Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un rencuentro lleno de vida

El regreso a las aulas ha sido una gran fiesta educacional. Apoyar a cada estudiante, mantener comunicación constante con ellos y sus familias es fundamental para afrontar esta nueva etapa

Autores:

Margarita Barrios
Laura Brunet Portela

Sofía quiere estudiar ciencias y Melanie Amelia se inclina por los idiomas. Las dos son alumnas de la secundaria básica Guerrilleros de América, del capitalino barrio de El Vedado, pero con mirada larga, de futuro, saben que ese será el camino y que podrán alcanzarlo si en ello se empeñan, pues su país les garantiza cumplir esos sueños.

Mónica y María Alejandra ya van más adelantadas en esos caminos, pues están en el instituto preuniversitario José Miguel Pérez, del municipio de Plaza de la Revolución. Ahora luchan por las buenas notas para en breve tiempo abrazar el Alma Máter.

Los meses más agudos de la pandemia las mantuvo alejadas de la escuela presencialmente. Y en puntos diferentes de La Habana miraban las teleclases, compartían a través del teléfono o vía WhatsApp las dudas con sus compañeros de aulas y profesores. Pero no era igual.

«Cada día llegaban las noticias de los casos. Los números se fueron convirtiendo en nombres, el abuelito de una amiga, el vecino, un familiar… han sido días muy duros. Quiero darle gracias al personal de Salud que nos cuidó y a los científicos que hicieron las vacunas. Ahora hay que cuidarse y disfrutar de nuevo la vida y la escuela», aseguró Melanie Amelia Vega Priede, quien cursa el 9no. grado y es la jefa de su colectivo pioneril.

«Estoy muy emocionada de venir a la escuela y compartir con mis compañeros me hace feliz», asegura Sofía Díaz Estévez, quien cursa el 8vo. grado. «Estoy bien en las asignaturas y entendí muy bien las teleclases. Ahora, pues si quedó alguna duda, es el momento de resolverlo», destacó.

Grizel María Álvarez Ortiz, directora de la Guerrilleros de América, afirma que la prioridad en estos momentos son los estudiantes, preservar su salud y garantizar que culmine el curso con calidad en el aprendizaje.

«Tenemos una matrícula total de 159 estudiantes. Hemos transmitido confianza y seguridad a los padres de que el protocolo de salud es inviolable. Es importante que nuestros alumnos disfruten de la escuela y que sigan viéndola como un lugar útil y agradable», subrayó.

La profesora Aniubis Matos Ramírez, quien imparte Matemática en 8vo. grado, refiere que están desarrollando bien las cuatro semanas de familiarización, para barrer cualquier dificultad que haya quedado en el aprendizaje a través de las teleclases.

«Voy diseñando las actividades según las características del estudiante, sin presionarlos. Una buena manera son los juegos de participación, para que aprendan y se motiven. Es un reto fuerte para ellos y también para nosotros los profesores», señaló.

Nada como la clase presencial

«Las tareas docentes nunca faltaron. Íbamos haciendo un seguimiento de las teleclases y nos comunicábamos por WhatsApp, pero no es lo mismo la clase en una pantalla que el intercambio directo con el profesor. Ese es un elemento vital en el proceso de enseñanza-aprendizaje», expresó Yoandris Castellanos Cruz, profesor de Español-Literatura del preuniversitario José Miguel Pérez.

La joven María Alejandra Puchades Neyra es otra de las estudiantes que está convencida de que «regresar a la escuela es lo mejor. Tanto tiempo encerrada en casa afecta sicológicamente, y estábamos perdiendo contenido. Quien aspira a llegar a la universidad como yo tiene que prepararse, ya en marzo comienzo 12mo. grado, así que tengo que esforzarme».

Por su parte, Mónica Keira Nápoles Ávila, quien cursa el 12mo. grado y es la presidenta de la FEEM en el centro, aseguró que ha existido entusiasmo tanto de alumnos y profesores en este retorno a las aulas. «Tenemos un promedio de siete turnos diarios, a veces estamos cansados, pero los profes nos dan ánimo. Ellos están supermotivados. Y nosotros sabemos la responsabilidad que tenemos».

Ramona Cruz Ríos, la directora del centro, refirió que la escuela tiene muy buenas condiciones, lo cual permite mantener el distanciamiento físico ya que disponen de las aulas necesarias, así como de baños reparados con agua corriente.

«Tenemos alumnos que han vivido situaciones familiares muy difíciles debido a la pandemia, ahora nos toca apoyarlos para que sigan adelante. Mantener comunicación constante con ellos y sus familias es fundamental», acotó.

Con respecto a la organización para superar el tiempo perdido en cuanto a docencia, explicó que han coordinado talleres integradores para que los estudiantes aclaren sus dudas con  los profesores, así como cursos de atención diferenciada para los que presentan mayores dificultades en determinadas materias.

Motivados y bien cuidados

Thiago casi recuperó los cuatro dientes frontales que había perdido en la primera temporada de este curso interrumpido. Karen ganó unas libritas de más y Rocío ya tiene una hermana menor. Estas fueron algunas de las buenas nuevas de los pequeños de un aula de 1er. grado de la escuela primaria José Antonio Saco, en Cienfuegos. Pero el mayor jolgorio llegó cuando muchos afirmaron: «Yo sé leer».

Una exploración inicial en los aprendizajes de sus estudiantes durante la primera semana de clases le da aliento a Lohadny Valdivié Gómez, director de la escuela primaria José Antonio Saco. «Se ve el trabajo de los padres, porque los alumnos vienen bien. Puede haber algunas lagunas, pero creímos que sería algo generalizado. Primer y segundo grados están mostrando un desempeño muy satisfactorio».

Eduanel, uno de los pioneros del centro, padeció la COVID-19 en el momento más crudo de la pandemia en Cienfuegos, pero no abandonó los estudios en casa y por tal experiencia, vuelve al aula aún más precavido.

Para Damián Ríos Acosta, director de la escuela especial José Rafael Siberio, la mayor de su tipo en Cienfuegos, este es un regreso con muchas exigencias y retos, y no hay lugar para el cansancio. Una mirada preliminar a los 199 niños y niñas demuestra que, desde 1ro. y hasta 9no. grado, «el aprendizaje se encuentra deteriorado».

El protocolo de salud es inviolable en cada escuela. Fotos: Enrique González Díaz

Debido a su discapacidad intelectual leve, o moderada con agravantes, los alumnos «aprenden mejor por repetición, y constantemente hay que estar ejercitándoles los contenidos. Muchos trabajaron, pero sabemos que otras familias desatendieron esta labor, incluso cuando el maestro les llevaba a la casa los ejercicios correspondientes.

«Duele el retroceso que evidencian los muchachos del primer ciclo (de 1ro. a 3er. grado) en el caso de los que tienen discapacidad intelectual moderada. Debido a las afectaciones de memoria típicas de este diagnóstico y la falta de constancia en casa, han perdido algunos conocimientos y habilidades.

«Ahora nos toca recuperarlos, reforzar todas las actividades docentes y orientar a los padres, hay un ambiente favorable para aprender, incluso niños que en algún momento presentaron problemas de conducta hoy se les ve diferente», comentó.

Divididos en tres grandes grupos a partir del diseño de un programa de vacunación que permitió el regreso más seguro a las clases presenciales, nuestros estudiantes llenan de vida las escuelas y con ello a toda Cuba, pues su regreso —junto a los maestros— ha sido justo en el año en que celebramos el aniversario 60 de que nuestra nación libró una trascendental batalla contra el analfabetismo.

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