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Controlar, esa es la palabra de orden del atletismo cubano por estos días. Y no es más, para decirlo en buena jerga criolla, que esquivar la piedra con que ha tropezado otras veces, quitarse el sambenito de rendir sin tensión y fallar con ella o, sencillamente, garantizar la evolución. En esa línea «machacan» día tras día atletas y entrenadores sus propósitos.
Este fin de semana, por ejemplo, regresarán los ya habituales topes internos de confrontación en el Estadio Panamericano, en aras de velar con minuciosidad el progreso de los deportistas de cara a los venideros Juegos Olímpicos de Tokio o, en otros casos, buscar incluso la clasificación a la cita nipona.
Hasta el momento, además del relevo largo femenino, cuyo título mundial obliga a depositarles toda la confianza de cara al certamen bajo los cinco aros, los reflectores apuntan en dos direcciones muy claras: Juan Miguel Echevarría y Yaimé Pérez.
La «rusa», como se le conoce a la santiaguera, tendrá ante sí en Tokio a unas cuantas contrincantes de respeto, sobre todo la croata Sandra Perkovic, un fenómeno del disco que no querrá dejar escapar la supremacía esta vez. También estará Denia Caballero, quizá lejos de su mejor momento, pero también una aspirante cubana con opciones reales de escalar al podio.
Yaimé tiene como mejor disparo esta temporada los 67,73 metros (m) conseguidos el pasado 13 de marzo en el propio coloso de La Habana del Este y aparece en la cima del ranking mundial, mientras la villaclareña no ha estado bien y deberá evidenciar una mejoría ostensible para pelear en Tokio.
Juan Miguel también es líder en su disciplina a nivel global. Sus 8,25 m en Liévin, Francia, a inicios del mes de febrero, deben ser solo un aperitivo de lo que está por venir, en una modalidad muy pareja por el nivel de los competidores y en la cual el jamaicano Tajay Gayle, que es su más cercano persecutor, ya ostenta un brinco mejor en esta campaña (8,27 m en abril).
Para el resto de la delegación, en la que sobresalen otros nombres como Luis Enrique Zayas o Yarisley Silva, y para los que aún no han logrado el cupo, pero sí mantienen aspiraciones olímpicas, los topes de confrontación deben representar la opción para pulir estrategias, evaluar períodos y resultados y enfocar todo el esfuerzo para arribar a suelo japonés en óptima forma física.
