Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Reportes del mundo en Cannes

Algunos especialistas consideran el Festival de Cannes las naturales antípodas del premio Oscar, más propenso a reconocer producciones genéricas y comerciales

Autor:

Joel del Río

Por su inclinación a reconocer el cine de autor, más artístico y riguroso, algunos especialistas consideran el Festival de Cannes las naturales antípodas del premio Oscar, más propenso a reconocer producciones genéricas, comerciales y, sobre todo, acogidas a un lenguaje más convencional. Sin embargo, los cinéfilos interesados en conocer los premios de la edición número 75 de uno de los más influyentes eventos del cine mundial, tendrán que discriminar, en algún buscador de internet, entre cientos de titulares estilo «los mejor vestidos de la alfombra roja», o «las estrellas de Cannes y sus vestidos más impactantes». Finalmente, después de discriminar entre la creciente necedad, sabrán que la Palma de Oro de este año correspondió al filme sueco, hablado en inglés y protagonizado por Woody Harrelson, Triángulo de la tristeza, de Ruben Östlund, quien cierra su trilogía sobre lo que él entiende como la ridiculez masculina, el grotesco ahínco por encabezar los trending topics, y la galopante superficialidad del mundo contemporáneo.

A pesar de la frivolidad dominante, sobre todo a nivel mediático, el Festival se las arregla para mantener su invariable fidelidad respecto a los autores consagrados, esos cuyos nombres reaparecen año tras año en la Sección Oficial. Este año concursaron, y obtuvieron algún tipo de reconocimiento, tres cineastas que, en el pasado, se alzaron con la preciada Palma de Oro. Se trata, en primer lugar, del laureado Ruben Östlund, ganador en 2017 del premio máximo por aquella sátira del arte contemporáneo llamada El Cuadrado. También volvieron a la carga los hermanos belgas Jean Pierre y Luc Dardenne, que ya cuentan con dos Palmas en su historial (Rosetta, en 1999, y El niño, de 2005) y presentaron Tori y Lokita, laureada finalmente con el Premio Especial Aniversario 75, gracias a la humanidad que destila la historia de la amistad entre un niño y una adolescente africanos, que se mantienen juntos a pesar de las muy difíciles condiciones de su exilio en Bélgica.

El Grand Prix de 2022 fue compartido (sorpresivamente) entre otra película belga,El amor de los amigos cercanos, el segundo largometraje del joven realizador Lukas Dhont, y la coproducción realizada en Panamá y hablada en inglés Stars at Noon, de la consagrada realizadora francesa Claire Denis. Casi todos estuvieron de acuerdo con premiar la primera de las películas mencionadas, que confirma la sensibilidad de su realizador, muy recordado por su ópera prima Muchacha, sobre los problemas de aceptación que enfrenta una joven transgénero, y ahora describe la complejidad del tránsito de la amistad al amor entre dos adolescentes varones. Muy poco entendieron los méritos del filme dirigido por Claire Denis, que habla sobre un hombre de negocios británico y una periodista norteamericana que se enamoran mientras trabajan en Nicaragua, y luego deben abandonar ese país en medio de los cierres y clausuras ocasionados por la pandemia.

Si a la lista de las mencionadas añadimos que el galardón, cuarto en importancia, llamado simplemente Premio del Jurado, fue compartido por la coproducción ítalo-belga Le Otto Montagne, del dueto Félix van Groenigem y Charlotee Vandermeersch, y la polaca Eo, del veteranísimo Jerzy Skolimowski, podemos concluir que los principales premios de Cannes, este año, recayeron sobre reflexiones sociales de producción europea y corte minimalista. Además, debe decirse que todos, absolutamente todos los cineastas belgas seleccionados para competir resultaron premiados al final. Por otra parte, el resto de los galardones fue acaparado por cinematografías asiáticas.

Después de llevarse a casa la Palma de Oro en 2018 con Somos una familia, el veterano realizador japonés Hirokazu Kore-eda presentó este año La familia de traficantes, que le valió el premio de actuación al sudcoreano Song Kang-ho, de recordada presencia en importantes producciones de su país como Simpatía por Lady Vengeance, El Huésped y la mundialmente reconocida Parásitos. El nuevo filme de Kore-eda, sobre tres adultos con un pasado difícil que asumen la crianza de un niño huérfano, ganó también el premio del jurado ecuménico, encargado de distinguir cada año a uno de los filmes en competencia que mejor ensalce los valores humanos.

Y precisamente de Corea del Sur procede también el ganador del premio a la mejor dirección: Park Chan-wook que estuvo siempre entre los preferidos de los especialistas con Decisión de partir, sobre un veterano detective que investiga el asesinato de un hombre y sospecha de la viuda, aunque ella lo atrae poderosamente. Park Chan-wook nunca ganó la Palma de Oro pero sí recibió el Grand Prix, en 2004, por Oldboy, y el Premio del Jurado en 2009 por Sed. Y las coordenadas del thriller son asumidas asimismo por la producción iraní Santa araña (de Ali Abbasi) que significó el premio de actuación femenina para Zar Amir Ebrahimi, en una trama de suspenso sobre una periodista que investiga los crímenes en serie de un asesino de prostitutas, en la ciudad santa de Mashhad, donde el homicida es considerado por muchos un héroe, en tanto cumple «la misión» de limpiar las calles de pecadoras. El filme se inspira en la historia real de Saeed Hanael, apodado La Araña Asesina, alguien que asesinó 16 mujeres entre 2000 y 2001.

Y también comulga con el thriller, pero de tipo político, la segunda película del cineasta sueco de ascendencia egipcia Tarik Saleh, que recibió el premio al mejor guion por El niño del cielo, sobre el joven hijo de un pescador en un pequeño pueblo egipcio, al que se le ofrece el privilegio de estudiar en una universidad de El Cairo que es el epicentro del poder del Islam en aquel país. Poco después de su llegada a la capital, muere el líder religioso y el joven protagonista se convierte en rehén de la lucha por el poder entre la élite religiosa y política.

A pesar de que la competencia oficial del evento excluyó olímpicamente al cine iberoamericano, la sección paralela nombrada La Semana de la Crítica, dedicada a destacar los nuevos talentos, otorgó su Grand Prix, y además el premio de la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos al mejor guion, a la colombiana La Jauría, ópera prima de Andrés Ramírez rodada en la zona de bosques tropicales de Ibagué. El joven actor Jhojan Jiménez interpreta el papel de Eliú, un campesino encarcelado en un centro de detención de menores por un delito que cometió en compañía de su amigo El Mono; todo se complica cuando El Mono es trasladado a ese mismo lugar, y desentierra un pasado que Eliú preferiría olvidar.

Ya se sabe que los medios de comunicación mundiales, cuando hablan de cine, prefieren remitirse al Oscar, pero este año en Cannes hubo un puñado de películas trascendentales, de esas que enriquecen al espectador, y le ayudan a comprender mejor la especie humana.

El Premio del Jurado, fue compartido por la coproducción ítalo-belga Le Otto Montagne (en la foto) y la polaca Eo.

El Grand Prix de 2022 fue compartido entre la película belga El amor de los amigos cercanos, del joven realizador Lukas Dhont, y la coproducción realizada en Panamá (en la foto) y hablada en inglés Stars at Noon.

Del realizador japonés Hirokazu Kore-eda se presentó La familia de traficantes.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.