Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Dos jóvenes al timón de un carro patrullero

JR conversa con el director y los protagonistas de esta coproducción entre el Ministerio del Interior y el ICRT, que acapara la atención de gran parte de los televidentes cubanos

Autor:

Jorge L. Rodríguez González

Yadier Fernández y Leonardo Benítez, protagonistas de Patrulla 444.

Dos jóvenes policías en su carro patrullero irrumpen cada noche de domingo en los hogares cubanos. Desde su primer capítulo, Patrulla 444 acapara la atención de gran parte de los televidentes cubanos.

Estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) dan fe de ello. Altos niveles de teleaudiencia y gusto han acompañado cada semana al nuevo policiaco de factura nacional.

A las señas institucionales sumé un ejercicio que no falla: la opinión de la gente en la calle. Lejos del pedacito de La Rampa, salí a preguntar sobre la serie a patrulleros; a pasajeros de los nuevos «camellos»; a dependientes de cafeterías y bares que a diario escuchan de lo humano y lo divino; de paso unas llamadas a colegas de varias provincias porque, como ya sabemos, La Habana no es Cuba... Al final, no es difícil comprobar que esta coproducción entre el Ministerio del Interior (MININT) y el ICRT, realizada como homenaje al aniversario 50 de la Policía Nacional Revolucionaria, ha dado de qué hablar.

Mano a mano con Roly Peña

El director Roly Peña y parte de su equipo en la edición de uno de los capítulos finales. Patrulla 444 partió de la idea original de Nelson Ríos, y luego de pasar por varias manos, llegó a Roly Peña la posibilidad de dirigirla. El también actor ha demostrado sagacidad para contar historias en el medio audiovisual con seriales para jóvenes, teleplays, cuentos y documentales. Siempre soñó con filmar historias de «policías y bandidos», así que no dejó pasar la oportunidad. Sin embargo, enfrentarse a un policiaco era harina de otro costal.

Bien difícil resultó la tarea de estructurar códigos clásicos de un policiaco en una serie donde los protagonistas son dos patrulleros. Y es que el contenido de trabajo de estos agentes en Cuba es meramente operativo. Para Roly Peña ahí estuvo el primer dilema: ¿cómo hacer un espectáculo policiaco si sus protagonistas no investigan (aun cuando uno de ellos, Villa, tiene inquietudes por la investigación)?

Él sabía que la fórmula para este tipo de obra es casi infalible por probada: mezclar suspenso, delito, investigación, persecución y, por supuesto, atrapar a los delincuentes. Pero Roly insiste en que «si hubiéramos seguido estas pautas los patrulleros no hubiesen sido los protagonistas. Tuve que reformular los guiones porque sentía que, desde el punto de vista del espectáculo, no eran muy atractivos. Entonces, aposté por los códigos de la puesta en escena. No obstante, reconozco que estos agentes, como sujetos centrales de la trama, no son los personajes más idóneos para este tipo de materiales».

Lo cierto es que hasta la fecha, nunca antes los patrulleros habían sido protagonistas, a pesar de que se lo merecían. Y es que esa fuerza es la primera en enfrentarse al delito, además de constituir una potencia vital para el cuidado de la tranquilidad ciudadana en las calles.

La serie intenta desmitificar la imagen que reina en nuestra población sobre los policías que, como nosotros, son personas de carne y hueso, con virtudes y defectos, como todos. Precisamente, el objetivo central de Patrulla 444 radica en permitir que palpemos la riqueza humana que los acompaña, mientras conocemos sus conflictos laborales, amorosos y hasta los dolores físicos que padecen. «Para ello, apunta Peña, intentamos ponerlos a hablar como el más mortal de los cubanos, evitando que utilizaran todo el tiempo vocablos técnicos», algo que no se ha conseguido con frecuencia en propuestas anteriores.

Roly está consciente de su responsabilidad, como director de la televisión, con la transmisión de valores. Para él es esencial educar mientras entretiene con un producto ameno, con un buen espectáculo.

«El hecho de que a tanta gente le guste la serie es una señal de que así quieren que sean nuestros policías. Cada capítulo ayuda a cambiar la percepción que tiene el público sobre el trabajo que desempeñan. Yo no inventé policías correctos para ponerlos en pantalla, sencillamente tomé como patrón a los buenos y reales que conozco».

Además de los protagónicos habituales de la serie, han resaltado otras actuaciones como la del actor Rafael Lahera. Foto: Martha Vecino

—¿No te da miedo competir con superproducciones extranjeras como CSI o Prison Break, de tremenda factura y que gozan de gran éxito en los televidentes cubanos?

