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El Coordinador tiene la palabra

Los CDR pueden adaptarse a estos tiempos y lo han demostrado en los momentos más difíciles de Cuba, aseguró el Héroe de la República Gerardo Hernández Nordelo, en entrevista exclusiva para Juventud Rebelde

Autores:

Luis Raúl Vázquez Muñoz
Yuniel Labacena Romero

Gerardo Hernández Nordelo vive por estos días la vorágine del 10mo. congreso de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR). En su cargo de coordinador nacional, tiene la responsabilidad no solo de hacer funcionar la organización, sino de reimpulsarla y darle un nuevo aire acorde a los tiempos actuales del país.

Porque no es cualquier cosa. Son alrededor de 138 000 estructuras de base y cerca de ocho millones de cederistas, cifra para nada despreciable y que con sus particularidades se ha puesto en movimiento en los momentos de mayor tensión, llámense accidentes del Saratoga o de la terminal de supertanqueros en Matanzas, ciclones o la propia pandemia.

En buena medida ese reimpulso es una de las preocupaciones centrales en la vida de Gerardo: ¿cómo llevar de nuevo los Comités a un nivel soñado por muchos, en momentos en que no todas partes funcionan bien y no existen todas las motivaciones para que trabajen de la manera adecuada?

De esos temas y de otros, como el de lograr una mayor participación mayor de los jóvenes en los CDR, habló el también Héroe de la República de Cuba con Juventud Rebelde. Lo hizo con la franqueza y la pasión con la que siempre habla a cualquier lugar que llega, incluso el más difícil.

Sin embargo, y él lo insiste en la entrevista, detrás de las dificultades existen una número grande de historias, no divulgadas lo suficiente, que de manera casi anónima y a veces hasta subestimadas, hablan de hombres y mujeres de todas las edades que hacen funcionar esa organización a nivel de barrio y la ponen con la mira puesta en solucionar los problemas de las comunidades.

—¿Por qué existen CDR que sí funcionan y otros no? ¿Qué factores inciden en su trabajo?

—Las causas son muchas. Si preguntas, algunos dirán que no funcionan porque las personas están para otra cosa; tienen muchos problemas y nadie está para eso o que la gente ya no es tan solidaria como antes.

«Yo digo que lo factores son variados. Quizá los especialistas puedan dar una mejor explicación; pero sí creo que en el país hay CDR que trabajan muy bien y en muchos casos su vitalidad depende de quién sea la persona que decidió echarse el Comité a la espalda.

«Cuando encuentras un vecino en la cuadra, capaz de movilizar de motivar, de generar iniciativas, pues ahí el CDR funciona correctamente. Si coincide que es un grupo de apáticos, que no trabajan demasiado…, pues en esos casos es muy probable que la organización no funcione tan bien.

Existen una número grande de hombres y mujeres de todas las edades que hacen funcionar los Comités a nivel de barrio. Foto: Abel Rojas Barallobre

«Una vez más hay que partir del hecho de que nuestro país vive una realidad distinta a la de aquellos tiempos de 1960, cuando los CDR nacieron por iniciativa de Fidel. Por lo tanto hay que cambiar los códigos de comunicación, la manera de llegar a los cederistas y de plantear la necesidad de alguna actividad o tarea.

«En eso hemos trabajado. Nadie tiene una varita mágica para decir: “A partir de hoy todos los CDR que no funcionan en el país, van a empezar a funcionar”; pero lo que sí puedo decir es que, derivado del proceso de revitalización y fortalecimiento emprendido hace ya más de un año, logramos completar muchas estructuras en lugares donde no estaban completas.

«No voy a decir que estamos en el lugar que quisiéramos estar. Eso sería mentir porque nos queda mucho por hacer todavía. Aun así, nosotros vemos hoy una organización más fortalecida».

—La etapa de pandemia, ¿cuánto influyó en el trabajo de la organización?

—Fue un golpe muy duro el que sufrimos con la COVID-19. Por una parte no se podían hacer las actividades normales; sin embargo, por otro lado sirvió para demostrar la utilidad de los Comités y hubo vecinos  que realmente se crecieron en términos de solidaridad.

«Cederistas fueron los que participaron en los centros de aislamiento. Repito: la COVID-19 si bien nos dio un duro golpe y nos detuvo el ritmo en muchas cuestiones, también sirvió para demostrar la utilidad de una organización como la nuestra».

La solidaridad siempre por delante 

—A su juicio, ¿cómo deben ser los CDR en la Cuba actual?

—Bueno, como una organización que cumpla el objetivo por la cual fue creada desde los barrios y comunidades, y que es la defensa de la Revolución y de nuestras conquistas. Pero, además, que sea una organización útil a nuestro pueblo, a los vecinos.

