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La selección antillana se encuentra desde inicios de junio en Guatemala y enfrenta el proceso de obtención de visado Autor: Juventud Rebelde Publicado: 08/06/2021 | 07:32 pm
Lo que comenzó con mal pie, terminó con una sonrisa, luego de que la selección de fútbol de Cuba venciera el pasado martes por la mínima a su similar de San Vicente y las Granadinas, para culminar así su paso por la eliminatoria mundialista con par de triunfos al hilo.
Entre las notas destacadas del choque, estuvo el único cambio que hizo el profe Pablo Elier Sánchez con respecto al once inicial que salió victorioso en tierra guatemalteca. El jugador que entró en la partida fue Modesto Méndez, quien se desempeñó como acompañante de Cavafe en el centro de la defensa y estuvo a la altura todo el tiempo.
Del partido, hay que decir que desde el pitazo inicial, el balón y las oportunidades fueron cubanos. No obstante, faltó movilidad en el frente de ataque y capacidad para crear en el juego interior, lo cual, conjugado con alguna que otra atajada del meta rival, hizo que al descanso el marcador siguiera en cero para ambos planteles.
Para la segunda parte, el técnico pinareño mantuvo a sus hombres, pero al 59’ metió a un par de Reyes: Dairon y Maykel, quienes entraron por Davide Incerti y William Pozo, respectivamente. A los cinco de estar sobre la cancha, fue una acción de esta dupla la que terminó por romper la paridad, cuando un pase largo del mediocampista del Fort Lauderdale CF le llegó por arriba al atacante vueltabajero, quien de cabeza la mandó al fondo de las redes adversarias.
Tras la diana, los nuestros parecieron recargar las baterías y «aceleraron» lo suficiente como para colocar aún más contra las cuerdas a la escuadra que fungía como local en el estadio Kirani James, de la vecina isla de Granada.
Alegrías aparte, quedan muchas lecciones de esta doble fecha FIFA. Lo primero es recordar el viejo axioma de «si no haces goles, te los hacen», pues si hay algo que toca mejorar, y mucho, es la «pegada» ofensiva, un factor que ahora no costó demasiado, pero que en pruebas más exigentes podría terminar pasándole la cuenta al combinado de las cuatro letras.
Sí, hubo solidez en defensa, pero toca mejorar también las transiciones en ese sentido. El cambio ataque-defensa es un elemento clave para poder competir con planteles cuyo ritmo de juego y forma física podrían terminar sacando los colores a los cubanos, y aunque Cavafe, Corrales y Piedra estuvieron inmensos en la zaga, necesitarán la colaboración de las siguientes líneas si desean mantener la «puerta» invulnerable.
En la medular, se impone colocar a Dairon Reyes, jugador que pudiéramos llamar «diferente», ese con la capacidad de ver lo que otros no son capaces y hacer que el colectivo cree más volumen de juego efectivo en tres cuartos de cancha hacia adelante. Esperanzas hay de sobra, igual que trabajo duro para seguir cambiándole la cara a un combinado nacional que durante demasiado tiempo anduvo con la cabeza baja. Ahora se mira de frente y se atisba una luz, aunque hay que tener mucho cuidado para no dejar que nos ciegue.
