Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El «guapo» de Yateras

El Guajiro, auténtico defensor del changüí, no ofrece entrevistas, conversa como si te conociera de toda la vida 

Autor:

Luis Autié Cantón

Se llama Celso Fernández Rojas, pero todos lo conocen como Celso, «el Guajiro». Alto, con un sombrero alón y una barba que cubre gran parte del rostro, este auténtico defensor del changüí no da entrevistas, conversa, te habla como si te conociera de toda la vida, sudando a mares tras un concierto. Su voz tiene tintes soneros bien marcados, y suena exactamente igual cuando canta que cuando habla. Te mira a los ojos y te dice que la música es lo más lindo que hay. Y te das cuenta entonces de que es un tipo feliz.

Al Guajiro la música lo salpicó cuando era un niño, cuando en su casa de Raisú de Yateras se sentaba a contemplar a su madre Norma, principal fuente anímica para cumplir sus deseos artísticos. «Mi mamá era cantante y me fascinaba escucharla. Ella tocaba mucho en Altares de Cruz y en otras actividades de montaña; yo la veía y así mi inquietud por la música fue floreciendo poco a poco, como las plantas. Mi madre siempre me impulsó a seguir con mis sueños. Durante un tiempo ejercí como maestro, pues me gradué como educador en el entonces Instituto Superior Pedagógico Raúl Gómez García».

—¿Por qué el changüí?

—Lo mío siempre fue la música. Miraba con admiración y respeto a los grandes changüiseros, porque ellos dejaron el trillo para que después nosotros pudiéramos transitarlo. Aunque vengo de defender el son, porque antes de 1993 era la voz principal en los dos grupos en los que estuve, Batacancán y Sonido 1410, desde el inicio nuestro objetivo fue perpetuar un género identitario del municipio, porque el changüí nació en Yateras. Sin embargo, a principios de la década de los 90 allí solamente existía una agrupación que lo cultivaba. Por eso creé la mía».

«Era una época difícil, sí, cuando surgió la banda el 1ro. de abril de 1993», dice Celso como pensando en voz alta, aunque él es de esos que crean una sinfonía hasta con una lata y un palo. «No obstante, queríamos dar un mensaje de aliento a la gente a través de la música, contrarrestar de alguna manera la situación tan dura y compleja que trajo el período especial. Escogimos esa fecha de fundación para homenajear los aniversarios de la Unión de Jóvenes Comunistas y de la Organización de Pioneros José Martí, porque además de músicos somos patriotas, revolucionarios y cubanos. Es un grupo pequeño con el cual estoy enormemente satisfecho.

«El problema principal que enfrentamos fue la falta de instrumentos, a lo que se sumó el desconocimiento del género que te-nían mis músicos (yo era el único que había estudiado, que tuvo una formación académica), pero con voluntad y entrega pudimos ir transformando poco a poco esa situación. Nos hemos superado, al punto de que la nuestra es la agrupación que más premios ha ganado en los festivales del changüí. ¡Imagínate que ya no nos permiten participar! Ahora solamente formo parte del grupo base que acompaña las obras finalistas, a los treseros, los marimbuleros y los bongoseros».

—En tiempos de música importada, relaborada «a la cubana», es significativo cómo en Guantánamo todos conocen a Celso, «el Guajiro». Sin importar la edad, las personas bailan con el changüí. Este disfrute de las nuevas generaciones con un género tradicional puede ser considerado un rara avis en la actualidad nacional...

—Sí, así es. Nos alegra mucho eso. Creo que este reconocimiento se debe a varios factores: a la calidad de los textos, a la capacidad de los músicos y a su calidad humana, característica que considero como la más importante. Estos músicos llevan 25 años conmigo, el grupo apenas ha cambiado desde que se fundó. Solamente se incorporó el bongosero, que empezó con 15 años y hoy tiene 30».

Entonces Celso me señala a lo lejos al tresero, ocupado en la recogida de los instrumentos luego del concierto. «Hay que saber lidiar con los distintos caracteres de los músicos, meterse en su mundo interior, entenderlos y apoyarlos.  Mira, ¿ves a ese que está allá? Es uno de los mejores treseros de Cuba. Puedes estar seguro de eso. Pero no te diste cuenta de que le falta un dedo, y ¡mira el virtuosismo que tiene!».

—Es una lástima que un ritmo tan contagioso como este no sea más conocido en el resto de la Isla...

—Estoy totalmente de acuerdo. En la Televisión ahora están apareciendo algunos programas, más de tipo shows, como Sonando en Cuba y Bailando en Cuba, por ejemplo, que intentan reivindicar la música cubana. Pero el changüí no sale de Guantánamo. Eso es malo. La música guantanamera necesita más promoción, mientras que la gente debería visitar más nuestra provincia. Mayito Rivera se fue emocionado, pues se topó con un género tremendamente auténtico, en apariencia fácil de cantar, pero que es difícil en realidad, porque el changüí va siempre a contratiempo, y el ritmo del bongó es sincopado, va medio «atravesa’o». Los músicos deberían venir a Guantánamo y aprender sobre la música que hacemos aquí, no únicamente para tocar en una plaza y recoger un cheque, la interacción sería muy provechosa para todos.

—La improvisación es, quizá, lo más importante en su obra. Hasta Mayito Rivera confesó haber quedado fascinado por la música que hace su grupo. No es fácil componer, pero más difícil aún es componer al vuelo, en el escenario, frente al público. Viene a la cabeza, sin querer, las «batallas» entre repentistas en la música campesina. Usted mismo, en varias ocasiones, se ha autodenominado «un guapo de Yateras». ¿Alguna conexión?

—Mira, la principal razón de ser  de un artista es la opinión del público. La gente dice que yo improviso bien, quizá la naturaleza me haya dado ese don. Lo primero que surgió en el changüí fue la Regina, o sea, las improvisaciones cortas. Me gusta improvisar. Cuando hay que hacerlo de manera fraternal, se hace, pero cuando hay que formar una «balacera» se forma «balacera». No soy enemigo de nadie, pero sí tal vez un duro rival de algunos (sonríe). En la música no se deben tener enemigos, porque ella es un mensaje de aliento y de paz para la humanidad. La música es para unir corazones.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.