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La credibilidad va en la transparencia

Sin que tuviera que ver con la reciente crisis hídrica en ciertos municipios de La Habana por problemas en equipos de bombeo, Marisol Romeu Hernández denunció aquí el pasado 12 de julio que en el edificio donde vive, Gervasio 617, entre Reina y Estrella, Centro Habana, no había entrado más agua desde hacía casi tres meses, cuando allí se hicieron trabajos de electricidad.

En reiteradas veces, decía, los vecinos apelaron a la oficina de Aguas de La Habana en el parque Trillo, y pidieron una inspección para descubrir la causa de que no llegara ni gota de agua por la entrada del inmueble cuando se bombeaba. Por demás, los edificios aledaños sí recibían.

«Para ser honestos, afirmaba, es justo reconocer que hemos recibido algún que otro servicio de pipa; pero sin la regularidad necesaria».

Refería Marisol que llevaban semanas lavando y bañándose en casas ajenas, cargando agua para cocinar y beber gracias a vecinos, al igual que personas de la tercera edad, con discapacidades y niños pequeños.

Les explicaban que están en la cima de una loma, y no se bombea suficiente agua como para que llegue. Pero, decía, cómo es posible que entre agua a edificios colindantes.

«Sin querer levantar falsas acusaciones y no contar con un dictamen hecho por especialistas del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, decía, hemos escuchado comentarios de que existe un número importante de los llamados “ladrones de agua” que no permiten que llegue el servicio, aun cuando se bombea tiempo suficiente como para que llegue a nuestra cisterna. Reclamamos por un diagnóstico que nos convenza sobre las causas que originan este problema», concluía.

Y este redactor afirmaba: «Esos atribulados vecinos esperan porque Aguas de La Habana haga una investigación rigurosa sobre lo que está provocando que a ese edificio no llegue el agua».

Al respecto, responde Mariyorkis Medina Merencio, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que «luego de la inspección efectuada a la dirección antes mencionada por la inspectora Lía Plat Ortiz, se comprobó la falta de agua; se determinó localizar la acometida que da entrada del servicio hacia la cisterna del inmueble por parte de los especialistas de Pitometría y efectuar las acciones de reparación de esta para eliminar la problemática existente.

«La brigada de la Base de Acueducto Centro, añade, ejecutó la reparación de la acometida desde la maestra hasta el límite de propiedad, comprobándose con el servicio que se recibía el agua hasta la entrada de la cisterna. Y quedó solucionada la queja».

Aunque agradezco siempre una respuesta, no es la primera vez que Aguas de La Habana, tras publicarse aquí una queja que le concierne, resuelve lo que antes no hizo cuando los vecinos reclamaron a esa entidad. Y se ciñe a informar que se solucionó, sin explicar por qué no se atendió el asunto antes (en este caso durante tres meses de agonía).

Recuerdo que ya hace buen tiempo fui a la sede de Aguas de la Habana, con un sentido constructivo, a fundamentar en una conferencia ante directivos y trabajadores, en qué consiste una respuesta integral y transparente a una queja publicada en la prensa; como lo he hecho ante otras entidades. Como también lo analizo en los cortes o balances cuantitativos y cualitativos de esta sección cada semestre.

Al final, la credibilidad de las instituciones depende sobremanera de su capacidad de previsión y de atención oportuna a los reclamos de la ciudadanía. Y también, cuando no hay posibilidades objetivas, de una comunicación sincera y convincente, que no eluda el análisis riguroso, ni deje espacio para dudas y suposiciones.

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