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Un vínculo «casi» natural

El desarrollo del país no será posible sin el aporte de las universidades. Aunque persisten trabas, cada día son más las empresas que ven en la academia la posibilidad de mejorar su gestión

Autor:

Margarita Barrios

El uso de nuevas tecnologías y adelantos científicos en las empresas, así como las posibilidades de exportar productos y servicios innovadores, son variables de un mismo tema en Cuba. El vínculo de las universidades con el sector productivo se hace necesario para lograr mejores resultados y avanzar, con esfuerzo nacional, por el camino de la modernidad.

En el reciente Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2024, nuevamente se puso de manifiesto el interés de la academia por ofrecer sus productos, y Juventud Rebelde «descubrió» algunos de los que van teniendo mayor efecto en el país, porque esa relación universidad-empresa es, desde hace tiempo, un binomio indisoluble que se nutre en ambos sentidos.

«El inventario forestal es la segunda de las 19 medidas establecidas por la agricultura para el manejo de los bosques. Es un tema clave para cualquier empresa, pues es imposible aprovechar algo de los árboles, maderables o no, si no se conoce a profundidad lo que se posee», explicó Yordan Lores Perez, profesor e investigador de la Universidad de Guantánamo.

«El inventario forestal es fundamental para el manejo de los bosques», expresó Yordan Lores Pérez, profesor e investigador de la Universidad de Guantánamo. Fotos: Margarita Barrios

Cuenta el ingeniero que de ese centro de altos estudios surgió el proyecto de Gestión Forestal y Manejo de Bosques (Gefomabo), a través del cual brindan todos los servicios de inventario forestal para el desarrollo, monitoreo y ordenación de los bosques. «Todas las empresas que tienen patrimonio forestal están obligadas a realizar trabajos de ordenamiento para poder ejecutar los manejos necesarios», puntualizó.

—¿Qué experiencia tiene Cuba en ese sentido?

—Entre 1972 y 1984, el Ministerio de la Agricultura, con asesoría de la entonces Unión Soviética, realizó un proyecto de organización y desarrollo de la economía forestal. Luego, en el año 2000, lo retomó la Universidad de Pinar del Río, líder en ciencias forestales, de la mano del profesor Edilio Aldana, padrino del equipo nuestro.

«A esos empeños se suman también las universidades de Granma y la de Sancti Spíritus, que ahora tienen la carrera de forestales y pueden prestar servicios a las empresas de esos territorios que poseen bosques».

—¿Qué importancia tienen para el país esos trabajos?

—Me voy a remontar al Héroe Nacional José Martí, quien en sus escritos dijo que en Cuba se podía ir desde Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio por debajo de los árboles. Luego, la sobreexplotación llevó a que la mayoría de la vegetación de los llanos se perdiera, y al triunfo de la Revolución solo 14 por ciento del territorio cubano estaba cubierto de bosques.

«La Agricultura está haciendo un gran esfuerzo encaminado a la reforestación, y el patrimonio ha ido ascendiendo. El país ha orientado esfuerzos en la reforestación y hoy tenemos 31 por ciento del territorio con bosques, aunque el propósito es lograr 33 por ciento para el año 2030», precisó.

Otro de los empeños de la Universidad de Guantánamo es el vínculo con la producción de café, principal renglón económico de la zona montañosa del llamado Alto Oriente cubano.

La Empresa Procesadora de Café Capitán Asdrúbal López Vázquez, conocida por su nombre comercial Alto Serra, es la entidad con mejores niveles productivos y de calidad dentro de las de su tipo en el país.

«Tenemos ejemplos tangibles del vínculo universidad-empresa, afirmó el ingeniero Rafael Bello Leiva, especialista de Alto Serra. Fotos: Margarita Barrios

El ingeniero Rafael Bello Leiva, especialista de la empresa, presentó en el encuentro internacional un trabajo relacionado con el proceso de transformación del cultivo, con elementos tangibles de los positivos resultados del vínculo entre universidad y sector empresarial.

«Hemos desarrollado acciones para mostrar desde la educación, la ciencia y la innovación los altos resultados que estamos logrando, en aras de un desarrollo sostenible en las montañas, a partir de investigaciones realizadas en la Universidad de Guantánamo.

Nuestra provincia es 80 por ciento montañosa y el cultivo fundamental es el café. No podemos perder de vista su desarrollo, el cual tiene que ser sostenible a mediano y largo plazo y esto no se va a lograr jamás sin los nexos universidad-empresa. Para que los cultivos tengan más fortaleza, para que haya mayor desarrollo socioeconómico, hay que aplicar ciencia e innovación», aseguró.