«De hecho cuando los críticos hablan de los CDR, enseguida se refieren a la vigilancia, a vecinos que espían a otros y toda esa cantidad de cosas sin sentido, porque, más allá de algún que otro error en algún lugar, no se puede obviar a veces que los CDR poseen un componente social muy grande. Eso se ha visto en campañas de vacunación y donaciones de sangre y se demostró durante la COVID-19.

«¿Cuántos países quisieran tener una organización capaz de llegar, por ejemplo, al barrio del Mamoncillo en Guantánamo o en determinada cuadra y preguntar por la cantidad de impedidos físicos o de personas que no se pueden valer por sí solas y que necesitan que se les tienda una mano ante determinada situación?

«Yo puedo averiguar esos datos en un tiempo razonablemente corto. ¿Por qué? Porque tenemos estructuras con mejor o peor funcionamiento; pero las tenemos en casi toda Cuba y digo casi porque puede existir una cuadra donde un CDR no funcione como se deba o quizá donde no exista.

Como asegura Gerardo Hernández Nordelo, la organización ha demostrado ser útil en momentos muy complejos. Foto: Abel Rojas Barallobre

«No obstante yo pienso que la mayor parte del país se encuentra cubierto por nuestros Comités y eso es un privilegio, demostrado con la COVID-19 o durante un periodo electoral. Por ejemplo, a la hora de actualizar los registros, ¿quiénes saben cuál es la persona que se mudó, quién se fue del país, quién falleció, quién alcanzó la edad electoral…? Son los cederistas, ahí en la cuadra.

«De modo que nosotros, como organización, jugamos un papel muy importante a la hora de actualizar los registros electorales para garantizar el derecho al voto de todos los ciudadanos. Pongo otro ejemplo: en accidentes como el de la base de supertanqueros, ahí estaban las personas donando sangre a través de los CDR. Por eso insisto en esa idea: somos una organización con un contenido social y solidario muy grande, y que a veces se subestima cuando se habla de ella.

«Entonces, ¿qué CDR quisiera para la Cuba de hoy? Pues una organización fortalecida que rompa esquemas. O para decirlo de otra manera: que se modernice, que se pueda atemperar a los tiempos actuales porque vamos a cumplir 63 años y nacimos en una Cuba y en un mundo diferente al de hoy.

«Si bien nuestro objetivo fundamental continúa siendo la defensa de la Revolución, debemos preguntarnos cómo se defiende la Revolución hoy en el año 2023 desde nuestras comunidades y puede que la respuesta no sea exactamente igual a la de 1960».

Pegarse a la vida

—Entonces, ¿cómo estar más cerca de los vecinos?

—De eso se trata: de cómo acercar cada vez más la organización a los intereses de los vecinos, de los cederistas, a las problemáticas existentes en cada barrio y atenderlas de conjunto con el delegado del Poder Popular. Nosotros, por ejemplo, comenzamos el programa Cultiva tu Pedacito y en seguida salieron los críticos de siempre a burlarse de la iniciativa.

«Sin embargo, puedo decir que hay proyectos de desarrollo local como Alelí en Matanzas, que hoy son megaproyectos con vehículos que distribuyen viandas procesadas, con puntos de venta en la ciudad y que comenzaron a través de este programa en una cuadra.

«¿Cuál es la razón de las críticas? Porque no se trata solo de contribuir a la producción de alimentos, de sembrar un pedazo en tu patio. Se trata de unir a los vecinos, de juntar las manos, de limpiar un basurero que afecta a la comunidad y convertirlo en un huerto desde el cual se compartirán los productos a la escuela, al consultorio o entre vecinos.

«Ese gesto solidario no interesa a los enemigos de la Revolución, y por eso, un programa como Cultiva tu Pedacito lo critican tanto. No obstante, la organización ha demostrado ser útil».

El programa del barrio

El programa de transformación en algunos barrios del país, ¿qué ha aportado ese programa a la transformación de los CDR y cómo estos aportan en ello?

—Como sabemos, la atención a los barrios en transformación tiene el objetivo mejorar la calidad de vida de los pobladores. De ahí que se haya potenciado la participación de los cederistas en la transformación comunitaria y que ellos se incorporen en las diferentes actividades convocadas.

«Hablamos de trabajos voluntarios para la higienización de los barrios; la ayuda en la construcción o reparación de diferentes obras, entre ellas viviendas a personas necesitadas o subsidiadas, como ancianos solos, discapacitados o madres solteras con más de tres hijos.

«Vale destacar que, de conjunto con los de demás factores, se ha dado atención a los casos vulnerables, a los desvinculados del estudio y el trabajo, a las personas que cumplen sanción en libertad y los hijos de los reclusos, entre otros.

«En todas estas transformaciones se ha tenido una mirada hacia las motivaciones de los jóvenes y los niños en los barrios, y en consecuencia se han preservado espacios para los parques infantiles, la práctica de deportes y actividades culturales o la multiplicación de los proyectos comunitarios.

