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Crónicas de una ilusión

Crónicas de un mal amigo, texto del presidente uruguayo Tabaré Vázquez que aborda el tema del cáncer, fue presentado este viernes en la sala Eduardo Galeano de La Cabaña

Autor:

Lourdes M. Benítez Cereijo

El libro Crónicas de un mal amigo, del presidente uruguayo Tabaré Vázquez, fue presentado este viernes, como parte del programa de la 25 Feria Internacional del Libro.

La sala Eduardo Galeano, del país invitado de honor, acogió la presentación que contó con la presencia de María Julia Muñoz, ministra de Educación y Cultura de Uruguay; y Agustín Lage, director del Centro de Inmunología Molecular.

El texto, que aborda el tema del cáncer, está conformado por 23 crónicas con testimonios de algunos pacientes, recomendaciones y las remembranzas de Tabaré Vázquez, quien se muestra como el viejo médico retirado, que reflexiona acerca de sus relaciones con los enfermos en la batalla por enfrentar la dolencia.

El volumen nos muestra al hombre que expresa su preocupación en torno a la necesidad de combatir el cáncer, que se define en esas páginas como «un mal amigo».

Y esa intención queda plasmada en la esencia del libro: «Hoy, cuando los años del ejercicio activo de la profesión habían quedado atrás para aquel viejo médico, renovaba su compromiso de luchar como fuera, de forma inquebrantable, contra ese mal».

De genios, necios y oportunidades

Mientras tanto, en la sala Nicolás Guillén también se dialogaba de otros asuntos cruciales. ¿Tienen los noveles escritores suficiente espacio y visibilidad en los planes de las editoras? Esa fue la interrogante que sirvió de leitmotiv durante la realización de un panel sin precedentes en la Feria Internacional del Libro, que trató la Gestión editorial: autores jóvenes.

La iniciativa se centró en cuestiones teóricamente poco debatidas, según explicó el narrador, editor y crítico Enrique Pérez Díaz.

El investigador de literatura infantil aseguró durante su ponencia que para nadie es un secreto que existe una preferencia por lo conocido, lo consagrado; y reticencia y miedo por lo nuevo. Esa realidad, en el universo literario, se corresponde con una visión convencional y obsoleta, que provoca que los autores jóvenes queden en la penumbra, a no ser que se encuentren con un editor arriesgado.

Sin embargo, aclaró Pérez Díaz que el trabajo del editor debe estar encaminado a gestionar talento y puso énfasis en la necesidad de guiar la trayectoria de los que empiezan.

Para apoyar sus puntos de vista, el periodista citó algunos importantes ejemplos de escritores infravalorados al inicio, como la autora sueca Astrid Lindgren, cuya obra Pippa Medias Largas fue rechazada por el primer editor a quien se la entregó. El texto fue aceptado por una casa editora de la competencia y se convirtió en una pieza reconocida a nivel mundial.

Hizo referencias, igualmente, a la escritora J.K. Rowling, quien pasó por varios editores hasta dar con uno que le dio una oportunidad y contribuyó al nacimiento de ese fenómeno de masas que fue Harry Potter; y a John Kennedy Toole, autor que se suicidó tras no conseguir publicar su novela La conjura de los necios, ganadora del Premio Pulitzer de ficción en 1981.

Enrique Pérez Díaz precisó que si bien un editor debe estar dispuesto a correr riesgos, no debe olvidar que su función debe estar orientada a ser portavoz de lo nuevo y también de lo bueno.

Administrar la política editorial implica tener en cuenta al público, las ventas y al talento a promover, porque se puede frustrar la trayectoria de un escritor que puede cambiar el panorama literario. Para llamar a la reflexión concluyó sus palabras con una frase del escritor irlandés Jonathan Swift: «Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él».

En los esfuerzos que se hacen desde la Asociación Hermanos Saíz (AHS) para evitar ese «desamparo» que podrían padecer las nuevas voces se centró Yansert Fraga, vicepresidente de la organización que aglutina a la joven vanguardia intelectual.

En su intervención aludió a significativas acciones como el sistema de becas y premios que la AHS impulsa en pos de potenciar el talento literario emergente, y generar espacios de diálogo entre creadores consagrados y los noveles; así como tributar al fortalecimiento de un circuito de participación, apoyado por las cinco editoriales con que cuenta la AHS.

En ese sentido, Fraga hizo hincapié en las becas de creación Fronesis (proyecto de novela) y La noche (literatura infanto-juvenil) y comentó que ambas iniciativas deben jerarquizarse para que los empeños no sean en vano y esas creaciones puedan llegar a convertirse en libros, pero: ¿por qué no se incluyen en los planes editoriales?, interrogó.

Al respecto, Marlene García, de Ediciones Luminaria, apuntó que, tal vez por la carga acumulada, la sedimentación de lecturas o el tradicionalismo, la verdad es que a los jóvenes no se les da sufienciente espacio: muchas veces se quedan en el umbral de la lectura.

No obstante, a pesar de las distancias generacionales que puedan existir, señaló, apoyándose en su experiencia personal, que la literatura de los jóvenes gusta porque en ese inmenso universo, esa creación se abre paso como un desafío que necesitamos para nutrirnos y renacer.

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