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La solución no es cerrar y tapiar

«La solución no es cerrar y tapiar», manifiesta Ángel Tamayo, vecino de Calle 6 no. 966, en el municipio habanero de Plaza de la Revolución, ante la cada vez más crítica situación de los cajeros automáticos en la capital.

Refiere el remitente que el pasado sábado 25 de febrero intentó infructuosamente extraer dinero de su tarjeta magnética. Y los tres cajeros del mercado del EJT, en Tulipán, estaban cerrados y tapiados con madera.

El situado en los bajos del Ministerio de Transporte, roto y sin dinero. La sucursal del Banco al lado del Ministerio de la Agricultura estaba cerrada, y los dos cajeros, sin dinero.

«Estaba limitada toda esa zona, señala, con la posibilidad de garantizar dinero en efectivo para posibilitar compras imprescindibles. A pesar de la agobiante inflación que nos golpea, los cajeros se convierten en otro valladar insalvable.

«Nuestro bloqueo interno nos mata. Las roturas tienen algo de justificación. Pero… ¿la falta de dinero? ¿Hasta cuándo? Bancos cerrados el sábado. Si los cajeros  tienen dificultad, habiliten personal para trabajar sábado y domingo y que descansen otros días, y se le facilita al pueblo la imperiosa necesidad de extraer su dinero.

«Si no podemos garantizar condiciones mínimas, estamos obligados como funcionarios y trabajadores de nuestro Estado revolucionario, a buscar alternativas organizativas que alivien las necesidades del cubano de a pie.

«La solución no es cerrar y tapiar. Es imperativo buscarles solución a estos temas; o la pasividad nos enterrará en vida en un ostracismo inadmisible», concluye.

Desde 2016 le urge un teléfono

Marlenis González Navarro escribe desde  Calle B, Edificio E, apto. 2, entre 1ra. y 2da., Reparto Mar Azul, Caibarién, Villa Clara. Y lo hace para replantear una  problemática extremadamente sensible, que le aqueja a su familia, y no ha tenido solución.

Refiere que desde 2016 hizo la solicitud de comunicación telefónica, pues tiene un hijo que presenta un linfoma maligno no Hodking, con infiltración de partes blandas en la raíz inguinal izquierda; inmunodeprimido, y con diagnóstico reservado.

El paciente se atiende en el Instituto de Oncología en la capital. Y ello implica realizar llamadas telefónicas para concretar citas y turnos médicos con el oncólogo; resolver el transporte Caibarién-Santa Clara y Santa Clara-La Habana, con turnos de seguimiento a cumplir. Y el reparto Mar Azul es una zona apartada del centro de Caibarién,  peligrosa y, sobre todo, incomunicada.

«Necesitamos de manera urgente un teléfono. Pero lo más llamativo es que en una reunión del Consejo de la Administración Municipal (CAM), con
fecha 24 de marzo de 2021, acuerdo 342, me fue aprobada la instalación de un teléfono fijo, lo que jamás ha sido ejecutado esgrimiéndose el pretexto de que “no hay capacidad por saturación de plantas”.

«Por favor, puede ser nuestra última oportunidad. No tendría que ser un teléfono fijo. Bastaría con uno de 400 minutos de telefonía fija alternativa (TFA), para ayudarme a resolver un problema que se ha convertido en otra enfermedad familiar. Pero se me dijo que este debe ser resuelto o aprobado “a nivel de país”.

«Conste que si no recibo el teléfono, tendría que comenzar todo desde cero y puede usted imaginar lo que ello conllevaría en gastos extras y tiempo desperdiciado. Podemos estar viviendo momentos muy difíciles en la Patria, pero la atención al ciudadano no puede jamás estar condicionada, bajo ningún concepto. Humanidad ha de seguir siendo el primer postulado de la Revolución», concluye.

 

 

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