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Jóvenes enfermeros en sala: En nombre de la vida

Con orgullo y amor por su labor, tres estudiantes de enfermería comparten sus experiencias en el enfrentamiento a la COVID-19 en las salas 2 y 4 del Hospital Militar Manuel Piti Fajardo de Villa Clara

Autor:

Santiago Jerez Mustelier

«Yuni, te estaba esperando, siempre supimos que vendrías, te necesitamos en la tarea y no dudamos que vas a asumir». Así le afirmó Rita Gálvez, Jefa de 5to año de la carrera de Enfermería en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara a la estudiante Yunisleydi Herrera Espinoza, durante un encuentro en su oficina.

La respuesta de Yunisleydi fue inmediata: «tranquila, cuente conmigo, sólo dígame cuándo tenemos que empezar». Desde el pasado 3 de abril, la interna vertical en Ginecobstetricia no labora más en el Hospital Materno Infantil Mariana Grajales, sino que ahora se encuentra vinculada al cuidado y atención de pacientes positivos a la COVID-19 en el Hospital Militar Manuel Piti Fajardo.

«Cuando la pandemia comenzó a provocar estragos en el mundo los profesores de la facultad nos explicaron que podían necesitar de nuestro apoyo en algún momento. Nos reunieron en el Hospital Militar a principios del mes de marzo a varios estudiantes de la carrera de Licenciatura en Enfermería para impartirnos un diplomado de bioseguridad y ventilación artificial en pacientes con el virus Sars-cov-2. Pero luego nos mantuvimos recibiendo clases en nuestros escenarios docentes.

«Los estudiantes del 5to año rotatorio los convocaron posteriormente para asumir en los centros de aislamiento y realizar las tareas de enfermería por 24 horas. En un primer grupo no me citaron, porque estoy haciendo una verticalización en ginecobstetricia, pero estoy orgullosa que hayan pensado en mí para un segundo llamado, aunque nunca imaginé que el momento llegara tan rápido», comentó a Yunisleydi Herrera a JR.

Situación similar vivió el joven estudiante de Enfermería de 23 años Asley Pacheco Monzón, quien se encontraba en la rotación de terapia en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Pediátrico José Luis Miranda. En uno de sus días de descanso recibió una noticia, que no lo tomó por asombro.

«Me llamaron de la facultad solicitando mi presencia. Asistí sabiendo a lo que iba. Al presentarme me explicaron la necesidad de que fungiera como enfermero en la atención a pacientes sospechosos de la COVID-19 y estuve de acuerdo en dar el paso al frente, pues soy Secretario de mi Comité de Base de la UJC y además estoy en proceso de militancia a las filas del Partido Comunista de Cuba, y ello entraña un alto compromiso.

«Desconocía que podíamos trabajar con casos positivos. Le pregunté a Yuni cómo le había ido, pues se había incorporado antes. Ella me comentó que estaba en la sala 2, donde se encuentran ingresados casos sintomáticos de la enfermedad. Hablé con la supervisora del Hospital Militar, le expresé mi deseo de trabajar allí y fui ubicado en la referida sala», apuntó Asley Pacheco.

Vía WhatsApp conversamos – al igual que con Yunisleydi y Asley – con Leysis María Santana Peñate, del último año de Enfermería en la Universidad médica villaclareña y que cursa su internado vertical en Terapia en el Hospital Pediátrico. Tenía ante sí la disyuntiva de asumir la tarea de cuidar pacientes positivos a la COVID-19 o estar con su familia; ella prefirió incorporarse al equipo de profesionales que garantiza el tratamiento a enfermos asintomáticos del nuevo coronavirus en la Sala 4 del Hospital Militar de Santa Clara. «Hasta el momento me siento contenta con lo que estoy haciendo, es algo muy lindo, me hace sentirme más humana y solidaria», subrayó Leysis Santana. 

Los tres estudiantes vivieron su primera guardia en la atención a pacientes positivos a la enfermedad que ha infectado a más de un millón de personas en el mundo, y de ella acumularon lecciones que narran a JR. Yunisleydi y Leysis contestaron juntas desde el cuarto que comparten en la residencia estudiantil de su universidad; mientras que Asley respondió desde su casa y en varios momentos se excusó para ir a montar el arroz y encaminar la comida.