«Por otra parte, se tramita y da seguimiento con los organismos competentes a las problemáticas identificadas. Pero no todo lo realizado ha tenido el impacto deseado. No siempre se ha logrado la motivación de los cederistas, ni las respuestas a las problemáticas por parte de los organismos han sido efectivas.

«Por esa razón lo que se requiere es una atención sistemática con una mirada integradora no solo a la solución material, sino también al bienestar espiritual de la población».

Una organización para los jóvenes

¿Cómo enamorar a los jóvenes por esta organización?

—Los jóvenes han demostrado que están presentes siempre y se les llama. En todas las tareas más importantes de este país han estado la juventud. Lo demostraron durante la COVID-19; donde muchos jóvenes, por cierto también de los CDR y también a través de los CDR, se crecieron y extendieron su mano solidaria. Eso es algo a reconocer con los vecinos.

«Ahora, a veces es paradójico; porque uno encuentra en un barrio como El Fanguito a jóvenes trabajando y que fueron convocados por su organización estudiantil o por la UJC o por lo que sea y están ahí, participando en actividades de transformación de ese barrio.

«Y cuando tú conversar con ellos y preguntas de dónde son, te dicen: “No, yo soy de Vieja linda en Arroyo Naranjo, soy de la Güinera”. Después te interesas por saber si han eso mismo ahí, en sus barrios y reponden: “No, no, a mí me convocaron para acá”.

Los CDR tiene entre sus integrantes a una juventud  que ha demostrado firmeza y compromiso en momentos determinantes. Foto: Roberto Suárez

«Entonces a veces nosotros decimos: “Bueno, también en el radio de acción, puedes ejercer tu influencia, puedes también desplegar tus iniciativas”, y ese es uno de los retos de la organización: nutrirnos de sangre joven.

«¿Por qué? Porque la organización se fundó en 1960 y fueron en muchos casos jóvenes los que se sumaron de manera entusiasta a sus filas y se echaron al hombro los CDR y muchos de ellos han dedicado la vida entera al trabajo de los Comités; pero ya son viejitos.

«Entonces nos afecta la tendencia de que los jóvenes están en sus centros de estudio, en sus universidades y digan: “Bueno, yo tengo que estudiar, tengo seminarios, tengo exámenes, cuando llego a la casa es para descansar o estudiar”, y las personas que trabajan muchas veces sacan esa misma cuenta. ¿Quién queda para las tareas de los CDR? El abuelo o la abuela que no va a ningún lado porque está retirado y realmente eso nos ha estado afectando».

—Usted ha dicho que los CDR ofrecen una trinchera para aquellos importantísima para quienes desean dejar huella y transformar su radio de acción….

—Ese es un mensaje que constantemente transmitimos a los jóvenes, pues los CDR ofrecen una oportunidad para aquellos que tienen vocación de líderes, de organizadores y que desean desplegar sus iniciativas, que quieren dejar huella y transformar su radio de acción. ¿Dónde mejor pueden lograr eso que en su propia comunidad, atendiendo ahí los problemas existentes, motivando, sumando, organizando a los vecinos para atender determinadas problemáticas que afectan a nuestra comunidad?

«Pongo algunos ejemplos. En la Cuba de hoy existen jóvenes que tienen inquietudes medioambientales o los hay con preocupaciones relacionadas con el bienestar animal. Para ello no tienen que crear una nueva organización en tu cuadra para atender los perritos callejeros. El CDR se encuentra abierto a todo eso y a todas las problemáticas que afectan a nuestras comunidades.

Durante el 10mo. Congreso de los CDR se ha profundizado en temas como el funcionamiento, el trabajo político ideológico y la atención a la niñez, adolescencia y juventudes. Foto: Roberto Suárez

«Cuando se fundaron los CDR en 1960, no existían las redes sociales y ahora hay muchas personas mayores que aún no saben lo que es un grupo de WhatsApp o no conocen cómo funciona X o Facebook. Entonces una de las cosas que hemos hecho en el reciente proceso de revitalización y fortalecimiento es crear a los activistas de redes sociales. ¿Quiénes son ellos? Muchachos que educan a los vecinos en este tema de las redes. Ya hay CDR que cuentan con sus grupos de WhatsApp y a través de ahí se comparten las actividades, se citan.

«Obviamente, no estamos todavía en el lugar deseado, aunque existen muy buenos ejemplos de muchachos no solo presidentes de CDR, sino coordinadores de zona y en otros puestos de dirección, que están dando el ejemplo. Nos queda mucho por seguir trabajando también para para aumentar, digamos, el entusiasmo de las personas y que realmente cada CDR sea una organización cercana a los vecinos, donde ellos se sientan identificados y que sepan que es un privilegio para cualquiera contar con nuestros Comités».

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