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Cuando la salvación «cayó» del cielo

El joven teniente Yosbel Prieto Herrera, médico aeronáutico, fue uno de los protagonistas del rescate en alta mar de una cadete venezolana a bordo del Buque Escuela Simón Bolívar

Autor:

Adianez Fernández Izquierdo

SAN ANTONIO DE LOS BAÑOS, Artemisa - Hace varias jornadas en el Noticiero Estelar de la Televisión se contaba de otra proeza de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y de la medicina cubana. Desde el cielo llegó la salvación para una cadete venezolana que experimentó un problema de salud a bordo del Buque Escuela Simón Bolívar.

Tras un complejo rescate en medio del mar, la joven recibió las primeras atenciones que, a bordo de un helicóptero, le daba el teniente Yosbel Prieto Herrera, médico aeronáutico en la Brigada de Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria en San Antonio de Los Baños.

A su corta edad suma esta como otra de sus proezas, pues ya estuvo, siendo estudiante de Medicina, en la zona roja, durante la etapa de la pandemia de la COVID-19, en el Hospital Dr. Luis Díaz Soto (Hospital Naval) y luego en Cárdenas, justo cuando los números crecían y la situación se tornaba tensa.

El joven alquizareño, al terminar noveno grado, mostró inclinación por la vida militar. En la Escuela Militar Camilo Cienfuegos, de la provincia de Artemisa, comenzó su preparación y aprendió a ser mejor ser humano. «Allí conocí mucho con mis profesores sobre todo el valor de la disciplina. Y eso me ayudó a inclinarme por una carrera militar», explica.

Por ese entonces, la heroicidad de las misiones internacionalistas de los médicos cubanos lo atraparon e inclinaron por una profesión que nadie en su familia tenía: la medicina. «En aquel tiempo podía decir que iba a ser el primer médico y militar de la familia, y eso nos llenaba de orgullo, aun cuando sé que la vida militar exige sacrificios y mucha entrega, al igual que la medicina».

Entre los mayores sacrificios señala el estar mucho tiempo lejos de la familia. «Les ha costado un poco acostumbrarse, pero siempre están ahí para darme su apoyo y desearme lo mejor en cada una de mis tareas».

Recuerda aquella etapa de la COVID-19 como una de las más difíciles, por todo el tiempo que exigió separado de la familia, en contacto directo con la enfermedad y sabiéndose el sostén de muchos enfermos que necesitaban, por aquellos días, no solo la asistencia de un médico, sino también la voz que les asegurara que todo iba a salir bien en medio de un complejo escenario en el que, incluso, hasta el oxígeno podía ser escaso.

En aquella ocasión, Yosbel fue entrevistado para el periódico Girón y contó sobre casos que le habían marcado, como el del abuelito de 75 años que le recordaba a su abuelo. «Llegó inconsciente y poco a poco fue mejorando. Me llenó de orgullo verlo recuperándose y decir que se sentía bien gracias a nosotros. Esos gestos nos marcan y dan las fuerzas para seguir adelante», dijo en aquella ocasión.

A cuatro años de aquella cruzada por la vida que significó la etapa de pandemia, el nombre de Yosbel vuelve a la prensa como sinónimo de heroísmo. Aunque no participó directamente en la operación de la joven cadete, sí fueron claves sus primeros auxilios y esa mano amiga que le aseguraba que todo iba a estar bien.

Y es que, para este joven, la medicina va más allá de los procedimientos e implica tocar las almas, para sanar también con las palabras. Su afán de superación no cesa y se encuentra cursando su segunda especialidad en Medicina Familiar. Mientras, no duda un segundo cuando hay que dar el paso al frente para tareas como esta, riesgosas, pero reconfortantes.

Yosbel mientras trabajaba en la zona roja del hospital de Cárdenas, en los tiempos de la pandemia. Foto: Cortesía del entrevistado

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