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Una cita con la historia

Aprovechemos el asueto competitivo disfrutado este viernes por la novena pativerde para repasar algunos puntos de lo que ha sido su paso por lo que va de torneo

Autor:

Raiko Martín

SAN JUAN, Puerto Rico.— La historia recogerá que en esta bella ciudad, Vegueros de Pinar de Río se convirtió en el primer equipo cubano en avanzar a una semifinal de la Serie del Caribe, después del regreso de la Mayor de la Antillas a estas lides. Y eso se convierte automáticamente en un mérito incuestionable.

Para hoy está pactado su segundo choque en el torneo frente a los Caribes de Anzoátegui venezolanos, quienes avanzaron invictos en el primer puesto de la tabla, después de dominar a los mexicanos Tomateros de Culiacán durante su última presentación en el tramo clasificatorio.

Sin embargo, el aterrizaje en el segundo tramo del presente torneo ha sido, para ilustrarlo en términos aeronáuticos, algo forzoso. Claro, al menos queda como consuelo haber evitado la incertidumbre, como sucedió hace un año en la venezolana Isla Margarita. Mas obnubilarse con ese paso hacia adelante sería, cuando menos, irresponsable.

Dicho esto, aprovecho el asueto competitivo disfrutado este viernes por la novena pativerde para repasar algunos puntos de lo que ha sido su paso por lo que va de torneo.

Sin duda alguna, el mánager Alfonso Urquiola cuenta ahora con una nómina superior a la presentada por los Azucareros de Villa Clara, de ahí que sorprenda un poco la azarosa ruta que guió a los vueltabajeros hacia las semifinales.

Hemos convivido por estos días con cientos de periodistas de diferentes países, muchos de ellos avezados especialistas en la materia, y muy pocos —para no ser absolutos— han dejado de hacer la misma pregunta. ¿Por qué tan pocos lanzadores?

El cuestionamiento se me antoja lógico, toda vez que el resto de las naciones participantes casi dividieron a partes iguales sus rosters entre lanzadores y jugadores de posición. Y por lo visto aquí, llegar con solo nueve serpentineros —terminaron siendo ocho cuando Vladimir Gutiérrez abandonó el equipo—, pensando que era suficiente para una serie tan corta, ha sido la negación más rotunda de los preceptos del béisbol moderno.

Contar con una apertura de calidad abre el abanico de posibilidades de triunfo, pero una vez más quedó demostrado que, la disponibilidad de un lanzador ideal para solventar una situación determinada, puede ser la clave para la victoria. Así lo ha hecho el timonel de los mexicanos Tomateros de Culiacán para respaldar el anémico ataque de sus bateadores, quienes en las tres primeras presentaciones apenas compilan un .179 de promedio colectivo. Aquí no lo ha podido concretar el estratega pinareño, pues en varias ocasiones tuvo que dilatar la utilización de sus piezas, cuando el panorama imponía la necesidad de variantes. Y eso lastró las posibilidades de triunfo.

El tema ofensivo, aunque menos precario si se miran la cantidad de imparables conectados, también es digno de análisis. La cifra de ponches es impresionante, y eso tiene varias lecturas. No obstante, a simple vista se ve la incomodidad en el cajón de bateo en el momento de discriminar lanzamientos que en el verde caimán pueden ser bolas, y en la Isla de Encanto son sonoramente cantados como strikes.

Es un mal que han padecido, sobre todo, a la hora de empujar compañeros, cuando la ansiedad y la confusión les hacen elegir el lanzamiento menos adecuado, y salen esos roletazos duros y de frente que sirven para matar los rallys. Eso, sin contar la calidad de los pitcher rivales, casi todos de alta y sostenida velocidad, y dueños de un amplio repertorio.

Son apenas un puñado de detalles, que sumados, pueden arrojar luz sobre el trastabillante paso por la capital boricua de nuestros Vegueros, que con el derecho Freddy Asiel Álvarez como punta de lanza, saldrán al diamante del Hiram Bithorn con ánimos de hacer historia.

Será un pleito difícil, pero el grupo se mantiene optimista y, antes de partir hacia su último entrenamiento, recibió la sorpresiva visita en el hotel del destacado cantante Gilberto Santa Rosa, quien pasó a saludarlos y a desearles éxito en lo que queda de torneo.

Durante la amena charla, el emblemático artista les confesó su gran admiración por los cantantes cubanos, como Polo Montañez y Juan Formell, entre otros, y lamentó la reciente pérdida de Celina González, quien «fue otra de esas grandes cantantes que admiramos y quisimos mucho».

Antes de despedirse —en la noche cantaría el himno puertorriqueño previo al partido entre los Cangrejeros y los Gigantes del Cibao dominicanos—, Santa Rosa habló sobre la posibilidad de visitar algún día a Cuba.

Además, el hombre que hizo famosos temas como Conciencia y Perdóname, bromeó sobre su relación con el béisbol, y con la jovialidad que lo caracteriza expresó en alusión al juego que los Vegueros ganaron a los Cangrejeros de Santurce, y que influyó en la eliminación del equipo anfitrión: «Ya nos ganaron, pero ya los perdoné».

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