las comunidades para que se incorporen a ellas.

Las intensas acciones que colman calles y callejuelas de La Güinera no son una excepción en la capital cubana. Todas forman parte de la estrategia de trabajo que desde hace algunas jornadas se realiza en las 62 comunidades habaneras de mayores vulnerabilidades.

Loma arriba; saludando a muchos; avanzando un poco y retrocediendo otra vez, porque alguien salió al portal «un poco retrasado»; deteniéndose para escuchar alguna inquietud o explicar dudas, también para escuchar de compromiso y afectos... recorrió Díaz-Canel lugares del barrio.

                                             Fotos: Estudios Revolución

«¡Presidente, esto es una cosa única y todos quieren disfrutarla!», le expresó llena de orgullo la líder comunitaria Iliana Macías Pulido, quien sirvió de anfitriona al mandatario durante el trayecto.

En medio de la intensidad de la mañana, las múltiples voces y llamados a Díaz-Canel para saludarlo, el pueblo iba dejando también escapar sus emociones: «¡Gracias, Presidente!» «¡Ay Dios mío, es él, está aquí, no lo imaginé nunca!»«¡Presidente, lo queremos!» «¡Pueden contar con nosotros, aquí está Cuba!».

Y como parte de esa Cuba que también nace y se forma en los barrios, al llegar a la calzada La Güinera, rodeado del pueblo, esperaba un campeón. Allí, en medio del barrio y la gente que lo ha visto crecer, el joven Luis Alberto Orta, primer medallista de oro de la delegación cubana a los Juegos Olímpicos Tokio 2020, compartió con Díaz-Canel la emoción de tamaño logro. En su cuello, de nuevo la preciada medalla, esta vez de manos del Presidente de la República.

La multitud aplaude y avanza otro poco, para detenerse en la entrada del edificio donde vive Iliana. Justo allí, Díaz-Canel habló a los vecinos sobre sus vivencias de la mañana: «ustedes enseguida brindan amistad y brindan cariño, y eso dice mucho de la calidad humana de este pueblo».

Nunca tuvimos dudas de La Güinera, lo que pasa es que nos quisieron manipular a la población de la Güinera, comentó a quienes allí se encontraban. Les habló entonces de lo valioso de aprovechar en los barrios este sistema de trabajo, que se tiene «que quedar para siempre», porque articula las maneras en que tenemos que trabajar en estos tiempos.

Ustedes están siendo escenario de esa transformación que vamos a ir consolidando, les dijo. De agradecimiento también fueron sus palabras, sobre todo por haber «permitido que instituciones públicas, instituciones del Estado, junto al pueblo, bajo la conducción del Partido y el Gobierno en el territorio, hayan podido hacer cosas como estas, en tan poco tiempo, que dan una imagen de prosperidad que tenemos que seguir acrecentando».

Sigan proponiendo ideas —convocó— siempre hemos dicho, que «no vinimos al barrio a intervenir, vinimos a apoyarlos a ustedes, en las cosas que ustedes quieren ir priorizando para mejorar, para avanzar».

Muchas personas nos han hablado de las virtudes de la Güinera, dijo y recordó cómo Gerardo siempre ha estado explicando qué es la Güinera, cuáles son sus esencias. «Yo creo que aquí, como en otros lugares del país, aquí es donde se vive la cubanía de esta tierra, y aquí es donde se siente el orgullo de ser cubano.»

Y con el orgullo de ser cubano, de una cultura e idiosincrasia muy heterogéneas, llegó luego al apartamento de Iliana, la Madrina del barrio, quien presentó a Díaz-Canel ante sus deidades. Así le había prometido días atrás, cuando compartieron en el encuentro realizado en los jardines de la sede de la Federación de Mujeres Cubanas. «¡Gracias por la invitación al barrio y a tu casa!», le comentó el Presidente.

Con la promesa de regresar constantemente se despidió de la Güinera Díaz-Canel. Tenemos una vivencia lindísima en esta mañana, de todo el cariño, el amor que ustedes nos han dispensando y, además, de apreciar todo lo que están haciendo y su disposición para defender a la Revolución, aseveró. «¡Gracias por este momento!»

stos momentos, una cifra superior a los 400 tiene ya alguna solución, fundamentalmente en cursos cortos de capacitación en oficios como peluquería, albañilería y otros. Al respecto, Díaz-Canel destacó la utilidad de identificar con los delegados de circunscripción qué necesidades tienen en las comunidades para que se incorporen a ellas.

