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Presentación española en primera persona

Dentro de la muestra española, en el presente Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, destaca la cinta Campeones, posiblemente destinada a coronarse como la Mejor Película extranjera en la edición 91 de los premios Oscar el próximo febrero

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Quienes han llegado a ver El reino, sobre todo en su país de origen, alaban con fuerza los pantalones bien puestos de Rodrigo Sorogoyen, su director; y de Isabel Peña, responsable del guion junto al cineasta. Y es que la tercera película del realizador de Que Dios nos perdone, presente en la muestra de cine español que propone el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, se adentra en un tema escabroso: la corrupción.

 Para narrar esta historia, Sorogoyen eligió al notable actor Antonio de la Torre para que se convirtiera en Manuel, «un influyente vicesecretario autonómico que  tiene todo a su favor para saltar a la política nacional y observa cómo su vida se desmorona cuando...».

Como ha explicado Sorogoyen, solo le bastó concentrarse en la vida misma para construir El reino. «Nos nutrimos de esa realidad, nos fascina de forma negativa, intentamos entenderla y a partir de ahí trabajamos la ficción, porque queríamos hacer un thriller con personajes que el espectador creyese reales.

De esta película coproducida por Francia, que la crítica ha situado como «la primera gran producción española del siglo XXI que denuncia la corrupción que ha provocado mayor desconexión entre los políticos y los ciudadanos en la historia de la democracia», se aplaude la solidez del guion, la música de Olivier Arson, y las soberbias interpretaciones de De la Torre, así como los secundarios como Ana Wagener y Luis Zahera.

También Quién te cantará constituye la tercera vez detrás de las cámaras de Carlos Vermut, «la última gran revelación del cine español», a decir de Pedro Almodóvar. Tan exitosa fue su anterior experiencia en el set con Magical Girl, que esta que ahora se puede apreciar en La Habana lideró el ranking publicado por Vanity Fair de las 50 películas más esperadas de 2018.

En Quién te cantará, Lila Cassen es una diva de la canción que anhela regresar a los escenarios, pero ha perdido la memoria. Entonces se ve obligada a recurrir a Violeta, una fan suya que la ayudará a recuperar su identidad. Vermut determinó que fueran Najwa Nimri y Eva Llorach, quienes interpretaran estos roles. «Me llamó la atención, señaló, que durante los últimos años Najwa Nimri hubiera estado más centrada en la televisión y en la música. No se retiró del cine, pero dejó de hacer papeles protagonistas. Son detalles que nos servían a mí y a ella para construir a Lila Cassen.

«Con Eva yo había trabajado ya hace mucho y estuvo en mis dos películas (Diamond Flash y Magical Girl). Había que hacer un casting en el que Lila y Violeta fueran como dos versiones de la misma mujer. Najwa y Eva me transmitían sensaciones similares. La elección de una no se entiende sin la otra», argumentó en una entrevista.

«Yo sabía que estaba escribiendo una película que tiene que ver con el melodrama, pero quería jugar con más elementos en la historia. Me gusta mucho la mezcla de géneros y admiro a los directores que saben hacerlo, como Takashi Miike y Sion Sono, capaces de hacerte reír en una escena y sacarte una lágrima en la siguiente».

Entre dos aguas también aparece en la nómina, pero tiene la peculiaridad de que su director, Isaki Lacuesta, retoma la existencia de los hermanos Isra y Cheíto una década después de habérnoslos presentado en La leyenda del tiempo.

Hallar en la isla de San Fernando a estos dos niños huérfanos cuando acabaron de perder a su padre fue la motivación que lo llevó a rodar La leyenda del tiempo. Ahora, diez años más tarde, se topó con que, si bien Cheíto se había enrolado en la Marina y es responsable padre de familia, Isra había terminado en la cárcel. Así surgió Entre dos aguas, que le valió su segunda Concha de Oro en el Festival de San Sebastián.

«Entre dos aguas habla de dos hermanos que intentan reconstruir sus vidas. Y lo que se encuentran es que las heridas del pasado continúan abiertas. Es un sentimiento de orfandad literal y social. Como dice en la película Isra, nadie ha sabido llorarle sus desgracias. Y eso es porque no queremos ver esa realidad, todo el mundo vuelve la vista a otro lado.

«Las fronteras interdisciplinares vuelven a diluirse; pero, en esta ocasión gana la partida la ficción. Todo es actuación y puesta en escena. Espero que la gente sepa valorar el trabajo que hacen los chicos y cómo nos abrieron la puerta a su intimidad», agradeció Isaki Lacuesta, quien escribió el guion con la compañía de Isa Campo.

En este viaje a la cinematografía de la penísula ibérica, Muchos hijos, un mono y un castillo (Gustavo García Salmerón) y Camarón: Flamenco y Revolución (Alexis Morante) se mueven en el campo del documental, mientras que Black is Beltza (Fermin Muguruza) sale en defensa de la animación.

Completan el selecto listado, ficciones al estilo de Carmen y Lola (Arantxa Echevarría), Petra (Jaime Rosales) y Gure Oroitzapenak, que tiene dirección amplia y colectiva: Asier Altuna, Fermín Muguruza, Oskar Alegria, Özcan Alper, Mireia Gabilondo, Eugéne Green, Itziar Leemans Besga, Josu Martínez Martínez, Ane Muñoz Mitxelena, Maider Oleaga Casado, Carlos Enrique Machado Quintela y Maialen Sarasua.

Faltaría por mencionar Campeones (Javier Fesser) que no solo se mantiene como la cinta más taquillera del año en España, sino que desplazó a Handia (Jon Garaño y Aitor Arregi) y Todos lo saben (Asghar Farhadi) en la porfía por ser la que represente al país en la lucha por coronarse como la Mejor Película extranjera en la edición 91 de los premios Oscar, que se celebrará el próximo febrero.

Campeones nació después de que Javier Fesser leyera un artículo sobre un club deportivo en Valencia donde se hablaba de Ramón Torres, capitán del equipo paralímpico al que retiraron la medalla de oro ganada en los Juegos de Sidney 2000, por considerar que varios miembros del equipo no tenían «la suficiente deficiencia intelectual». De esa nota partió el argumento que escribieron a cuatro manos el director y David Marqués, a partir de la figura de un entrenador profesional de baloncesto  quien es enviado a trabajar con personas discapacitadas como «castigo» por ser culpable de un accidente de tráfico bajo los efectos del alcohol.

Ya el autor de Aquel ritmillo (Goya al Mejor cortometraje de ficción) y El milagro de P. Tinto (su ópera prima) había compartido en el plató con Javier Gutiérrez cuando filmó Servicio técnico, de modo que cuando tuvo que pensar en quién sería el protagonista de Campeones no lo dudó ni un instante. Dice que de inmediato supo que su tocayo «era el candidato perfecto para personificar dos cualidades esenciales de la película: ternura y humor».

Eran estos rasgos primordiales para quien tendría que interactuar con un grupo significativo de actores no profesionales. Definitivamente la experiencia fue súper enriquecedora. «La inocencia que destilan todos los actores, su falta de prejuicios, esa limpieza, tan infantil, de mirada y de alma», se aprecian en esta película que jamás deja indiferente.

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