Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

«Ventilar» la esperanza

Son héroes anónimos los que trabajaron sin descanso en la creación de dos tipos de ventiladores pulmonares desde el Centro de Neurociencias de Cuba para garantizarle al país la soberanía tecnológica que, en ese sentido, le permitiría salvar vidas en plena pandemia

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

«El tórax se expande. El equipo ventila bien…». Cuando los jóvenes ingenieros Yosvanis Pantoja Gómez, José Carlos Santos Ceballos y Jorge Germán Pérez Blanco escucharon decir eso al doctor Juan Carlos Rivero López, jefe del Grupo Provincial y secretario del Grupo Nacional de Terapia Intensiva del Ministerio de Salud Pública, sintieron sus cuerpos estremecerse con una sensación todavía hoy indescriptible.

Esa fue la verdadera prueba, me cuentan tiempo después. Antes el equipo había superado las pruebas que podían validarlo desde el punto de vista técnico, pero hasta que no se conectara a un ser vivo, a un paciente con un estado de salud que lo requiriera para respirar, no sabrían si ciertamente tantas jornadas de estudio y dedicación habrían valido la pena.

Los observo detalladamente mientras me cuentan de otras experiencias tan emocionantes como aquella. «Te acuerdas de aquel día en que conectaron el equipo a un paciente de alrededor de 90 kilos. Eso fue impresionante», comentan entre ellos. Los observo, reitero, y me siento orgullosa, aun cuando no forme parte del equipo multidisciplinario que en el Centro de Neurociencias de Cuba (Cneuro) creó dos tipos de ventiladores pulmonares que pudieron ser utilizados en la asistencia médica directa: uno invasivo de baja gama (Pcuvente) y otro no invasivo.

Son jóvenes como los que vemos a diario caminar por las calles, subirse a una guagua, comprar el pan, ir al cine, enamorar a alguien… Y sin embargo, quién imaginaría que son héroes. «Qué palabra tan grande. No, no, no… No somos héroes, solo trabajamos en lo que era necesario», y la aplastante modestia es una evidencia de lo valiosos que son esos muchachos.

¿Por qué es tan loable lo que hicieron? Porque en plena pandemia, incluso en momentos en los que se registraron picos epidemiológicos, era necesario contar con equipamiento superior al existente para cubrir la demanda de los pacientes.

El apabullante bloqueo que sufre nuestro país impide las compras en puntos cercanos, la lejanía de ciertos mercados encarece los costos… y estos muchachos, junto a otros profesionales que se sumaron al proyecto, fueron capaces de crear dos equipos que, en diferentes estadios de un paciente, son imprescindibles, con el consiguiente ahorro monetario para el país. ¿Acaso no son héroes al contribuir a salvar vidas de esa manera? Héroes como ellos están en todas partes, solo hay que descubrirlos.

Acostumbrados a trabajaren la creación de equipos de neurofisiología que tributan a tecnología de diagnóstico, fundamentalmente, detuvieron sus investigaciones en otras líneas y por completo dedicaron días y noches a la concreción de esta misión.

«Todo era nuevo para nosotros. Nos resultaba interesante cada detalle y créame, periodista, sentíamos miedo. El equipo debía responder y cubrir las necesidades en medio de una pandemia que demandaba muchos recursos. Además, es gratificante sentirse útil. Hacemos otros equipos de gran impacto, por ejemplo: uno que se emplea para pesquisar a neonatos y descubrir problemas auditivos. Pero ese proyecto como otros se lleva el tiempo que se requiere, y la COVID-19 no nos permitía tomarnos ese tiempo», explicó José Carlos.

«Se vio la integración del equipo multidisciplinario y se generó una hermandad entre diferentes instituciones. Ofrecíamos soluciones a otros y otros nos presentaban alternativas de resolución a nosotros. Eso también es reconfortante».

Cuando escuchaba las noticias de lo que sucedía en Matanzas durante el pico pandémico, Yosvanis sentía que al menos había aportado algo para aliviar la situación. «Estuve en las primeras pruebas que se le hicieron al equipo con pacientes reales en posoperatorio.

«En ese instante comprendí que no había sido en vano el trabajo que hicimos, las noches sin dormir, las reuniones, la dedicación… Nuestros nombres no están en las etiquetas del equipo, además de que somos muchos, pero uno se siente parte de cada soplo de aire que le llega a una de esas personas que lo necesita».

Yosvanis y Jorge German, como el resto del equipo, se sienten orgullosos de haber aportado un ventilador pulmonar para aliviar la situación de la pandemia en el país. FOTO: Enrique González Díaz.

Soplos de vida

En marzo de 2020, cuando apenas se reportaban los primeros casos en el país, ya en otros colapsaban las salas de terapia intensiva, y fue una preocupación inmediata la disponibilidad de ventiladores pulmonares para los pacientes que desarrollaban insuficiencia respiratoria a causa de la COVID-19.

Aunque el Cneuro se ha especializado durante 30 años en la investigación, producción y comercialización de tecnologías avanzadas para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades cerebrales, sus profesionales comenzaron a trabajar en la creación de ventiladores pulmonares de emergencia, tal y como lo demandaba el contexto.

Tomando como punto de partida códigos abiertos publicados en las páginas del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Estados Unidos, y la University College London, en Reino Unido, y con la impronta de cada uno de los que conformaban el grupo de trabajo en el diseño industrial y el software, la institución ha desarrollado las dos variantes de ventiladores pulmonares mencionadas anteriormente.

Ernesto Velarde Reyes, ingeniero en Telecomunicaciones del Cneuro y líder del proyecto, explica que fue esencial la colaboración de la Unión de Industrias Militares, la Empresa Combiomed-Tecnología Médica Digital, el Centro Nacional de Electromedicina, el Grupo de la Electrónica, la Oficina Nacional de Diseño, así como el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos, entre otros.

El Pcuvente, precisó Velarde Reyes, está diseñado para la ventilación de emergencia por no más de 24 horas de trabajo ininterrumpido, «pero supimos que en una ocasión uno de esos equipos estuvo 72 horas en uso sin parar, y ello demuestra su potencial, aun cuando no fue concebido para ello».

A punto de cumplir con el plan de entrega de 500 ventiladores, 250 de cada tipo, el especialista pondera el trabajo de cada persona que, en tiempo récord, puso de su parte para lograr cumplir el encargo de la máxima dirección del país.

«Los fondos que aportaron la Unión Europea (UE), la entidad no gubernamental MediCuba-Suiza, y diferentes campañas movilizadoras de las sociedades cubanas de Higiene y Epidemiología y de Bioingeniería fueron clave en este proceso, pero el factor humano, con todo el empeño y el compromiso que conlleva, fue pieza primordial en el resultado».

Vuelvo a acercarme a José Carlos, a Yosvanis y a Jorge, que son solo tres del grupo inmenso que tanto ha trabajado, y en ellos encuentro nuevamente la humildad personificada. Les pido que dejen tomarse las fotos que pueden hacerse mientras ellos operan los equipos, que aparten la timidez… y otra vez prefieren permanecer en el anonimato. Esa es la grandeza del ser humano.

Ernesto Velarde Reyes, líder del proyecto, destacó el potencial del equipo.FOTO: Enrique González Díaz.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.