«Decidí aceptar primero por mi país, luego por mis seres queridos, por los que también deseo que esta enfermedad termine, por eso la combato desde el lugar que me corresponde; otra razón es porque quiero ver alegría en la calle, me gustaría salir y ver personas abrazándose y besándose de nuevo, anhelo con que ese día llegue», declaró Leysis Santana.

«Esta es una experiencia que puede que en mi vida como estudiante y trabajadora nunca se vuelva a repetir. Estoy muy contenta con mi aporte, pues siempre estuve preparada y sabía que me iba a tocar. Tenemos buena preparación y todos los profesores de la carrera de Enfermería están pendientes de nosotros, se preocupan por nuestro estado de salud y nos llaman, apuntó Yunisleydi Herrera.

«A solo tres meses de graduarme es una oportunidad participar del enfrentamiento a la mayor pandemia que ha tenido el mundo. Me siento útil al formar parte de un equipo de trabajo competente y de encontrarme colaborando en una de las mejores instituciones de salud de la provincia. Esto es un logro para mi facultad y para mí, constituye un aprendizaje en mi formación académica y una responsabilidad en brindarle una atención de enfermería digna a los pacientes con la COVID-19», añadió Asley Pacheco.  

Por vez primera

Asley nunca olvidará aquella primera guardia de 24 horas. «Cuando llegué a la institución fue impresionante ver cómo el personal médico, de enfermería y de servicios se bajaban de la guagua con sus maletas y equipajes listos para luego de su jornada laboral, quedarse en cuarentena para proteger a sus familias. Sé que en algún momento también nos corresponderá a nosotros. Yo estoy preparado y seguiré en esta batalla mientras me necesiten».

Mi primer día fue maravilloso. Estar ahí en la sala y que me permitieran desempeñarme como si fuera una enfermera graduada me hizo sentirme mejor ser humano. Al principio experimenté miedo porque no sabía a lo que me iba a enfrentar, pero luego al ver cómo era el lugar, conocer a mis compañeros de trabajo y ver a los 23 pacientes con que cuenta mi sala, entré en confianza. En esa ocasión le dimos el alta médica a tres pacientes que fueron positivos y ya están bien. Ellos sólo decían estar muy agradecidos con todos los trabajadores de la salud porque salvaron sus vidas, acotó Yunisleydi Herrera.

Llegué al Militar y allí en la sala 4 me recibió la Jefa de Enfermeras y me presentó a todos en el centro. En mi sala hay 9 ingresados, pero son aproximadamente 15 camas las cuales no se ocupan en su totalidad, pues se ubican los pacientes dejando una cama por el medio. Procedí a lavarme las manos, me coloqué el vestuario y me dispuse a comenzar mi jornada, manifestó Leisys Santana.

La labor de los tres jóvenes en el Hospital Militar se resume a la misma que realizaría cualquier enfermero en una instalación hospitalaria del país: chequear los signos vitales cada seis u ocho horas en el caso de pacientes con factores de riesgo como la hipertensión, suministrar medicamentos y alimentos, preocuparse por el estado de salud de los enfermos, escribir en la historia clínica, mantener higienizados los cubículos y colocar jabón e hipoclorito en los servicios sanitarios. El cumplimiento de las normas de bioseguridad y el seguimiento estricto a las medidas de antisepsia, son sus principales defensas ante la exposición al virus.

Todos los medios de protección con los que cuentan los portan doblemente. Los de uso habitual son las batas, los nasobucos, los gorros y los guantes; también emplean gafas para evitar el contacto con los ojos. En caso de mayor seguridad, ellos pueden requerir otros medios.

Las salas (Sala 2 para pacientes sintomáticos y Sala 4 para pacientes asintomáticos con la COVID-19) poseen una «zona limpia» donde está el pantry, el cuarto de cambiarse con la ropa estéril, la oficina del médico y la enfermera equipada con sillones, buró y televisión. Al lado está la estación de enfermería, y contiguo se encuentra el baño. El «área sucia o contaminada» comienza en el pasillo y tiene los cubículos de enfermos a ambos costados.

