La tradición artística que tomó auge en Cuba a partir de los años 40 del siglo pasado mantiene un fuerte arraigo popular. Foto: Tomada de la cuenta de Instagram del Guiñol de Remedios Autor: Internet Publicado: 09/09/2025 | 12:14 am
Divino regalo el de los títeres. Toda una fiesta para los sentidos se gesta desde el retablo en silencio y a oscuras hasta la explosión de un espectáculo de colores, sonidos, movimientos, risas, enseñanzas y un pacto de ilusión que vuelve real lo imposible, mientras voces, manos y corazones humanos dan vida al mundo de los muñecos. Toda esa magia llegó a la octava villa de Cuba durante la 4ta. Jornada teatral Canción que borda un cuento.
«Ha sido un éxito porque volvió realidad un sueño de Fidel Galbán: que algún día se hiciera un festival de títeres desde su municipio. A nosotros se nos fue de las manos, porque la primera edición gustó tanto que hicimos la segunda y ya vamos por la cuarta», comentó Jorge Luis Rojas García, director general y artístico de teatro Guiñol de Remedios, el cual celebró sus 58 años de creada.
Hasta San Juan de los Remedios llegó el premio nacional de Teatro René Fernández Santana, director de teatro Papalote, para rendir tributo a la trayectoria de quien fue su colega dentro del movimiento titiritero y cuya obra admira profundamente. Quedó maravillado por cómo se unieron artistas, creadores, niños y padres en las calles para dar la bienvenida a la jornada teatral, y la presentación de una obra hecha por infantes, lo que calificó como una importante acción educativa.
«Pienso que el evento debe seguir evolucionando. La quinta edición tiene que ser mejor. Hace falta realizar un coloquio sobre Fidel Galbán, con ponencias sobre él, su obra y su legado. Si no hubiera existido Fidel, no existiría este colectivo.
«Eso hay que respetarlo, porque es una escuela y hacen falta escuelas en Cuba, que no solo enseñen la técnica artística, sino también la ética, el amor y el compromiso hacia la profesión de hacer teatro para niños», aseveró el destacado dramaturgo, director artístico, diseñador y pedagogo.
La magia de un muñeco parlanchín
Jorge Luis nació con instinto de titiritero. Desde muy pequeño entretenía a sus hermanos y amigos con historias de su invención y muñecos hechos con cualquier objeto. En los círculos de interés encontró la verdadera pasión al descubrir cuánto podía enseñar un títere a la vez que entretenía, y hoy conduce los destinos de un grupo que ya cuenta 58 años sobre los retablos.
Para Marian Gavilanes Pérez, una de sus discípulas, crear personajes y expresar sentimientos a través de objetos inanimados supone una manera única de explorar la creatividad y un modo distinto de contar historias, que ayuda a desarrollar habilidades como la voz, la manipulación física y la expresión no verbal; valiosas en cualquier forma de actuación.
Odelí Alonso Monteagudo, directora general del Guiñol de Santa Clara —uno de los primeros hijos del Guiñol Nacional de Cuba—, conoció la animación de figuras con las lecciones de Iván Jiménez, Allán Alfonso y Olga Jiménez. Una vez graduada, se entregó al trabajo con aficionados y niños, donde encontró una oportunidad para enseñar, aprender y enamorarse más de la disciplina a la que piensa dedicar toda su vida.
«El títere da la posibilidad de emocionar y emocionarse, se vuelve muy cercano y uno llega a extrañarlo, a quererlo. Lo vivo cada vez que abrimos el baúl donde están los muñecos de una obra que lleva mucho tiempo guardada, o cuando presentamos clásicos del Guiñol y vemos llorar de emoción a actrices y actores ya retirados. Me gustan los títeres porque llegan a ser casi humanos», confesó.
El empeño artístico no está exento de desafíos, como llevar las funciones a poblados y comunidades con limitaciones de transporte, confeccionar todos los elementos que demanda una puesta en escena y sostener un repertorio prácticamente sin recursos, y competir —o compartir— con los soportes audiovisual y digital, que han generado cambios en las maneras de apreciar y socializar el arte.