Como puntualizó el especialista, es todo una cadena: si se obtiene un café de mayor calidad hay un valor agregado, y con ello el campesino se beneficia, porque el café que se produce para el país está subvencionado por el Estado, no son muchas las ganancias que obtiene el productor. Pero si logra en paralelo un producto de alta gama que se pueda exportar, suben los resultados y hay motivación para el trabajo.

—He escuchado que los suministros de café en el país se han visto afectados porque es preciso reforestar y no se poseen las semillas.

—Hay que verlo de forma integral. El clima ha cambiado, las lluvias son más escasas cada día y también hay una despoblación de la montaña mucho mayor, por tanto, hay lugares sin fuerza de trabajo.

«Es preciso un incentivo mayor para que el campesino permanezca en la montaña; para que atienda los cafetales de manera continua y realice un mejor desarrollo cultural en las plantaciones. Pero si no hay estimulación que se revierta en beneficio, no hay motivación.

«Eso se logra con el café de exportación: el productor se ve beneficiado en su vida personal y también puede adquirir los recursos que requiere para atender los cultivos. Estamos trabajando en nuestro proyecto con café lavado arábiga, cotizado en el mundo a un precio superior, y para ello es preciso la ciencia y la innovación. Sin el apoyo de la universidad no podemos lograrlo».

Agricultura de pequeño formato

Carlos Manuel Guerra Espinosa, profesor de Matemática de la Universidad Ignacio Agramonte, de Camagüey, se desempeña como asesor de maestrías en ese centro de altos estudios. En conversación con Juventud Rebelde destacó la tesis realizada por el maestrante Rafael Izaguirre, segundo jefe del Departamento de Posgrado: un ejemplo de innovación para lograr esa seguridad alimentaria que tanto se necesita.

«Aunque hay un gran empeño por el vínculo universidad-empresa, existen todavía posiciones conservadoras que hacen daño», afirmó Carlos Manuel Guerra Espinosa, profesor de la Universidad Ignacio Agramonte, de Camagüey. Fotos: Margarita Barrios

«Es un modelo de diseño conceptual sobre agropecuaria en pequeños espacios, para un patio de unos 600 metros cuadrados que permita impulsar el autoabastecimiento familiar. Queremos también trabajar en otro modelo algo mayor, para resolver ese tema en el ámbito de una comunidad.

«En nuestro proyecto tenemos también el plan de desarrollar una finca referencial con una agropecuaria inteligente, para lo cual contamos con un equipo de trabajo con compañeros de las facultades de Agropecuaria, Veterinaria, Economía… Esa es una tarea de futuro.

«Ahora queremos aprovechar la agricultura tradicional y los conocimientos de los productores en cuanto a la siembra. En su mayoría son empíricos, pero si le agregamos ciencia es mejor. Hacen falta sistemas dinámicos de información, que puedan ayudar a progresar en el ambiente de la agricultura y la pecuaria», destacó.

—Pero usted es profesor de Matemática, ¿el pensamiento lógico que genera ese saber le ayuda a buscar soluciones en otros ámbitos?

—Para mí la Matemática es una de las cosas más serias de la ciencia, pero el desarrollo implica integrar saberes. Tiene que haber una relación interdisciplinaria para alcanzar grandes resultados.

«Queremos también trabajar un proyecto de inteligencia artificial en el ámbito de la pecuaria, para monitorear algunas vacas, recopilar datos de su comportamiento y observar cómo se relaciona con la leche que pueden dar».

—Camagüey siempre se destacó por la producción de leche...

—Sí, actualmente tenemos para nosotros y suministramos también a la provincia de Las Tunas; además se logra una cantidad de queso que va a otras provincias del país, pero queremos echar a andar la fábrica de leche en polvo de Sibanicú, cuya producción está prácticamente detenida.

«Estaba el triángulo lechero de Vertientes a Santa Cruz y también el rectángulo que era la zona desde Sibanicú hasta Guáimaro, ahora con poco desarrollo.  El presupuesto tiene mucho que ver en todos esos empeños… Es preciso interrelacionar las empresas para que funcione adecuadamente, y aplicar ciencia y, sobre todo, innovación.

«Para lograr esa finca referencial de agropecuaria inteligente que tenemos en mente, por ejemplo, se requieren los drones de GeoCuba para la vigilancia de los cultivos y también para fumigar en el lugar donde se demande localmente, no es necesario de manera extensiva y eso también ahorra recursos.