Yunisleydi Herrera refiere, que «en el hospital nos tratan muy bien, contamos con todo lo necesario para realizar nuestro trabajo, el ambiente es excelente y existe buena atención por parte de los médicos y enfermeras del turno, nos llevamos como familia. Las condiciones son favorables y contamos con un área de desinfección donde nos lavamos las manos, nos quitamos la ropa contaminada, nos bañamos, y un colega nos alcanza los atuendos esterilizados.

«Estar aquí me ha aportado confianza y seguridad. Tenía el conocimiento teórico, pero cuando te enfrentas a la realidad sabes que tienes que hacerlo bien porque está en juego tu salud, pero también la de los pacientes. Debemos evitar los contagios o las infecciones cruzadas entre ellos, porque hay algunos que están en su período de transmisión de la enfermedad, pero otros ya están recuperándose, por tanto debemos ser precisos a la hora de descontaminarnos».

Por su parte Asley Pacheco aclaró, que la actividad que realizan la hacen de forma voluntaria, y resaltó la alta calidad profesional y humana del colectivo que labora en su sala. «Si me llegara a contagiar con el virus tendría la conciencia tranquila porque estaba salvando la vida de otras personas y también porque contaría con un extraordinario equipo médico, las medicinas necesarias para el tratamiento de la enfermedad y todo de forma gratuita».

Leysis Santana, a su vez, cuenta que intercambia poco con los pacientes, pues la enfermera del turno la protege a ella y a los otros internos. «Aquellos enfermos que son de larga estadía nos facilitan nuestro trabajo, ellos mismos se toman los medicamentos, nosotros sólo debemos alcanzárselos. Tenemos una paciente que nos ayuda mucho y a la hora de suministrarle los medicamentos se para en el límite, los recoge y los ingiere. Nosotros cariñosamente le decimos que es nuestra enfermera dentro del cubículo.

«Incluso hay algunos pacientes que nos cuidan. Si se nos quedan las gafas, ellos nos dicen: ¡seño se le olvidaron las gafas! y nos indican que tenemos que protegernos adecuadamente e intentan tener el menor roce posible con nosotros. Ellos saben que somos estudiantes. Pero nadie marca la diferencia en el hospital, nos sentimos parte del equipo, nos tratan igual a todos. Parecemos una familia y es lo mejor que tenemos ahí. Te motiva a seguir adelante a pesar de estar lejos del hogar».

Con el corazón lejos

Sólo llanto escuchó Yunisleydi del otro lado del teléfono cuando le comunicó a su mamá una de las decisiones más importantes que ha tomado en la vida. Aunque al principio la madre vertió un cúmulo de incomprensiones, la explicación de la hija logró convencerla.

«Mi familia ya estaba preparada psicológicamente para cuando llegara el momento. Ellos me conocen y saben que no iba a negarme si el país me necesitaba y yo no podía decir que no porque soy militante de la UJC y revolucionaria…y porque nunca he dicho que no a una tarea. Reconozco que se sintieron tristes y preocupados en un inicio, pues soy de Remedios y paso más tiempo en la residencia estudiantil desde que estoy becada en la Universidad. Ellos han escuchado de la cuarentena a que es sometido el personal médico que está en la primera línea de contacto con el virus, por lo que temían no verme por un largo período de tiempo. Pero les expliqué y ya están tranquilos; me dicen que me alimente bien que tengo que estar fuerte. Hoy ellos se enorgullecen y sé que también aplauden por mí en las noches», confiesa Yunisleydi Herrera.

«Algunos amigos y parientes me dicen que estoy loca, y me piden que me cuide”, expresa Leysis Santana, quien sabe que a lo lejos en su natal Santo Domingo, su familia no deja de pensar en ella ni por un segundo. “Lo que más dolor me ocasionaba era pensar en que no podría verlos, pero luego entendí que era necesario pues tenía que protegerlos».  

Aún Asley sigue sin hallar las palabras justas para contarle a sus padres. Su abuela, que vive con él, sí está al tanto. «Con mi papá no he podido contactar y mañana se lo cuento a mi mamá cuando vaya a su casa. Aunque soy mayor de edad, y siempre he tenido libertad en la toma de decisiones y más cuando se trata de mi superación profesional».  

