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Pasarla bien… y aprender

Los campamentos de verano, iniciativa de la UJC nacida en 2016, cuentan con un variado programa de actividades para estimular a jóvenes destacados. Quienes participaron en las ediciones realizadas en julio y agosto piden su consolidación y crecimiento, acorde con los tiempos actuales

Autores:

Roberto Díaz Martorell
Yuniel Labacena Romero
Dorelys Canivell Canal
Lisandra Gómez Guerra

En un compartimento de la mochila, Evellyn de la Caridad Baró Ofarrill acomodó las expectativas y los nervios. Había escuchado por amistades que la pasaría bien, conocería los principales encantos de la provincia y a otras personas. Mas, ante lo nuevo, en el estómago no dejó de sentir un pequeño volcán en ebullición.

«Llegué así a la beca de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí (Uniss), donde nos acogieron como si estuviésemos en casa», cuenta al rememorar sus primeros minutos en la segunda y última etapa del Campamento de verano en tierras del Yayabo.

Bastaron pocas horas para que la incertidumbre cayera en saco roto. Sin percatarse, las risas, complicidades, abrazos, saludos y alegrías edificaron un contexto familiar.

«Ha sido muy buena la armonía entre todos. Parece como si nos conociéramos de toda la vida, sin importar si es estudiante o trabajador, ni tan siquiera el municipio donde residimos», insiste la atleta de kárate en la Escuela de Iniciación Deportiva Lino Salabarría Pupo, de Sancti Spíritus.

Algo similar le ocurrió al pinareño Lemuel Alberto Fuentes Hernández, estudiante de 12mo. grado, quien ahora asegura que ha duplicado sus contactos en WhatsApp. «Aquí uno viene con el fin de divertirse, de pasarla bien y hacer nuevas amistades».

Por su parte, el capitalino Carlos Alexander Martínez Dorrego, seleccionado por la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) para participar de esta refrescante variedad vacacional, calificó la iniciativa como una oportunidad para conocer, divertirse y, sobre todo, aportar.

«La verdad, la pasé súper bien, conocimos de nuestra propia cultura habanera, nos relacionamos con muchachos de otros sectores y formamos una gran familia. Fueron momentos y espacios muy felices», señaló.

Evellyn, Lemuel y Carlos Alexander son tres de los miles de cubanos que participaron en la iniciativa de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en esta etapa estival a lo largo y ancho del país, en sus dos momentos. Se trata de una oportunidad que surgió en julio de 2016, con el propósito de promover entre las nuevas generaciones el aprendizaje, intercambio, aporte social y económico, así como el sano esparcimiento.

En sus inicios —además del variado programa de actividades que se diseña—, los distinguió que las provincias intercambiaban unas con otras, según comentó a este diario Reudenys Salas Hartemant, miembro del Buró Nacional de la UJC.

Añadió que la llegada de la pandemia de la COVID-19 y la situación económica que ha atravesado el país ha impedido realizar la iniciativa con esa concepción fundacional. No obstante, expresó, hemos decidido mantener esta fiesta en casa, o lo que es igual, cada campamento recibe a los jóvenes seleccionados en su territorio.

También explicó que por cada provincia y rotación participan más de un centenar de jóvenes destacados en el estudio, el trabajo y la defensa, y están representados todos los movimientos y organizaciones juveniles y estudiantiles, como también la juventud del sector no estatal, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior.

El aporte social y económico distingue a los campamentos de verano y a sus protagonistas en cada edición. Foto: Tomada de Radio Cadena Agramonte

Recreación y conocimientos

Para Lissette González Almécigas, primera secretaria del Comité Municipal de la UJC en Isla de la Juventud,
diseñar la propuesta no fue cuestión fácil. «Fueron seis días en total que agruparon a jóvenes de las diferentes organizaciones estudiantiles y trabajadores de varios sectores con buenos resultados.

«Planificamos el campamento a partir de las posibilidades reales de nuestro territorio, incluyendo, además de los espacios de recreación, otros escenarios para el aporte a la producción, el cuidado del medio ambiente, la práctica de deportes y visitas a museos y otros lugares de interés social, como la Casa de niños y niñas sin amparo familiar, a la que realizamos una donación».

La presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la Uniss, Diana Rosa Suárez Melendrez, no olvida de cuántas reuniones fue testigo para gestionar aseguramientos: «Se pensó en todo. El primer campamento lo acogió la Universidad de Ciencias Médicas y el segundo nosotros, y no podíamos quedar mal, mucho menos si estamos en la celebración del aniversario 40 de la creación de nuestro centro. Son tiempos complejos, pero se trabajó mucho para que fueran días inolvidables y el ambiente resultó muy agradable», aseveró.

