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Abandono en necrópolis de Manzanillo.

Reynaldo Argimiro Fernández Doural, quien vive en Mártires de Vietnam No. 392, entre Cocal y 12 de agosto, en Manzanillo, lamenta que el cementerio de esa ciudad esté muy desatendido, con tanta riqueza patriótica, arquitectónica, escultórica y ambiental que atesora.

Cuenta que el pasado 10 de diciembre, en visita a esa necrópolis junto a su familia, encontró yerbazales entre las tumbas y panteones. En algunos casos casi tapan las cruces. Y por demás, considera que es un atentado a la estética la proliferación de los llamados «gaveteros» entre las tumbas, buscando quizá mayor capacidad.

Señala que esa necrópolis muestra diversas tendencias arquitectónicas como el art decó, el racionalismo y estilos eclécticos, con la utilización de mármol, bronce, hierro, cemento, baldosas y azulejos vidriados y simples. Y con una carga decorativa, en la que predominan esculturas humanas y religiosas y otros recursos utilizados para la ambientación de todo el conjunto como la jardinería adecuada a este tipo de centro funerario.

La mayoría de las esculturas y monumentos relevantes fueron importados desde Europa (España, Italia y Francia) y Estados Unidos, informa. Y a ello se suma el Panteón de los internacionalistas cubanos, de forma cúbica enchapado en mármol.

Otra razón para vindicar ese camposanto, según Reynaldo, es que allí descansan los restos de insignes personalidades de nuestras gestas de liberación nacional y relevantes figuras de la cultura local y nacional.

Entre esas figuras de renombre se encuentran tres expresidentes de la República en Armas: el mayor general Bartolomé Masó Márquez, el mayor general Manuel de Jesús Calvar y Oduardo (Titá) y el mayor general Francisco Javier de Céspedes y del Castillo.

También el general de división Francisco Estrada Estrada, el joven Ángel de la Guardia Bello, quien estuvo al lado de José Martí el 19 de mayo 1895, y posteriormente muerto en combate en el asalto y toma de Las Tunas en 1897. El médico Pablo de Valencia y Forns, quien realizó la primera exhumación, identificación, reconocimiento y embalsamamiento del cadáver de José Martí, en Remanganaguas, el 23 de mayo de 1895, quien ejerció su profesión en Manzanillo hasta su fallecimiento en enero de 1931. Y el comandante Manuel «Piti» Fajardo, del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.

«Al llegar a la oficina de la administración para ofrecer nuestra queja, dice, mi esposa y mi cuñada pudieron conversar con el subadministrador, quien señaló la carencia de personal allí, debido a los bajos salarios; el contar con muy pocos enterradores, constructores y personal de servicio. Entendemos esta situación, pero algo urgente debe hacerse para preservar este histórico camposanto cuyas dos terceras partes presentan una situación deplorable.

«Además, no solo esto es responsabilidad de Comunales, sino también del Gobierno de Manzanillo, de Patrimonio y de todos aquellos que puedan aportar para solucionar tal situación. Lo solicitamos quienes tenemos familiares sepultados en este cementerio y sentimos orgullo del patrimonio de una ciudad emblemática como Manzanillo: la Perla del Guacanayabo, aunque algunos no la vean así».

Necesita ayuda

Con 65 años, 43 de ellos trabajados, Juan Cala Colón, vecino de Calle 2 Norte, No. 751, en la ciudad de Guantánamo, clama por una ayuda a la situación de vulnerabilidad que padece.

Refiere que vive solo, en una vivienda de paupérrimas condiciones, con el techo colapsado, por lo cual se moja constantemente dentro de su hogar. Fue operado en marzo de 2023 de un pólipo nasal. Y atraviesa en la actualidad severos procesos alérgicos.

Ha acudido a los trabajadores sociales y al delegado de su circunscripción, para que lo vinculen con un comedor comunitario. Y se le cierran todas las puertas. «Mi existencia en la actualidad es muy difícil, afirma. Solicito ayuda y comprensión. Necesito una entrevista y una respuesta a tono con las disposiciones vigentes», concluye.

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