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Como si no se hubiera casado

Con 83 años, Zenaida Pelagia Gamboa Sánchez (calle 33 No. 10815, apto No. 6, entre 108 y 110, Marianao, La Habana) extravió la constancia del tomo y el folio de su certificación de matrimonio en su mudada y cambio de dirección hacia ese municipio desde Centro Habana. Y pensó que solucionaría su problema, ahora que los registros civiles deben estar digitalizados.

Solicitó entonces su certificado de matrimonio en el Registro Civil de Marianao, en el Unificado de Playa y en el de Centro Habana. Y no aparece por ninguna parte, a pesar de que ha dado la fecha del casamiento: 23 de octubre de 1965 en la Logia Masónica de Carlos III.

Como supo por la televisión que se podrían localizar ese y otros documentos legales mediante la página web del Ministerio de Justicia, su hijo hizo la solicitud online, y tampoco tuvo resultado alguno.

Zenaida Pelagia se cuestiona cómo puede extraviarse un documento tan importante en la vida de un ciudadano.

Impune despilfarro

No se resigna al despilfarro de agua Eduardo Palencia Hodelín, quien reside en el bloque L3, apto. 1, Agrupación 1, en el centro urbano José Martí, de la ciudad de Santiago de Cuba.

Eduardo cuenta que el salidero de agua permanece impune en la parte de atrás del edificio y afecta su apartamento, pues el líquido penetra en él.

Ha reportado el imperdonable derroche de forma no oficial una vez, y dos veces oficialmente a las oficinas de Aguas Santiago. Y ni siquiera se han personado por allí.

¿No se sienten aludidos?

Ni siquiera se les remueve la conciencia y el respeto a la ciudadanía y a esta columna, a muchas entidades incumplidoras señaladas en el corte o balance del nivel de respuestas oficiales a las quejas reflejadas en esta columna en el segundo semestre de 2023, publicado el 24 de marzo pasado. ¿No se sienten aludidos?

De entonces a acá, solo han reaccionado, llamando a nuestra Redacción y solicitando cuáles quejas no respondieron en ese período, las empresas de Gas Manufacturado y de Gas Licuado de Cupet, la Empresa Eléctrica de Matanzas, el Gobierno provincial de Matanzas y el Gobierno provincial de Santiago de Cuba.

Ya es bastante que las entidades omisas hayan incumplido su deber constitucional de atender y responder quejas, sugerencias y planteamientos ciudadanos reflejados aquí para que, además, en todo este tiempo transcurrido hagan mutis, revelando irresponsabilidad y escasa sensibilidad pública.

En esos organismos, instituciones y Gobiernos incumplidores con esta columna seguramente los responsables de atender, responder y rendir cuentas al respecto han firmado el Código de Ética de los Cuadros de la Revolución Cubana. ¡Cuánta inconsecuencia! Sus niveles superiores deberían adoptar medidas con esos indolentes.

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