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La excelencia musical hecha voz y guitarra

A juicio de la crítica y el público, este dúo sureño —que forma pareja en la vida artística y privada, y cumple ahora su décimo aniversario—, es hoy uno de los de mayor solidez en el país

Autor:

Julio Martínez Molina

Froilán Alvarez y Noemí Rodríguez. Foto: Juan Carlos dorado NOEMÍ Rodríguez y Froilán Álvarez son los integrantes de Así Son, uno de los dúos en activo de mayor prestigio en Cuba actualmente. Presencia habitual en los festivales santiagueros de la trova, donde tienen un público muy conocedor que permanentemente los reclama, han obtenido diversos premios y emprenden una loable misión cultural en Cienfuegos, a través de peñas y otras acciones artísticas.

Por diez años este dúo ha regalado su interpretación de excelencia en disímiles escenarios, y en su currículo cuenta con primeros lauros en el concurso musical Eusebio Delfín, así como el Gran Premio en el Cubadisco 2005 por el fonograma de Bis Music, A dos manos, preñado de boleros, trova tradicional santiaguera, sones y Nueva Trova.

Noemí cuenta que «la formación del dúo es el resultado de muchos años de amistad y amor hacia la música cubana. Desde hace bastante tiempo los dos nos conocíamos, a partir del hecho de tener compañeros comunes en la música; no así en nuestras verdaderas profesiones, pues él es ingeniero civil y yo profesora.

«Después de haber estado juntos en una agrupación como aficionados, decidimos unirnos y en 1996 hicimos nuestra primera aparición oficial como dúo en una peña universitaria de aficionados», añade Noemí.

«En esos tiempos iniciales —refiere Froilán— establecimos como meta rescatar obras de la trova tradicional y de la cancionística cubana que pudieran caer en el olvido, al no ser interpretadas por otros artistas.

«A la par, íbamos haciendo un trabajo con obras de la Nueva Trova que también eran susceptibles de correr la misma suerte. Alternábamos con grupos profesionales y nos dábamos, poco a poco, a conocer.

«De esa forma, estuvimos trabajando dos años como aficionados, y el 27 de enero de 1998 nos profesionalizamos. Simultaneábamos nuestras respectivas profesiones con el arte, hasta que llegó un momento en que, ante la avalancha de trabajo, nos fue imposible hacerlo. Es así como, a partir de 2004, nos dedicamos íntegramente a esta labor», dice Froilán.

El binomio musical les dio a estos artistas la posibilidad de compartir la vida como pareja: «No es lo mismo formar parte de una agrupación que de un dúo; se comparte mucho en esta modalidad de la música, pues por lo general ambos miembros tienen mucho que ver. De manera paulatina, o surge la chispa o se establecen las bases de la complementación», asegura Noemí.

Considera ella (una voz exquisita a juicio de muchos, y en opinión de Martha Valdés, «privilegiada y despojada de todo tipo de vicio») que «la característica fundamental que debe tener un dúo vocal instrumental es que las voces empasten, para lograr la urdimbre sonora requerida y emprender la labor de lo que técnicamente se llama voz prima y voz segunda».

Reconocen que muy pocos de los dúos actuales cultivan la trova tradicional y estiman que el estado de salud del formato que defienden «no es hoy del todo halagüeño, pese a la labor de rescate emprendida».

Noemí y Froilán mantienen cada sábado desde sus inicios, en 1998, la peña cultural La brocha gorda; además desarrollan otra peña en la UNEAC. Con La brocha gorda, buscan mantener vivo el torrente de la cultura en la ciudad (y del dúo en tanto formato y concepto musical), que son de las cosas que más les interesan a estos profesionales, en cuyo talento tiene Cienfuegos una de sus cartas más válidas de presentación.

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