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En busca de los caminos de hoy

Teatro de la Luna invita a tres estrenos en dos meses, siempre con la convicción de que sobre las tablas todos los mundos son posibles y todos podemos salvarnos

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Los 28 años de Teatro de la Luna se celebran intensamente, si tomamos en cuenta que pocas veces han presentado tres estrenos en dos meses. Recién apreciamos Sibilas en la sala Tito Junco del complejo cultural Bertolt Bretch, dirigida por Kiusbell Rodríguez, con la asesoría dramatúrgica de Norge Espinosa, coreografía de Dayron Moreno y actuaciones de George Abreu, Jessica Aguiar, Yara González, Luis Ángeles y Edel Govea.

Desde el 12 y hasta el 28 de septiembre, en la Sala Adolfo Llauradó —todos los fines de semana a las cinco de la tarde— disfrutaremos de El camino de hoy, a partir de Norway Today, escrita por el suizo Igor Bauersima. Con las actuaciones de Yaité Ruiz y Minerva Romero y con diseños y puesta en escena de Raúl Martín, director del grupo, la obra nos acerca al borde de la otra vida. Asistir a un ensayo nos permitió adelantarnos al estreno.

FOTOS: Pablo Massip

«Habitualmente hacemos lecturas dramatizadas, organizadas por el dramaturgo Renato Montero, quien nos ha dado la oportunidad de conocer obras de la dramaturgia europea contemporánea que no hubiéramos conocido si no es de esa manera. Muchas de esas obras las he montado con el grupo, porque a través de la lectura me enamoré de ellas, de sus posibilidades escénicas y el impacto que pueden tener. En el caso de Norway Today, es una obra que leímos hace muchos años, pero su vigencia es aplastante, incluso más ahora que pasó la pandemia y la gente está conectada a las redes», comentó Martín.

Dos jóvenes se conocen a través de un chat y toman una decisión muy importante sin haberse visto personalmente… «Es lo que sucede hoy en día, que las personas creen que tienen 6 000 amigos y no tiene ninguno, y por eso tanta gente se siente sola. Por tanto, la decisión que toman es muy drástica, pero cambia por el camino, luego de encontrarse físicamente».

Cuenta Martín que en esta versión las protagonistas son dos mujeres —en la obra original es un hombre y una mujer— que le otorgan a la puesta en escena una extraordinaria contemporaneidad.

FOTOS: Pablo Massip

Con la música en vivo que propone desde el piano Edel Almeida Mompié, percusionista de la Orquesta del Lyceum Mozartiano de La Habana y pianista repertorista del Teatro Lírico de La Habana, El camino de hoy es una propuesta que nos incita a descubrir los senderos y rutas que, más allá de nuestras narices, pueden existir.

«La música en vivo es hermosa, y es un recurso que me gusta emplear con frecuencia. Hay música original y versiones de algunas canciones muy conocidas; además acudo al recurso del canto porque las dos actrices cantan muy bien y lo aprovecho para los cambios escenográficos. Ellas son responsables de los caminos que se trazan y del que eligen al final», explica Martín.

—¿Cómo armaste la poética visual de la obra?

—Llevo años trabajando con esta estética de las telas porque me gusta, porque soy heredero del legado de Roberto Blanco. Él tenía una suntuosidad mezclada con austeridad para el uso de las telas que era realmente muy útil. Fíjate que así se puede hacer un teatro de valija, porque la escenografía fastuosa que verán puede guardarse en una maleta y trasladarse a cualquier parte. Son blancas y ya verán por qué, pues la carga visual que ese color recoge es impresionante. Esas telas arropan toda la carga dramática de la obra y nos permite pensar que en la vida siempre vale la pena».

Martín agradece al Instituto Goethe de La Habana, al Consejo Nacional de las Artes Escénicas, al Ministerio de Cultura y al apoyo incondicional de muchas personas que aman el teatro.

«No hay un final sin tí»

La actriz Yaité Ruiz, con un importante desempeño en el teatro y personajes en telenovelas que le han ganado el cariño del público mayoritario, interpreta a Augusta en El camino de hoy: «Esta obra completa el discurso que empezamos con Mar Nuestro porque es una obra que también habla del sentido de la vida, desde el punto de vista del fenómeno del suicidio a nivel mundial.

FOTOS: Pablo Massip

«Sin embargo, yo creo que más allá de eso, el autor lo ha usado como pretexto para hablar justamente de los pequeños detalles de nuestra existencia que merecen ser tomados en cuenta. A pesar del tema no es una tragedia, aún cuando el discurso es bastante profundo y muy inteligente, por la manera de contarlo.

«Cuando Raúl me mostró los textos, pensé que no quería ser una persona que desea abandonar la vida, porque yo quiero una salvación, un punto de vista optimista, tan necesario en estos tiempos. Pero luego entendí por dónde va la obra y cómo el amor nos salva de tantas cosas, de tanta amargura que a veces uno tiene alrededor, y de tanto pesar.

«Augusta es un personaje muy lírico, me encanta, y todo el tiempo está buscando a qué acogerse. No quiere que la manden porque desea tener un discurso propio, pero a la vez necesita una persona a quien amar y eso me encanta».

Yaité, —a quien veremos en un personaje negativo en Ojo de agua, la próxima telenovela cubana a transmitirse por Cubavisión— ha disfrutado mucho el proceso de esta puesta en escena.

FOTOS: Pablo Massip

«Raúl le ha encontrado un lenguaje poético, creativo y muy oportuno para acercarse a la actualidad tecnológica de nuestra realidad. Hacemos el camino cada vez porque en cada zona de la obra hay un camino diferente. Son varios caminos que terminan siendo uno solo. Predomina el color blanco y sobre todo la transparencia, muy importante para representar las pantallas.

«Yo quiero que el público asuma su cotidianidad, porque es necesario y lo sabemos, pero que entienda que también es vital mirar el cielo, el amanecer, el atardecer y las estrellas. Siempre va a salir el sol para todo el mundo, siempre hay un punto de partida», concluyó Yaité, quien el 12 de octubre presentará como directora la obra Momo, en homenaje a su maestra Corina Mestre, al amparo también de Teatro de La Luna y con un nutrido elenco de actores.

Minerva Romero es Julia, y como Augusta, anhela el fin de sus días. Lo interesante para ella es comprender que las dos salen para terminar un camino y encuentran otro: «Mi personaje se parece bastante a mí, y eso también es difícil a la hora de representarlo, porque uno se cuestiona cosas muchas veces y nosotros, los actores, tenemos que lograr la empatía con el personaje que tengamos, sea cual fuera.

«Originalmente la obra parte de un contexto muy distinto al nuestro, pero a nivel humano sí tiene mucho que ver, y refleja las ansias que las personas tenemos en ocasiones de buscar un camino y lo que realmente terminamos encontrando.

«Ha sido un proceso muy enriquecedor porque Raúl nos dirige y es un creador respetable, pero parte del principio de que nosotros también somos creadoras y podemos hacer una escritura escénica también a partir de lo que él propone. Entonces es un trabajo creativo grupal, y eso permite demostrar que, como mismo estos personajes cambiaron su perspectiva, también las vidas de los espectadores pueden cambiar después de ver la obra. ¿Quién sabe?».

 

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