—En Cuba el policiaco tiene excelente acogida venga de donde venga. Es un gran reto para nosotros hacer uno que, además, ocupe un horario estelar de nuestra pantalla. Y claro, no lo niego, uno llega a sentir miedo cuando conoce que un alto porciento de nuestra programación es enlatada o extranjera. Y aunque no siempre válidas desde el punto de vista artístico o por su contenido, sí cuentan para su realización, a diferencia de nosotros, con una inyección importante de recursos con el fin de entregar un espectáculo televisivo, que «enganche» a la gente, y lo logran. Y nuestros televidentes consumen ese lenguaje.

«Nosotros no podemos copiar esas series extranjeras pero tampoco obviar lo que pasa en el mundo en materia audiovisual.

«Creo que por ahora la única vacuna que tengo para contrarrestar lo que te acabo de explicar es hacer un producto bien cubano. Por eso insisto en la representación de las diferentes razas, la autenticidad de los conflictos, los diálogos, la forma de moverse y hasta de armar una bronca».

Fuera de la patrulla

Para encarnar al teniente Jorge Villa y al primer suboficial Antonio Borges, protagonistas principales de Patrulla 444, los actores Yadier Fernández y Leonardo Benítez, respectivamente, vistieron de uniforme ocho meses, tuvieron que sacar la licencia de conducción y, antes de comenzar a grabar, convivieron 12 semanas con patrulleros reales.

Más que las exigencias dramáticas de su personaje, lo más complejo para Yadier resultó ser la preparación física. «Estuvimos mucho tiempo viviendo en la Unidad de Patrulla. Llegábamos a las 8:00 a.m., nos poníamos los uniformes con toda la indumentaria y nos incorporábamos a las mismas actividades que ellos. Íbamos a la cafetería, a los entrenamientos, a las clases, incluso a patrullar en la calle. A la hora de filmar ya nos sentíamos verdaderos policías.

«En una ocasión —rememora Yadier—, estaba todo uniformado en la calle, chequeando el tránsito con uno de los instructores, y una persona me reconoció. Me dijo: ¿Tú no eres Dimitri el de la novela Polvo en el viento? Tuve que decirle que estaba equivocada. De todas formas me respondió: «De madre, oficial, ¡es usted igualito!».

Para Leonardo lo más engorroso fue aprender a conducir: «La patrulla es la protagonista de la serie y yo la manejo, algo que no había hecho jamás en mi vida. Enseguida aprendí, pero estuve todo el tiempo con un estrés tremendo porque además de estar concentrado en la actuación, tenía que estar pendiente de dónde frenar, cómo doblar en momentos de velocidad y acción... Vine a “relajarme” a los tres meses de estar grabando».

Las anécdotas toman el pulso de la entrevista y los dos ríen a carcajadas cuando recuerdan cuánto trabajo les costó ponerse el uniforme los primeros días: el zambrán con las esposas, la pistola y la tonfa. «Los policías se “burlaban” y nos aconsejaban relajarnos, parecíamos robots», cuenta Leo mientras Yadier prefiere traer a colación la que, según él, fue la «escena» mejor lograda.

«Los actores íbamos en un carro con el mayor Tamarit, asesor de la serie, para una práctica de tiro. En medio de la carretera nos topamos con un choque entre una guagua y un camión. Aunque nadie terminó herido, los dos choferes salieron violentos a fajarse. Sin pensarlo nos tiramos del carro. Yo detuve al camionero, Leo neutralizó al otro, en tanto Walter Marcel (oficial Marcos) se puso a organizar el tránsito. Nadie nos vio como actores, ni nosotros mismos. Gracias a eso no se formó una riña tumultuaria».

Pero Patrulla 444 les dejó a Yadier y a Leo otras satisfacciones. La amistad que ahora comparten, por ejemplo, es una de ellas. También establecer con sus personajes «patrones de conducta para los propios policías», cita el primero, mientras que el segundo señala «la buena acogida del público, el cual ha podido conocer más de cerca el esfuerzo de estos hombres y mujeres para preservar el orden y la tranquilidad en las calles».

Seguramente, cuando a finales de año llegue una segunda entrega —la primera temporada culmina esta noche por Cubavisión—, tanto el equipo de realización como los actores de Patrulla 444 tendrán otras historias y anécdotas que contar. Sin embargo, el desafío al cual se enfrentarán será, sin dudas, muy superior.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.