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El VAR en la balanza

Sabido es que el Mundial constituye, per se, un espectáculo capaz de paralizar al mundo entero con esa aureola futbolera que circunda hasta al más intrincado vericueto. Por ello resulta sorprendente el papel antagónico que ha jugado el VAR (Árbitro Asistente de Video, por sus siglas en inglés) en el certamen universal

Autor:

Eduardo Grenier Rodríguez

Acaparar el protagonismo en una copa del mundo puede resultar un propósito utópico para cualquier factor ajeno al balón Telstar 18 que rueda por estos días en las canchas rusas. Sabido es que el Mundial constituye, per se, un espectáculo capaz de paralizar al mundo entero con esa aureola futbolera que circunda hasta al más intrincado vericueto. Por ello resulta sorprendente el papel antagónico que ha jugado el VAR (Árbitro Asistente de Video, por sus siglas en inglés) en el certamen universal

Habría que situar los pros y contras del VAR en una balanza para calificar «el debut» de este mecanismo en mundiales. Si bien es cierto que el fútbol jamás ha podido deshacerse de ese romanticismo intrínseco que lo convierte en un deporte diferente, también lo es que la llegada de la tecnología representa un factor ineludible en aras de encontrar la justicia en el juego.

Antes de comenzar el Mundial, se daba por hecho que este novedoso sistema sería una especie de panacea para «cortar de raíz» los males arbitrales que han manchado el deporte más universal durante los últimos años, una conjetura válida si se tiene en cuenta que ese es el único propósito para el cual fue concebido por la FIFA.

Ha quedado en evidencia, sin embargo, que el VAR no es del todo infalible, puesto que su funcionamiento mantiene la subjetividad asociada a la opinión de los árbitros que, más allá del número de tomas y ángulos de los que disponen, siempre estarán en la mirilla de las críticas. Un ejemplo claro fue el partido del pasado viernes entre España y Portugal, por citar el caso más sonado.

En el encuentro de marras, el colegiado Gianluca Rocchi se vio inmerso en jugadas polémicas, cuyas decisiones, aun con el auxilio de las cámaras, no contaron con el convencimiento de los aficionados. La jugada más clara fue el polémico gol del delantero español Diego Costa, que nació de una falta incuestionable sobre Pepe, por un codazo en el mentón. Dicha anotación fue válida pese a que, con el reglamento en mano, las repeticiones delataban que era ilegal.

Surgen en este sentido varias cuestiones preocupantes. Primeramente, habría que ver hasta qué punto el reloj apremia a los asistentes para dictar sus veredictos, a sabiendas de que las pausas para visualizar las reiteraciones no deben ser excesivas. Aun así, para revertir las decisiones el juez debe estar totalmente seguro de lo que vio.

Por otra parte, pueden suceder jugadas de interpretación, en las cuales la aplicación del estamento arbitral quedaría a merced del entendimiento del colegiado y las repeticiones no servirían de nada.

Una verdad insoslayable es que el VAR sí resulta positivo para el fútbol. Quien diga lo contrario peca de insensato. Por supuesto que todavía es un mecanismo perfectible, pues resta que los encargados de impartir justicia se familiaricen con tecnologías que un tiempo atrás eran ajenas a este deporte, por lo cual todavía no se pueden pedir «peras al olmo».

Algo queda claro: la búsqueda de la limpieza absoluta en el juego dotaría al más universal de una seriedad muy valiosa en un mundo donde el aficionado sufre de forma desmedida las injusticias. Preguntémonos qué hubiese sucedido en varios partidos de este Mundial si no existiesen las «benditas» cámaras. Seguramente muchos estuvieran sufriendo por fracasar inmerecidamente, mientras otros celebrarían triunfos que no les corresponden. Indiferente, eso sí, no quedaría nadie, porque ya lo dijo Jorge Valdano, el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes.

El Mundial está loco

La frase que tilda al certamen universal de «trastornado» es una especie de mantra entre los aficionados. ¿La causa? Sin dudas, las constantes sorpresas sucedidas en los estadios rusos, que han puesto en el paredón a equipos favoritos. Ayer, por ejemplo, Japón venció a Colombia, mientras el elenco polaco de Robert Lewandowski fracasó ante Senegal. ¿Quién lo diría?

Resultados de la jornada: Japón 2-1 Colombia (Kagawa 6’P y Osako 73’/ Quintero 39’); Senegal 2-1 Polonia (Cionek 37’ PP y Niang 60’/ Krychowiak 86’); Rusia 3-1 Egipto (Fathy 47’ PP, Cheryshev 59’ y Dziuba 62’/  Salah 73’P)   

Los duelos de hoy:

  • Portugal-Marruecos (8:00 a.m.): Tras el empate ante España en la primera jornada, los lusos intentarán vencer al cuadro marroquí, que cayó ante Irán en su cotejo inaugural. La excelente forma mostrada por Cristiano Ronaldo les ofrece un plus de confianza a los portugueses, quienes parten como favoritos en este duelo.
  • Uruguay-Arabia Saudita (11:00 a.m.): En caso de ganar los charrúas, quedarían definidos con una jornada de antelación los dos clasificados para octavos del grupo A, tras asegurar Rusia su cupo en la tarde de ayer. Los discípulos del maestro Oscar Washington Tabárez deben ganar con comodidad a un cuadro saudí que mostró una versión muy débil en su primera salida.
  • España-Irán (2:00 p.m.): Al parecer, la vorágine ocasionada por la destitución de su seleccionador Julen Lopetegui no afectó a la «Furia Roja», que consiguió de la mano de Fernando Hierro practicar un fútbol vistoso y efectivo en su primer encuentro, pese a no obtener el triunfo. Irán, por su parte, es un conjunto áspero en defensa y bien organizado, fiel al estilo de su técnico Carlos Queiroz. Los ibéricos parten como amplios favoritos para llevarse los tres puntos.

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