«Es preciso vincularse no solo con la universidad, sino con las empresas, tomar experiencia de otros lugares donde los proyectos tienen éxito. Por ejemplo, en Sancti Spíritus están regando el arroz por gravedad, a partir de procesos de nivelación de la tierra. Eso es importante, porque así no hay que utilizar las turbinas, que requieren combustible. También emplean molinos de viento, que no son grandes tecnologías, pero ahorran dinero y tiempo, y ayudan.

«No siempre se necesita la supertecnología, basta con la innovación. Si lo que quiero es producir de forma eficiente y eficaz, realizo el riego en tiempo y en forma, combato las plagas de forma regular… No es caro si se coordina bien.

«Sin embargo, y aunque hay un gran empeño del vínculo universidad-empresa, hay todavía posiciones conservadoras que hacen daño. Se aplica la mentalidad de que, lo mío es cumplir el plan, lo tuyo me rompe “mi caminito”. No hay visión de perspectiva, de largo plazo, solo se resuelve el problema cotidiano».

Universidad de nuevo tipo

Cuando se inauguró la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, la calificó como una «universidad atípica», porque alumnos y profesores vincularían la formación académica con la producción de software, investigarían y serían líderes en las nuevas tecnologías en el país.

Luego de 21 años dando importantes pasos en el desarrollo de las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, la UCI cuenta con la Empresa Interfaz Kainos, que organiza toda su gestión.

La ingeniera Irina Brito Reyes, vicepresidenta de la Empresa, explicó a JR cómo comenzaron en abril del pasado año y ya tienen altos resultados en proyectos dirigidos a la innovación y el desarrollo de la universidad.

«Todos los proyectos e investigaciones se realizan con la participación de nuestros estudiantes y profesores», afirmó la ingeniera Irina Brito Reyes, vicepresidenta de la Empresa Interfaz Kainos, de la UCI. Fotos: Margarita Barrios

«Nuestra principal misión es desarrollar proyectos de innovación, comercializar productos vinculados a ellos, así como la transferencia tecnológica, sobre todo, asociadas a las TIC, aunque poseemos algunos otros servicios que son un poco más amplios.

«También tenemos el objetivo de comercializar asesorías, consultorías y servicios académicos asociados al pregrado y el posgrado de la universidad, como maestrías y doctorados, todo lo relacionado con los temas de investigación y los resultados que se puedan obtener. Lo principal es alcanzar dividendos de repercusión en la ciencia, la tecnología, la innovación… y contribuir al desarrollo del país».

—La UCI ha tenido muchos resultados en sus 21 años, sobre todo, en los temas de informatización y transformación digital…

—Es cierto. Kainos fortalece esos vínculos universidad-empresa y también nuestros servicios: proyectos académicos, asesorías y consultorías, incluso, para la exportación, algo que el país necesita hoy potenciar.

Brito Reyes puntualizó que son una empresa muy pequeña: solo trabajan en ella 16 personas, todos graduados de la UCI, muy comprometidos con llevar adelante los resultados de la universidad, donde la producción de
software y servicios ha estado asociada a su ciclo de formación. Incluso, se han comercializado en el exterior y también dentro del país.

«La empresa nos permite ahora organizar mejor el trabajo, que las relaciones sean más fluidas. Tenemos el reto de llevarlas a todas las provincias, para lo cual debemos aliarnos con otras empresas del sector de las TIC y universidades de diversos territorios», subrayó.

—¿Cuáles proyectos desarrollan ahora que quiera destacar?

—Tenemos varios proyectos, unos 16, que comenzaron el pasado año, por ejemplo, la historia clínica electrónica, que estamos potenciando en los hospitales del país con el apoyo del Ministerio de Salud Pública. Otro trabajo destacado ha sido con la Comisión Electoral Nacional, cuyo propósito es fortalecer el lazo con la gestión del sistema eleccionario.

«También con el Tribunal Supremo Popular desarrollamos un proyecto de expediente electrónico para el proceso legal, y estamos conceptualizando otros con entidades sectoriales y nacionales, como los ministerios de Educación Superior y de Comunicaciones, así como investigaciones con financiamiento del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma), que gestiona su realización y ejecución a través de nuestra empresa.

«Debo destacar que todos los proyectos e investigaciones involucran a estudiantes y profesores. Como Interfaz Kainos, lo que hacemos es comercializar resultados hacia las entidades. En los servicios asociados también participan especialistas y alumnos de la UCI».

Aunque aún quedan batallas por dar y espacios por llenar en el camino de una mejor utilización de la academia por parte de las empresas y entidades de la producción y los servicios, los caminos se abren cada día más, y la ciencia, la tecnología y la innovación se imponen para lograr el desarrollo del país.

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