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El pan «enflaquece»…

Lo del pan normado en Cuba parece no tener solución, afirma bastante molesto Luis Gutiérrez Urdaneta, desde Avenida Ciudamar 18503, entre 1ra. y 3ra., en el municipio capitalino de San Miguel del Padrón. Sí, porque no es la primera vez que él y otros lectores se quejan aquí de ese robo sin mano armada, tanto por la vulneración del peso establecido como por la calidad.

La imagen que envía es elocuente, si se constata que es una tacita de café lo que está al lado del pan normado que se comercializa en la panera de Narcisa, en ese municipio. Pero podrían hacerse múltiples fotos a lo largo y ancho de la geografía nacional.

Luis confiesa que el pan normado que adquiere allí (¿dónde se confeccionará?) jamás le ha llegado con los 80 gramos establecidos. Y en los últimos tiempos ya andaba por 50 gramos. Pero el colmo fue este de la foto: pesaba ¡36 gramos!

«Solo quiero que nadie me visite para “cumplir”. La respuesta se la deben dar al pueblo», concluye.

Y también Carlos Díaz Pérez, desde Calzada de Luyanó 608, en el municipio capitalino de Diez de Octubre, se queja de las violaciones en el pan normado en cuanto al peso requerido, que no siempre llega a los 80 gramos. Un verdadero desacato a las directivas.

Para colmo, afirma, después se ve vendiendo liberadamente, «a la cara» como se dice popularmente, y en los mismos despachos de pan, esos ejemplares «enclenques» a 15 y 20 pesos. Y como si fuera poco, en el despacho del pan normado te ponen límite de hora para comprarlo. Y si te pasas, no te lo venden.

Ni se resuelve ni se explica

Graciel Riverón Ricardo (8va. Norte, No. 1708, Reparto Honduras, Benes) refiere  que la tradicional escasez de agua que sufre esa localidad holguinera se ha agudizado en los últimos tiempos a niveles insoportables.

Los ciclos de entrada de agua normalmente se extienden en un lapso de 20 a 30 días, señala, y en días pasados, cuando me escribió, llevaban 67 días sin entrada de agua.

«Aquí un pomo de agua de 20 litros, afirma, nos cuesta de 20 a 30 pesos. Y la situación empeora para nosotros los jubilados y los núcleos de bajos ingresos,
por la situación económica en la que nos encontramos».

Asegura que el hecho es bien conocido por las autoridades del municipio, de la provincia, y hasta por los diputados que representan a Banes en el Parlamento cubano. «Y nadie nos explica las causas, manifiesta, como tampoco se resuelve este caótico problema».

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