Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una «justa» sonrisa

Desde Beijing 2008 llegan a Cuba dos nuevas medallas de bronce, como resultado de las pruebas antidoping realizadas durante esa cita

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Aunque fuera diez años más tarde, la justicia prevaleció y, para satisfacción del deporte cubano, dos nuevas medallas de bronce y un diploma olímpico se sumaron oficialmente a la cosecha antillana en citas bajo los cinco aros, cuando ese trío de galardones fuera entregado este martes en la Ciudad Deportiva.

Los metales correspondieron a los halteristas Yordanis Borrero y Jadián Valladares, quienes habían ocupado el cuarto puesto en las divisiones de 85 y 69 kilogramos en los Juegos de Beijing 2008, respectivamente, y que ascendieron al podio, gracias a las pruebas antidopaje que sancionaron a dos «tramposos» que fallaron en su intento por engañar al mundo del músculo.

El diploma olímpico se le entregó al luchador Roberto Monzón, tras ascender dos puestos en el escalafón final de su prueba, del séptimo al quinto.

El acto estuvo encabezado por José Ramón Fernández, presidente del Comité Olímpico Cubano, quien se refirió a este día como uno de gloria y honor para el deporte de nuestro país, y habló del compromiso ético y moral que tienen nuestros atletas, independientemente de la generación a la que pertenezcan.

El vicepresidente primero del Inder, Roberto León Richards, tuvo a su cargo las palabras centrales del acto y en ellas aseguró: «Hoy nos acompañan deportistas cubanos que merecieron festejar superiores resultados en aquella oportunidad, pero que el flagelo del doping se los impidió. Ellos compitieron con honor y comprometidos con la Revolución y el pueblo que los formó y siguió en cada una de sus actuaciones».

Festejo atrasado de un premio merecido

Con los tres cubanos que ya exhiben las medallas y el diploma olímpico que ganaron limpiamente en la cita de Beijing 2008 conversó JR este lunes, poco después de hacerse justicia.

«Cuando me dijeron que recibiría la medalla no lo podía ni creer. Aquel fue un año muy difícil, porque además esos Juegos Olímpicos fueron mi última competencia antes de retirarme, y yo quería cerrar con una medalla. Siempre me quedó ese sabor amargo, y ahora, diez años después la acepto con mucha alegría, pues representa toda una vida como atleta», expresó Ismael Borrero.

Su compañero Jadiel Valladares demostró también su emoción, al rememorar aquella competencia en el Gigante Asiático, y describir este momento de alegría como «algo verdaderamente inesperado».

Otro participante en las Olimpiadas de 2008 que recibió con júbilo su premio fue el luchador Roberto Monzón, plateado en los 60 kilos del estilo clásico en Atenas 2004, quien expresó su satisfacción por haber ascendido dos puestos —del séptimo al quinto— en el escalafón olímpico.

«Para mí es un orgullo que después de tanto tiempo de haberme retirado me devuelvan la ilusión que te queda cuando uno se va del deporte. Hubiera querido que fuera un poquito más arriba y llegar hasta las preseas, pero sin dudas es un logro importante para mi carrera», expresó.

Al referirse al tema del dopaje, el destacado atleta capitalino declaró que es un tema que aún golpea demasiado al mundo del deporte.

«Una persona que se dopa puede sacarte de tu mejor momento en tu carrera deportiva, y dejarte sin medallas, justo como ocurrió con esos muchachos de pesas, que tuvieron que esperar diez años para recibir su reconocimiento, cuando la realidad es que no hay nada que iguale el recibirlo durante la competencia», opinó.

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