Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Inocencia para la desmemoria

Desde finales de octubre se filma en locaciones de La Habana el largometraje Inocencia, de Alejandro Gil, que llevará a la gran pantalla, por primera vez, los trágicos sucesos del 27 de noviembre de 1871

Autor:

Alejandro A. Madorrán Durán

Cada 27 de noviembre se recuerda la injusticia cometida, en 1871, contra ocho estudiantes de Medicina, durante la dominación colonial española. Sin embargo, las múltiples dimensiones y consecuencias del hecho histórico y, sobre todo, los relatos humanos que lo constituyen son aún poco conocidos por muchos cubanos. Alejandro Gil (La pared, La emboscada) se halla entre esos cineastas que velan porque no seamos presa de la desmemoria.

Como tratando de capturar hasta le época del año en que se produjeron los acontecimientos que narra Inocencia, Gil decidió comenzar en octubre la filmación de su nuevo largometraje que, aunque responde a la ficción, busca poner rostros a una historia que merece latir más en la memoria colectiva de los habitantes de esta Isla.

Todo comenzó mientras realizaba uno de los capítulos de la serie La Historia del Arte Militar en Cuba, en el que debió investigar sobre el fusilamiento de los estudiantes. Ahí estuvo la génesis de su interés por el tema que primero desembocó en el documental Inocencias (1992) y que le sirve de precedente a la película que ahora lleva adelante.

«Estamos hablando de un filme cuyo final es conocido por todos, por tal motivo fue necesario crear un guion que pudiera sorprender al espectador y lo conquistara por su mensaje humano», dice a Juventud Rebelde Gil, quien para fabular la trama narrativa contó con el talentoso Amilcar Salatti González (Esteban).

Del trabajo conjunto entre escritor y director surgió la idea de construir dos relatos en paralelo: el primero narra los sucesos que finalizan con la condena de los jóvenes; el segundo nos presenta a Fermín Valdés Domínguez, quien fuera sentenciado a prisión en la misma aula de Medicina, pero que 16 años después se dispone a encontrar los cuerpos de sus compañeros y a denunciar el horrendo crimen.

Personajes sentidos

En la sala Trelles de la Academia de Ciencias de Cuba, una de las locaciones donde se rueda Inocencia, parece que el tiempo ha retrocedido casi un siglo y medio. Los actores que interpretan a los estudiantes de Medicina llevan trajes como los que vestían los criollos pudientes del siglo XIX, lucen sus cabellos engomados y brillosos, mientras pequeños bigotes asoman en sus lozanos rostros. También en el set están los que encarnan a los llamados rayadillos, quienes portan uniformes azules, sombreros y largos fusiles de la época.

No importan las características del personaje que defienden. Invariablemente en cada actor se evidencia la emoción de poder traer hasta nuestros días uno de los acontecimientos más sentidos de la historia de Cuba. Lo confirma la joven actriz Yaremis Pérez, quien, como encargada del casting, asegura que la sensibilidad mostrada por los candidatos, su identificación con los hechos, influyó a la hora de la selección del elenco. Por eso no tuvo dudas en el momento de determinar que en Yasmani Guerrero (La noche de los inocentes, Jirafas) recayera la difícil tarea de representar al obsesionado y valiente Fermín Valdés.

Sobre Guerrero, la responsable de conformar el reparto comenta: «Yasmani fue siempre nuestra opción más certera. Teníamos que encontrar a alguien con una edad intermedia, cuyo aspecto fuera fácil de rejuvenecer o envejecer según hiciera falta. También esa cualidad la precisamos en otros siete actores, quienes asumen sus respectivos roles en las dos etapas en que se mueve la película».

Interrogado por nuestro diario en uno de los descansos, Guerrero explica que lo más difícil para él fue haber filmado las escenas de manera inversa. Y es que ese instante en que dialogó con JR se estaba metiendo en la piel del estudiante después de haber grabado el proceso de la búsqueda de los cuerpos. «Es complicado, porque debes pensar cómo concebir tu papel en ambos tiempos, sin dejar de ser el mismo», apunta.

Sin embargo, la dirección de Alejandro Gil y tener en sus manos un guion con tan buenas caracterizaciones y diálogos, contribuyeron a que todo fuera más fácil, reconoce Guerrero, quien también indica que «el maquillaje y el vestuario te ayudan a encontrarte mejor con tu personaje, de cierto modo te indican cómo sentarte, cómo comer o cómo hablar».