A juicio del maestro René Fernández, una de las fortalezas del teatro de títeres consiste en la posibilidad de implicar otras artes. Foto: Cortesía del Guiñol de Remedios
Para regalar a las más jóvenes generaciones la maravilla que sembraron y trasplantaron en toda Cuba los hermanos Carucha y Pepe Camejo junto a Pepe Carril, se impone un equilibrio entre tradición y contemporaneidad. Para Ever Bello Bonilla, otro de los actores del Guiñol de Remedios, resulta muy importante estudiar y respetar la tradición para adaptarla a las concepciones más modernas.
La inclusión de videos y música grabada en los espectáculos que lo requieran, el uso de las redes sociales para promover el trabajo, el diálogo con el público luego de las funciones, la opinión de creadores más experimentados, la adaptación del lenguaje y los personajes a los tiempos actuales, ayudan a concebir propuestas más atractivas.
«La tradición es ese legado que recibimos y sostenemos, por ejemplo, desde la confección del títere de varilla, el de guante, el parlante, la marioneta, el pelele, el marote… A esa esencia incorporamos elementos de la contemporaneidad en el lenguaje, el movimiento, la dramaturgia escénica; siempre conservando la poesía, el buen decir, y sin perder de vista que el arte para niños es educativo. Hacemos también espectáculos para adultos, donde buscamos que se diviertan y descubran que todavía llevan esa infancia dormida dentro», añadió la Directora General del Guiñol de Santa Clara.
La obra continúa
En aras de preservar y engrandecer esta modalidad de las tablas en Cuba, resulta fundamental la promoción de obras y grupos, la superación de los artistas, la formación de las generaciones que les seguirán y la investigación.
El Guiñol fundado por Fidel Galbán el 5 de septiembre de 1967 emprendió, hace dos años, una Travesía Remediana, proyecto que fomenta el quehacer teatral desde la infancia y la adolescencia y que ha insertado a unos 50 niños, a los cuales imparten talleres de teatro y otras manifestaciones artísticas, para dotarlos de una preparación integral, según explicó la actriz Evelin Artiles Bonilla.
Además, la compañía siempre ha recibido actores empíricos de las cercanías y ha enriquecido su formación debido a lo difícil que se vuelve captar profesionales para hacer teatro desde una villa, reconoció Daily Torres Estévez, también actriz.
Entre los proyectos impulsados desde el Guiñol de Santa Clara, Odelí Alonso Monteagudo menciona el mantenimiento de la programación habitual todos los domingos a las diez de la
mañana, el evento Títerecentro, que cada dos años reúne a compañías de todo el país y cuenta con participación internacional, y las presentaciones en comunidades intrincadas de la región central de Cuba.
Este verano, la cruzada llegó a Taguasco, en Sancti Spíritus; las zonas costeras de Sagua la Grande, Quemado de Güines y Corralillo, en Villa Clara; los poblados de Jibacoa, Pico Blanco, Mataguá y Manicaragua, en el Escambray villaclareño, y los territorios montañosos cienfuegueros de Pico San Juan, Cuatro Vientos, La Sierrita, Yaguanabo, y La Tatagua.
Consciente de que un artista de la animación de figuras «no se forma en dos días ni en dos años», la actriz y directora se refrió al taller Jugando a ser titiritero, que incentiva a niños, adolescentes y jóvenes a trabajar la técnica del títere, con muy buenos resultados.
Si a Misael Pérez Nogueras le preguntan qué tiene que ver la caña de azúcar con el teatro, seguramente encuentra una respuesta, porque llegó al Guiñol remediano procedente de un central, y hoy se mantiene como sonidista de la agrupación.
«Desafíos y sacrificios siempre habrá muchos, pero lo más importante es que sigamos trabajando y que el grupo se mantenga vivo. En lo particular, lo hago porque eso fue lo que me enseñó Fidel Galbán, y seguiré teniendo la misma disposición hasta los últimos días de mi vida», expresó.
Precisamente, en ese arraigo distingue el Maestro de Juventudes René Fernández Santana la mayor fortaleza para mantener por mucho tiempo un arte de trayectoria accidentada en la Isla, pero sostenido por la memoria cultural que sentaron sus figuras más cimeras, y el esfuerzo de numerosos conjuntos artísticos para conservarla y enriquecerla.