En marcha junto al hombre de los cien fuegos

CAMAGÜEY.— La tierra que lo vio partir hacia la inmortalidad caminó junto al hombre que con su fuego abrazador marchó en un mar espontáneo de pueblo para abatir la sedición de los apátridas de entonces, hace 62 años, similares a los actuales lacayos del Imperio.

Con el fuego de rebeldía del Hombre del Sombrero Alón como impulsor de multitudes, combatientes, estudiantes, trabajadores y jóvenes se dieron cita en el Aeropuerto Ignacio Agramonte y Loynaz para enaltecer su ejemplo legendario, además de homenajearlo en cada centímetro de esta llanura central.

Aquí retumbaron las botas del Héroe de Yaguajay y su sonrisa amplia encarnó en las caras de los más pequeños para encender recuerdos de cuando el guerrillero, el barbudo de la gesta de liberación, exclamó: «Hombres habrá traidores, pero pueblos no, y menos Camagüey».

Camilo Cienfuegos se multiplicó en escuelas, comunidades, barrios y hogares agramontinos, para recordarlo desde el compromiso con Cuba, con su independencia y soberanía.

A pesar de la distancia y el aislamiento que ha impuesto la pandemia a quienes usualmente participan en el tradicional homenaje al héroe (en especial sus contemporáneos y pioneros de todos los niveles), nada pudo evitar que el pueblo camagüeyano venerara los pasos del Héroe antes de abordar el avión que terminaría sepultándolo en el mar.

Su figura es eterna, como eternos son aquellos versos encarnizados que declamó a viva voz, desafiando al corazón del Imperio: «Si deshecha en menudo pedazos, se llega a ver mi bandera algún día, nuestros muertos alzando los brazos, la sabrán defender todavía».

En fotos, el homenaje a Camilo Cienfuegos en el Aeropuerto Ignacio Agramonte y Loynaz