Esta vez dos populares actores: Héctor Noas (Los dioses rotos, Verde verde, La pared) y Yadier Fernández (Casa vieja, Larga distancia) interpretarán los roles antagónicos de Inocencia: el detestable jefe del cuerpo de voluntarios, Felipe Alonso, y el gobernador de La Habana, Dionisio López Robert, respectivamente.

Desde el inicio, Noas tuvo muy claro un principio que no era ajeno al resto del equipo: «El director nos ha enfatizado constantemente que no quiere que los personajes sean caricaturas. Que la maldad no se debe mostrar con sobreactuaciones, sino con naturalidad, que se pueda sentir que es el odio interior el que los impulsa.

«Cuando se asume un personaje negativo debemos hallar las claves que permitan entender el porqué de sus acciones. En este caso, Felipe Alonso, a quien le toca la reprobable misión de instigar al gobernador para que sean fusilados los estudiantes de Medicina, actúa de esa terrible manera porque el cuerpo de voluntarios necesitaba mantener un férreo control sobre La Habana, debido a que temían que la ciudad se les escapara de las manos, como pasaba en Oriente», argumenta Héctor, mientras viste una reproducción del antiguo traje que usaran los rayadillos.

Muy similar piensa Yadier Fernández, quien sostiene que «para humanizar un personaje es preciso tratar de entenderlo. Así es como se logra una representación más cercana a la realidad. Durante el proceso de acusación a los estudiantes, destituyen a Dionisio López Robert como gobernador por ser un corrupto, entonces se propone apoyar a los voluntarios para mejorar su imagen política frente a las autoridades españolas. Sin embargo, él nunca quiso que los fusilaran. Fue una víctima de su propia estrategia», adelanta Pérez.

Retrato de una época

La diseñadora de vestuario, Liz Álvarez, dice preferir las películas de época aunque sean las que más retos y dificultades les impongan. En Inocencia también ha tenido la oportunidad de echar a volar su creatividad para reproducir los modos de vestir del siglo XIX.

«Para la ocasión se confeccionaron numerosos trajes, uniformes, calzado y accesorios, pues quisimos personalizarlos de acuerdo con el carácter de cada personaje, es decir, teniendo en cuenta sus matices o la transformación  que experimentan a lo largo de la película», señala Álvarez.

Al igual que le pasó a Liz, para el experimentado Ángel Alderete constituyó una motivación el corte que tendría Inocencia, porque esta es la primera vez que fotografía una película que se desarrolla en tiempos en que no existía luz eléctrica. En ese sentido, es la iluminación uno de los grandes desafíos que este maestro del lente declara haber tenido que superar.

«La filmación se ha realizado casi en su totalidad en interiores. Para dar luz he utilizado mechones y velas, como se hacía entonces, y me he auxiliado de algunas lámparas eléctricas cubiertas con filtros especiales», cuenta.

Otro reto profesional fue diferenciar visualmente las dos narraciones que evolucionan paralelamente. Si en la primera parte, los colores aparecen algo saturados y la cámara tiene más movimiento; en la segunda, el lente se mueve menos y son los actores, trasladándose por la escena, quienes cambian de plano, revela Alderete.

«Para que la película “respire” tratamos de tomar planos abiertos y movimientos más audaces cuando rodamos en exteriores», informa quien ha dejado su impronta en obras como Algo más que soñar, La Gran Rebelión, María Antonia, Lisanka, Ciudad en rojo... De seguro, en lo adelante estará también entre sus orgullos esta Inocencia que ha retratado en numerosas locaciones: desde la fortaleza de La Punta y el Castillo del Príncipe, hasta el Museo de Pintura Mural y el Parque Lenin, donde se reprodujo el cementerio San Antonio Chiquito, lugar donde fueron enterrados, en fosa común, los cuerpos de los estudiantes. 

JR pudo constatarlo in situ, en medio del ajetreo de las filmaciones: no es solo Alejandro Gil el enamorado de este noble proyecto; es todo su equipo que lo acompaña con idéntica pasión, con la confianza de que Inocencia logre comunicarse con su público, sobre todo con los jóvenes, para emocionarlos hasta el punto de que los impulse a indagar más en esos trascendentes momentos de la historia.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.