La Isla de los aplausos infinitos

¿Y ustedes no aplauden a las nueve?, le pregunto a Yunisleydi por WhatsApp. Ella responde con agilidad: «En el hospital lo comentamos; deseábamos hacerlo todos los médicos y los enfermeros, pero no pudimos. El minuto se nos pasó proveyendo medicamentos. Pero estamos agradecidos no sólo por nosotros, sino por otros trabajadores de la salud que están echando la pelea contra la COVID-19 en el mundo, especialmente los cubanos».

En los pocos momentos libres que tiene durante la guardia, Leysis aprovecha para junto al equipo de la sala 4 hacer cuentos e intercambiar historias. «El especialista nos relató sus vivencias de cuando él cumplió misión internacionalista para combatir la Malaria. Él dijo el país, pero no lo recuerdo. Si sé que aseguró que aquello le cambió la vida. Me imaginé, por un momento, cuando yo dentro de unos años cuente mis experiencias en el enfrentamiento a la COVID-19».

- Cuando todo esto termine, ¿cómo seguirán con sus vidas?

Yunisleydi Herrera Espinoza: Yo tengo pensado estar aquí hasta que se acabe la epidemia. Ya hablé con la Jefa de Enfermería del hospital y le dije que quería terminar mi tarea en esa sala. Luego voy a concluir mi internado, graduarme y trabajar en la atención a las embarazadas y a los bebés. Creo que el Programa Materno Infantil es de los más nobles creado por Fidel.

Leysis Santana Peña: Abrazar a mi familia. Luego continuar mi carrera y graduarme.

Asley Pacheco Monzón: Graduarme y comenzar a trabajar. Realizar el diplomado en terapia intensiva para luego solicitar la especialización en cuidados intensivos. Me gusta mucho laborar en el salón de operaciones en la parte de anestesia o instrumentación quirúrgica. Si en el camino se presenta la oportunidad de ese diplomado no lo pensaría dos veces. Soy alumno ayudante de esas dos ramas desde 2do año de la carrera. También me gustaría sacar la categoría docente para impartir clases, pero nunca me voy a despegar de la labor asistencial.

 - ¿Algún mensaje que transmitir?

Leysis Santana Peña: Al pueblo de Cuba que estén tranquilos que nosotros estamos combatiendo el virus, que cumplan las medidas de seguridad y que se queden en la casa. Esta va a ser otra victoria de la juventud cubana y de su sistema de salud.

Yunisleydi Herrera Espinoza: Vamos a salir adelante, que esta es una enfermedad que, aunque contagiosa se puede prevenir con el distanciamiento social, la higiene, el lavado de las manos, el uso del nasobuco, y otras medidas como toser con el codo. Les pido confianza en la salud cubana que siempre va a estar al frente en la vanguardia. A los universitarios que sean estudiantes de Enfermería como nosotros, decirles que no tengan miedo y se sumen a la tarea; se van a sentir orgullosos.

Asley Pacheco Monzón: Cumplan las medidas de protección y de higiene. La salud del pueblo está en buenas manos porque contamos con excelentes profesionales de la medicina. Aunque no tenemos la tecnología de otros países, si contamos con un potencial en recursos humanos dispuesto a dar todo por Cuba.

- ¿En qué medida ha sido efectiva la actuación del Gobierno Cubano y de su sistema de salud ante esta pandemia?

Asley Pacheco Monzón: El gobierno ha abordado la situación de forma inteligente. Se nota que la preparación se realizó desde antes de la entrada del virus al territorio nacional. No esperamos a que el virus llegue a nosotros (refiriéndose a las instalaciones hospitalarias), sino que lo buscamos a través de las pesquisas y otras vías de Atención Primaria de Salud e impedimos que avance.

Leisys Santana Peña: Han tenido una muy buena actuación. Han enfrentado la COVID-19 con madurez y responsabilidad. Se ha operado de forma rápida y coherente. Si comparamos con otros países en que los gobiernos toman medidas enajenados del pueblo, el nuestro en cambio informa constantemente a la población y atiende de forma gratuita y con un servicio de salud de primer nivel.

Yunisleidy Herrera Espinoza: Si algo ha destacado de mi nación en este período es su solidaridad. Merecen aplausos todo el personal de la salud que batalla día a día dentro y fuera del país. Nosotros somos la viva demostración de que donde quiera que esté Cuba, se salva una vida.

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