Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La dicha de ser útiles

Este 14 de enero se celebra el Día del Trabajador Eléctrico y Juventud Rebelde se acerca a varias historias de mujeres jóvenes que asumen responsabilidades en el sector

Autor:

Rosmery Pineda Mirabal

Hay mujeres que no entienden de límites y creen que estos son solo el paso siguiente para avanzar en la vida. La joven de 38 años Zuleima Vargas Torres, jefa de la Central eléctrica Apolo, ubicada en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, ha encontrado en su trabajo la satisfacción concreta de que cada día signifique un gran reto.

Desde 2014 forma parte del sector, cuando recién culminaba por aquel entonces el curso de operadora. Más adelante, trabajó como operaria, formando parte de la dirección que atendía las centrales y fue jefa de operaciones de la Central eléctrica de Regla. Sin embargo, considera que la responsabilidad mayor es la que asume ahora.

Allí se ocupa de los análisis del combustible, la supervisión de la disponibilidad de motores para generar electricidad y su mantenimiento, y en este momento, participa en las adaptaciones que se están realizando para la puesta en marcha de los últimos motores traídos de Venezuela.

«Cuando comencé no sabía lo que eran los grupos electrógenos, pero a medida que pasé el curso de operadora y choqué con la práctica, me gustó y decidí quedarme a pesar de que son pocas las mujeres que trabajamos en este sector», dijo.

Para ella lo primordial es cumplir con la tarea lo mejor posible sin que medie su juventud, ni su sexo, sino donde sobresalga siempre la competencia profesional y la capacidad resolutiva para afrontar las situaciones reales que acontezcan en el trabajo. «Debemos demostrar que el espíritu de superación es aún mayor», recordó.

Difícil pero no imposible

Mary Estrada Arias es una joven de 27 años que labora como jefa de brigada en la propia Central eléctrica Apolo. En dicha función supervisa el trabajo de los operadores de la central, lleva el control del combustible y emite las informaciones importantes a través de un despacho personal con sus superiores.

Antes trabajaba en el sector no estatal y fue una convocatoria para esta plaza la que le hizo cuestionarse si también las mujeres podían participar en el sector, porque aún le parecía una opción solo de hombres.

«Al inicio me dio un poco de miedo. Era la única mujer y además joven. Sin embargo, estas no constituyeron limitantes para enfrentar la tarea. Desde que llegué ha sido un camino de aprendizajes», comentó.

Y es que, según aclara Mary, los hombres no están acostumbrados a acatar órdenes del sexo opuesto y algunas veces, cierta resistencia “incómoda”. Pues muchos llevan años allí y quizás verla ahora tan decidida y capaz ante grandes responsabilidades les resulte ajeno.

«Actualmente creo que es un trabajo invisibilizado para nosotras, porque permanecemos todo el día con overol y botas, con combustible en las manos y en donde la mayor parte del tiempo te ensucias», asegura.                                                                                                                                             

Aunque siempre se les reconozca a estas mujeres su trabajo cuando es debido, perviven esas miradas sesgadas que en no pocos momentos, lacera; pero que hoy la animan a superar otros retos e incluso temores, como aquellos del inicio ya vencidos.

«Deseo seguir superándome dentro de esta rama. Por eso me mantengo alerta de alguna oportunidad para matricular en la universidad, de manera que lo aprendido aquí, en la central, represente una herramienta más. Esta superación profesional está enfocada en mis logros durante esta etapa de mi juventud haciendo algo que verdaderamente me gusta», asegura.

Por su parte Esther Rodríguez Manso, ha sumido diversos cargos durante los ocho años que lleva en el sector eléctrico y en la actualidad, es miembro del secretariado del Sindicato Nacional de Trabajadores de Energías y Minas.

Esther habla de sacrificios y no olvida en ningún momento a su familia, por la que trabaja con constancia para sacar adelante, pero muchas veces, ha tenido que dejarla atrás cuando el deber se ha hecho inmediato y de prioridad.

«Nosotras tenemos que hacer un sacrificio extra. Están en primer lugar los hijos y, después, el protagonismo que mayoritariamente ocupamos en el hogar. En este trabajo el horario no es un margen estricto, puede flaquear por reuniones o decisiones importantes en las que el tiempo pasa a un lugar secundario», dijo.

Entonces resulta complejo para esta mujer abnegada en esos días de labores hasta la noche, llegar a casa y ponerse al pendiente de todo lo que aconteció con su familia, aunque ya hoy domine cómo equilibrar bastante bien los espacios para que tampoco falte ese vínculo necesario entre el trabajo y el hogar.

El reto para ella va más allá de una vida cotidiana. «Ahora mismo estoy estrechamente vinculada dentro del secretariado a la legislación, y es necesario actualizarse de cada cambio que se implemente para aplicarlos de forma correcta en nuestras empresas», recordó.

Más allá de los géneros y las responsabilidades diarias, mujeres como Mary, Esther y Zuleima son parte de ese grupo de féminas decididas del sector eléctrico que, aún frente a ciertos estereotipos, construyen y hacen viable un camino de recuperación para despojarnos de las maltrechas noches sin luz.

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