El bloqueo norteamericano forma un muro compacto que carga sobre sus espaldas cada cubano. Autor: Ares Publicado: 27/10/2025 | 09:18 pm
No es un «disfraz» que se le coloca a la medida a los problemas que padecemos, aunque algunos seres muy perversos se empeñen en mostrarlo como cortina de humo. El bloqueo para Cuba es, cuando mínimo, una condición existente, asfixiante. La mayoría de la población antillana ha nacido bajo los efectos de esta política impuesta por el Gobierno de Estados Unidos. Y ese simple dato debería bastar, apartando cualquier tipo de ideología, para aborrecerlo a plenitud.
Se trata de una política de sometimiento del país más poderoso del planeta, sobre otro que solo ha intentado edificar, desde 1959, un camino distinto al de la arrogancia. El tema siempre será recurrente para esta Isla que no ostenta grandes recursos naturales ni riquezas, y donde solo existe la capacidad humana de sobreponerse a las barreras más duras y gigantes.
El bloqueo es parte de la vida diaria, forma un muro compacto que, al final, carga sobre sus espaldas cada cubano. No por rutinario y longevo dejan de sentirse con total crudeza sus efectos demoledores, alejados de todo tipo de concepto abstracto.
En los últimos tiempos, mediante el mundo digital, han intentado dirigir el mensaje a las nuevas generaciones de que esta política resulta una «justificación» más de la Mayor de las Antillas para ocultar ineficiencias, o una argumentación anacrónica que murió con la Guerra Fría o que, simplemente, nunca ha existido.
Ninguna mentira es tan grande como esa. Lo aseguran, incluso, jóvenes como Leanet Rodríguez Quirós, quien cursa el segundo año en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) Raúl Roa, donde Juventud Rebelde intercambió con varios estudiantes sobre el tema.
El dolor de millones
Según explica Leanet, ella aprendió sobre el bloqueo incluso antes de entender completamente su significado. Su madre, economista, le mostró la crudeza de las 243 medidas impuestas durante la primera aventura de Donald Trump en el Despacho Oval, a través de historias de transacciones y bancos que cerraban sus puertas a Cuba. Aun así, la lección más dolorosa llegó cuando su principal guía fue diagnosticada con cáncer de útero.
«Tuvo buena atención médica, pero no había reactivos para hacer las pruebas, la quimioterapia y muchos medicamentos eran difíciles de adquirir», reconoce.
Para ella, ver a su madre luchar contra el cáncer, sin acceso a terapias hormonales completas, transformó su concepción del bloqueo completamente, pasando de ser un tema lejano a algo que rozaba su dolor cotidiano. «Uno va a la sala de Oncología y encuentra a esos niños esperando el medicamento que tardará o no llegará, justamente, por una medida coercitiva que ignora las vidas y los sueños que está arrancando».
Esa misma crudeza marca la experiencia de Beatriz Eugenia Jerez Cuello, quien, a sus 20 años, define el bloqueo como la pérdida total del humanismo. El punto de quiebre para ella fue la pérdida de su abuelo. «No pudo salvarse porque el medicamento que necesitaba hace años no entraba a Cuba».
Esa frase concentra el costo humano de más de seis décadas. Un precio que ni los números oficiales puede cuantificar a ciencia cierta, porque solo la familia que lo padece vive toda su magnitud.
Comunicar en la actualidad
Con un memorando secreto, Lester D. Mallory, vice secretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos en 1960, expuso las estrategias destinadas a crear un ambiente de desilusión y descontento entre la población cubana, con el objetivo de debilitar el apoyo al Gobierno revolucionario.
Este documento revela las intenciones de Estados Unidos, que aún siguen vigentes, a la vez que sienta las bases del bloqueo: provocar hambre y desesperación mediante la sistemática privación de recursos.
Al respecto, José Enrique de la Cruz Pérez, estudiante de primer año del ISRI, explica que no se trata solo de una fractura en las relaciones con Estados Unidos, sino que busca imponer también un aislamiento con el resto del mundo, agravado por la inclusión arbitraria de Cuba en la espuria lista de Estados que, a criterio selectivo y mendaz del país norteño, supuestamente patrocinan el terrorismo.