Las intensas acciones que colman calles y callejuelas de La Güinera no son una excepción en la capital cubana. Todas forman parte de la estrategia de trabajo que desde hace algunas jornadas se realiza en las 62 comunidades habaneras de mayores vulnerabilidades.


Loma arriba; saludando a muchos; avanzando un poco y retrocediendo otra vez, porque alguien salió al portal «un poco retrasado»; deteniéndose para escuchar alguna inquietud o explicar dudas, también para escuchar de compromiso y afectos... recorrió Díaz-Canel lugares del barrio.

«¡Presidente, esto es una cosa única y todos quieren disfrutarla!», le expresó llena de orgullo la líder comunitaria Iliana Macías Pulido, quien sirvió de anfitriona al mandatario durante el trayecto.

En medio de la intensidad de la mañana, las múltiples voces y llamados a Díaz-Canel para saludarlo, el pueblo iba dejando también escapar sus emociones: «¡Gracias, Presidente!» «¡Ay Dios mío, es él, está aquí, no lo imaginé nunca!» «¡Presidente, lo queremos!» «¡Pueden contar con nosotros, aquí está Cuba!».

Y como parte de esa Cuba que también nace y se forma en los barrios, al llegar a la calzada La Güinera, rodeado del pueblo, esperaba un campeón. Allí, en medio del barrio y la gente que lo ha visto crecer, el joven Luis Alberto Orta, primer medallista de oro de la delegación cubana a los Juegos Olímpicos Tokio 2020, compartió con Díaz-Canel la emoción de tamaño logro. En su cuello, de nuevo la preciada medalla, esta vez de manos del Presidente de la República.

La multitud aplaude y avanza otro poco, para detenerse en la entrada del edificio donde vive Iliana. Justo allí, Díaz-Canel habló a los vecinos sobre sus vivencias de la mañana: «ustedes enseguida brindan amistad y brindan cariño, y eso dice mucho de la calidad humana de este pueblo».

Nunca tuvimos dudas de La Güinera, lo que pasa es que nos quisieron manipular a la población de la Güinera, comentó a quienes allí se encontraban. Les habló entonces de lo valioso de aprovechar en los barrios este sistema de trabajo, que se tiene «que quedar para siempre», porque articula las maneras en que tenemos que trabajar en estos tiempos.

Ustedes están siendo escenario de esa transformación que vamos a ir consolidando, les dijo. De agradecimiento también fueron sus palabras, sobre todo por haber «permitido que instituciones públicas, instituciones del Estado, junto al pueblo, bajo la conducción del Partido y el Gobierno en el territorio, hayan podido hacer cosas como estas, en tan poco tiempo, que dan una imagen de prosperidad que tenemos que seguir acrecentando».

Sigan proponiendo ideas —convocó— siempre hemos dicho, que «no vinimos al barrio a intervenir, vinimos a apoyarlos a ustedes, en las cosas que ustedes quieren ir priorizando para mejorar, para avanzar».

Muchas personas nos han hablado de las virtudes de la Güinera, dijo y recordó cómo Gerardo siempre ha estado explicando qué es la Güinera, cuáles son sus esencias. «Yo creo que aquí, como en otros lugares del país, aquí es donde se vive la cubanía de esta tierra, y aquí es donde se siente el orgullo de ser cubano.»

Y con el orgullo de ser cubano, de una cultura e idiosincrasia muy heterogéneas, llegó luego al apartamento de Iliana, la Madrina del barrio, quien presentó a Díaz-Canel ante sus deidades. Así le había prometido días atrás, cuando compartieron en el encuentro realizado en los jardines de la sede de la Federación de Mujeres Cubanas. «¡Gracias por la invitación al barrio y a tu casa!», le comentó el Presidente.

Con la promesa de regresar constantemente se despidió de la Güinera Díaz-Canel. Tenemos una vivencia lindísima en esta mañana, de todo el cariño, el amor que ustedes nos han dispensando y, además, de apreciar todo lo que están haciendo y su disposición para defender a la Revolución, aseveró. «¡Gracias por este momento!»

 

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