De esa entrega de los organizadores desde mucho antes se conoció en el sondeo realizado por el Comité Provincial de la UJC en La Habana. Los encuestados aludieron a «la atención brindada, tanto por parte del personal encargado de la beca como de los profesores que dirigían las actividades realizadas».

También reconocieron como valioso «el no dormir», de tantas cosas para disfrutar, «la posibilidad de convivir en familia», «las amistades que pudimos crear», «la variedad de actividades» y el acierto para «socializar con jóvenes de otras universidades». Sin embargo, reclamaron también «que exista mayor interacción entre los muchachos de la FEEM y la FEU».

Para el pinareño Luis Daniel Pérez Pérez, estudiante de 4to. año de Medicina y adscrito a la FEU en el hospital León Cuervo Rubio, en la más occidental de las provincias, las visitas a sitios históricos encabezan la lista de los recuerdos más gratos de su experiencia, ya que le permitieron enriquecer su cultura.

Por su parte, el profe Kendry A. Milián Quincoses, sicopedagogo del politécnico Camilo Cienfuegos, de Yaguajay, aun deja escapar su sorpresa por lo aprendido durante la visita a la tercera villa de Cuba, Trinidad: «Es un sitio donde se conserva mucha de nuestra historia y cultura. Dialogar con parte de sus encantos naturales y urbanísticos fueron un excelente regalo en este verano».

Igual opina el habanero Raúl Alejandro Matos, para quien fueron estas unas jornadas muy «constructivas, novedosas
y de intercambio de forma sana». Entre las mayores motivaciones menciona las actividades en las que se conocieron y experimentaron cosas nuevas visitando lugares de interés histórico. Él es de los que agradece a todos los organismos e instituciones que ayudaron a que estos campamentos se hicieran realidad en cada etapa.

Los diálogos con nuestra historia motivaron a los asistentes a la iniciativa de la UJC. Foto: Cortesía de los entrevistados

Sin perder las sonrisas

Según cuenta, para el joven Matos el mejor de los momentos resultó la visita al Comité de Defensa de la Revolución 60, del consejo popular yayabero Colón. Ni la amenaza de lluvia impidió la realización de la actividad Con todo para el barrio.

«Fuimos testigos de una charla con expertos en temas de género con los vecinos. Realmente enriquecedor, ya que constatamos las realidades de ese lugar y les regalamos alegría y motivaciones a través de juegos de participación y otras dinámicas. Eso es muy necesario en tiempos complejos».

Además, el centenar de entusiastas campistas ayudaron a cambiar la imagen de la escuela primaria José Martí, de esa zona: «Pintamos, limpiamos sus áreas verdes y trabajamos en su huerto. Cuando sus alumnos comiencen en septiembre encontrarán nuestras huellas», alega Suárez Melendrez, futura egresada de licenciatura en Derecho.

En Isla de la Juventud, entre los momentos importantes resaltaron la higienización de la playa Bibijagua, reconocida mundialmente por sus arenas negras, y la escalada a la loma La Cañada, el punto más alto del municipio especial, donde colocaron un busto de José Martí en homenaje al aniversario 97 del natalicio del eterno Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

«En nuestro campamento ha sido prioridad compartir con las comunidades, acercarnos a ellas, y eso es muy bueno, porque nos permite conocer de primera mano en qué condiciones se encuentran; sobre todo aquellas enclavadas en lugares de difícil acceso. Hasta allí hemos llegado para brindar un poquito de alegría, de felicidad», añadió el pinareño Luis Daniel Pérez Pérez.

Siliatnee Silveira Torres y Lleismit Reyes Alfonso, miembros de la FEEM, insisten en que no olvidarán este verano por la experiencia del campamento en La Habana. «A los jóvenes nos gusta mucho disfrutar, y si lo hacemos entre amigos o compañeros de aula es mucho mejor. En estos días, lo mismo disfrutamos de acciones culturales que asistimos a un lugar histórico, y eso es bueno, pues deja muchas enseñanzas», reconoce Silveira Torres.

Premio a los más destacados

La iniciativa de la UJC, además de marcar la diferencia por acercar a sus asistentes a opciones diversas, reconoce a quienes se distinguieron en sus colectivos en el año.

«Aunque resulta muy tentador para los trabajadores, creo que se debe priorizar la presencia de estudiantes, pues además de ser una vía muy económica (y sabemos que no todas las
familias pueden costear viajes así a sus hijos), sirve para incentivarlos a ser mejores en las clases y el resto de las actividades», opina el yaguayajense Milián Quincoses.

De ahí la importancia de aunar esfuerzos entre todos los organismos locales para convertir esta opción de verano en un verdadero espacio de goce y posibilidad de confraternización.