Además, señala que emplear el término «embargo» ralla en la insensibilidad, en tanto esta medida «restringe la capacidad del país para aprovechar el potencial de su población, que ha demostrado su valía en múltiples sectores. El bloqueo, con todas sus letras, busca socavar esa capacidad intrínseca, debilitando las esperanzas de desarrollo y progreso», agregó.
Asimismo, los jóvenes se enfrentan a otra batalla, las redes sociales y la guerra frente a las falsas narrativas. Liosbel Ledón Rodríguez, quien igualmente cursa el primer año en el ISRI, identifica dos bandos, «quienes conocen que el bloqueo existe y quienes lo ven como una mentira».
Beatriz Jerez reflexiona sobre este desafío. «Hay que explicar los problemas con todos sus matices». Es preciso cercenar los facilismos a los que estamos acostumbrados. La solución, coinciden, está en una comunicación más inteligente que utilice las mismas redes sociales para argumentar con criterios sustentados, incluyendo las abultadas cifras de los daños.
Resistir con dignidad
Durante más de 30 años, los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas se han pronunciado en virtud de la resolución 79/7 de la Asamblea General titulada «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba», un ejercicio que se repetirá en la sede de la ONU este martes 28 y mañana 29.
Sobre el tema varias preguntas gravitan en el imaginario de las nuevas generaciones: ¿Por qué una decisión mayoritaria, asumida por años por la comunidad internacional, no revoca esta política de asfixia? ¿Por qué entonces Cuba continúa llevando su verdad a la ONU?
Al respecto, la joven Leanet Rodríguez explica con precisión académica que «las resoluciones de la ONU no son vinculantes». Y añade que, a pesar de conocer la hegemonía que ejerce Estados Unidos en el multilateralismo, el valor de estas votaciones radica en que «son la muestra fehaciente del respaldo internacional que tiene nuestro país». Para ellos, los votos prueban que el mundo no es ciego ante la injusticia contra el pueblo cubano, y conoce el precio millonario que pagan sectores vitales de nuestra sociedad con esta política.
Sobre el significado de «vencer el bloqueo», Liosbel Ledón responde que es una meta que estamos tratando de cumplir, pero lejos del derrotismo, proclama con orgullo que «día a día los cubanos estamos venciendo».
Para su compañero Frank Abel Ramos Llanes, tres de los factores esenciales que ponen en alto la resistencia del pueblo cubano son la organización institucional, que facilita la cohesión social, el sentido de pertenencia y propósito compartido; el pueblo como protagonista de la lucha por el bienestar de la nación y, finalmente, la cultura cubana como pilar fundamental en la construcción de la identidad.
Estos jóvenes encarnan también el sentir de una generación que transforma el dolor en propósito, en metas. Mientras se preparan para representar a Cuba ante el mundo llevan consigo la fortaleza de un pueblo que sigue encontrando alternativas para superar, aun en estos tiempos complejos, uno de los escollos más duros que se conozca en la política internacional.
El bloqueo en números
Dos meses de bloqueo: Equivalen al costo del combustible necesario para satisfacer la demanda de electricidad normal en el país (1 600 millones de dólares).
16 días de bloqueo: Equivalen al financiamiento requerido para cubrir las necesidades del Cuadro Básico de Medicamentos del país (339 millones de dólares, aproximadamente).
Seis días de bloqueo: Equivalen al financiamiento requerido para importar el material gastable médico (algodón, gasa, jeringuillas, agujas, suturas, catéteres, equipos para sueros, entre otros insumos) y los reactivos necesarios para el sistema nacional de salud durante un año (129 millones de dólares, aproximadamente).
Diez minutos de bloqueo: Equivalen al financiamiento necesario para cubrir la demanda de prótesis auditivas para los niños y adolescentes en situación de discapacidad que cursan la educación especial en el país (142 966 082 dólares).
Fuente: Informe de Cuba en virtud de la resolución 79/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba».
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