«La logística también ha sido buena. Se garantiza el hospedaje, la transportación, la alimentación, y sabemos que es un esfuerzo extraordinario por la situación económica que impera», reconoce el vueltabajero Pérez Pérez.

Mas, en Isla de la Juventud no todo fue color de rosas. A Yunier Compani González, por ejemplo, le impresionó mucho que no les permitieran utilizar la piscina del hotel El Colony, a menos que abonara 500 pesos por la entrada, y eso estaba más allá del presupuesto de los muchachos.

«El año pasado se adecuó la cuota de entrada al 50 por ciento y lo pudimos asumir, pero esta vez nos quedamos con las ganas, aunque disfrutamos de la playa. Si el campamento de verano es una opción para disfrutar y una iniciativa nacional, los jóvenes que participamos merecemos mayor reconocimiento», aseveró.

Similar opina su coterránea Lianeth Herrera González, quien asegura que, a pesar de todo, vivió días especiales. «Lo más difícil fue garantizar la alimentación, y el agua tuvimos que llevarla de la casa, y la situación no está como para hacerlo, pero llevamos lo que pudimos».

Ante dichos tropiezos, Lissette González Almécigas, primera secretaria del Comité Municipal de la UJC en Isla de la Juventud, explicó que este año no contaron con el presupuesto de eventos anteriores, realidad que influyó en el diseño de las actividades, por el alto costo que hoy presentan muchas opciones turísticas en el país.

Con mirada de águila

Tanto las buenas como las malas experiencias tienen que servir de brújula para el diseño y materialización de las venideras ediciones de esta iniciativa nacional. Pulsar la opinión entre quienes la han vivido también puede dar luces para que se parezca a la juventud de la Cuba actual.

«Para el año que viene —sugiere el pinero Diane González Sábado— se debe mejorar en la diversidad de actividades, incluir un presupuesto para la gestión de los alimentos, mayor comunicación
y apoyo de las autoridades e instituciones del territorio, y poder salir a otras provincias».

Entre los elementos que refiere el habanero Carlos Alexander está mejorar la calidad del alojamiento y la alimentación, opinión que comparte Siliatnee, quien asegura: «Sabemos la situación que está atravesando el país en la economía, pero con que se mejore la elaboración de los productos está bien».

El intercambio fuera del territorio de residencia es casi un reclamo a una sola voz. «Un anhelo sería poder visitar lugares trascendentales como el Centro Fidel Castro Ruz, ubicado en La Habana», expresó Laura María Vigil Pinillo, presidenta de la FEEM en Pinar del Río.

El sondeo realizado por el Comité Provincial de la UJC en La Habana visibilizó que desean, para próximas ediciones, «realizar la actividad de integración desde el primer momento», «alargar el horario de las noches recreativas» y «crecer en el número de participantes».

También sugirieron la posibilidad de «visitar las playas del Este de la capital» y que «se mejore la calidad de la comida y la transportación». Incluso recomendaron que «se realicen los campamentos en las semanas de receso docente, porque de esa manera podemos disfrutar más y tener acceso a opciones recreativas más baratas».

Asimismo, pidieron que sean muchos más días y se sumen más jóvenes de todos los sectores, incluidos el no estatal y quienes egresen ese año de sus niveles de enseñanza.

Quienes participan en esta propuesta tienen más de un espacio para disfrutar de un buen chapuzón. Foto: Abel Rojas Barallobre

«La idea es que sea un momento anhelado durante todo el año y que sirva para reconocer, aprender, ampliar el círculo de amistades y apoyar a nuestro país con acciones de impacto para nuestra sociedad», concluyó la espirituana Diana Rosa Suárez Melendrez.

Reudenys Salas señaló que desde su estreno el éxito ha sonreído a esta pensada propuesta, que edición tras edición no ha hecho más que crecer, aunque quedan muchos aspectos por perfeccionar. «Agradecemos el apoyo de los Gobiernos y demás autoridades de cada provincia, así como también de los organismos, empresas e instituciones que cada año la apoyan».

También transmitió un reconocimiento al claustro de profesores y personal de apoyo de las universidades, el espacio físico donde se desarrollan nuestros campamentos. Es meritorio el trabajo que realizan, sobre todo, cocineros, choferes, auxiliar de limpieza…, quienes durante esos días dan lo mejor de sí en función del disfrute de nuestros campistas.

«Aún cuando todavía realizamos las evaluaciones finales de este período de los campamentos y pensamos en nuevas propuestas, estos se ratifican como un espacio amplio, diverso, plural, necesario…, por la posibilidad de que en ellos confluyen niños, adolescentes y jóvenes de todos los sectores, y porque responden, además, a una de las grandes preocupaciones de las nuevas generaciones de qué cosas novedosas se pudieran hacer en función de combinar lo útil con lo agradable, lo instructivo con lo educativo».

 

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