Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Fidel junto a los jóvenes: a 60 años del 8vo. Festival Mundial de la Juventud y los estudiantes

Helsinki, Finlandia fue la sede. Alrededor de 415 delegados representaron a Cuba

 

Autor:

Ovidio Cabrera García

El año 1962, como los precedentes al triunfo revolucionario del 59, se tornaba muy convulso dentro de la euforia de haber alcanzado la verdadera y definitiva independencia después de la victoria por las armas, ante una de las tiranías más sangrientas de América.

La lucha ideológica entre lo nuevo que surgía a favor del pueblo y lo viejo que desaparecía fue enconada. Las medidas del gobierno revolucionario eran torpedeadas por la contrarrevolución interna en medio de sus estertores de muerte y el apoyo y subversión de Estados Unidos contra nuestro país.

Había sido derrotada un año antes la invasión por Playa Girón organizada y financiada por el imperio norteamericano y triunfado la campaña de alfabetización encabezada por nuestros jóvenes, donde más de un millón de cubanos aprendieron a leer y escribir, derechos prohibidos por los gobiernos de turno durante toda la existencia de la nación cubana.

Estaba reciente la aplicación de la justicia revolucionaria a matones y asesinos de más de 20 mil cubanos y las nacionalizaciones que recuperaban nuestros recursos naturales.

Cuba reverdecía con la ley de Reforma Agraria y se llenaba de escuelas y hospitales, entre muchos otros proyectos para beneficio de los cubanos.

En medio de este contexto matizado con atentados a Fidel y a los dirigentes de la Revolución, quema de cañaverales y centros de trabajo, la detonación de bombas para crear terror, infiltraciones de agentes de la CIA y grupos de bandidos alzados en las montañas, se organizaban las actividades para participar en el Octavo Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

Cuba desarrolló a través de sus Comités Preparatorios Provinciales y Nacional múltiples actividades, como nunca se había hecho antes para un acontecimiento como este.

La Asociación de Jóvenes Rebeldes devenida ese mismo año en Unión de Jóvenes Comunistas encabezó la campaña con el apoyo del resto de las organizaciones de masas y el Partido.

Producto de las actividades organizadas y la recogida de fondos financió el viaje y los preparativos de la Delegación Cubana a Helsinki y con su candidata Berta Yero Díaz ganó el certamen de la Estrella del Carnaval de La Habana que por esa condición integró el grupo de jóvenes que representó a Cuba.

Los festivales mundiales

La Federación Mundial de Juventudes Democráticas, conocida por sus siglas como FMJD, había organizado su primer festival en 1947 en la ciudad de Praga, Checoslovaquia, donde participaron más de 17 mil jóvenes de 72 países bajo el lema, Juventud, únete en la lucha por una paz firme y duradera. Ese fue el único festival de los realizados hasta hoy donde no participó ningún cubano, según nuestras investigaciones.

Se decidió celebrarlo allí porque todavía estaba en la memoria de todos, los sucesos de octubre y noviembre de 1939, cuando miles de jóvenes checos se levantaron en poderosa manifestación estudiantil antifascista, provocando una fuerte represión que costó el cierre de todas las escuelas superiores, el arresto de más de 1850 estudiantes y el envío de 1200 de ellos para los campos de concentración.

Tampoco olvidaba el mundo a Lídice, la aldea mártir arrasada por los Nazis, al conocer el ajusticiamiento de Heydrich uno de los más connotados esbirros de Adolfo Hitler.

Soplaban los primeros vientos de la Guerra Fría.El Imperialismo norteamericano chantajeaba al mundo progresista con su política anticomunista y el poder de su Bomba Atómica.

Este fue el festival más largo de la historia, con casi cuatro semanas de duración, a partir de la tarde del 25 de julio de ese año.

El Octavo Festival

Del 28 de julio al 6 de agosto en 1962, acudieron a la cita en Helsinki 18 mil jóvenes de 137 países, en representación de 1500 organizaciones juveniles, 300 más que en Viena, al tiempo que se logró la participación del 80% de las uniones nacionales estudiantiles existentes.Este fue el segundo festival que se realizaba en un país fuera de la llamada influencia soviética.

Si en 1947 en el primer evento juvenil mundial, el continente Africano estuvo representado por unos cuantos jóvenes, quince años después, en el Octavo, se alistaron delegaciones de 33 estados africanos.

Entonces en África era otra la realidad, bajo el empuje del movimiento de liberación nacional, comenzaba a desmoronarse definitivamente el sistema colonial. También los países latinoamericanos aumentaron considerablemente su participación.

En el mapa del mundo aparecían nuevos estados independientes y sus jóvenes se integraban al movimiento democrático internacional. El intenso programa se convirtió en diez días de fiesta, debates y alegría.

La Delegación Cubana fue presidida por el Comandante Joel Iglesias, recién elegido Primer Secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas en la creación de esta organización juvenil el 4 de abril del propio año y parte de su Dirección Nacional dentro de los cuales estaban, Aldo Álvarez, Bárbaro Benet, Prisco Barroso y Francisco Valdés, todos fallecidos.

Joel Iglesias integró la Columna Invasora del Che, fue el  más joven de sus combatientes y estuvo gravemente herido, al borde de la muerte, en uno de los enfrentamientos con el enemigo donde participó. Por su heroicidad y valores el guerrillero heroico lo designó al frente de la Asociación de Jóvenes Rebeldes antes de la unidad del Movimiento Juvenil Cubano.

En este encuentro Cuba estuvo también representada por una comitiva de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que integraron, entre otros, Fernando Vecino Alegret, Haroldo Ferrer, Eliseo Reyes (caído en la guerrilla del Che, en Bolivia) y Fausto Díaz, (fallecido), el artillero héroe de Playa Girón,  que quedo inválido por la metralla de los combates.

También formaron parte Cuca Rivero, Cuqui Nicola, Sergio Corrieri, Rogelio París, el caricaturista René de la Nuez, Boby Salamanca, el fotógrafo Mario García Joya, Mayito, Mario Angarica (Papo), Jorge Hart, Jefe del Grupo de Deportes, el ciclista Sergio Pipián Martínez, la periodista Mercedes Moreno (todos fallecidos) y Leo Brower, José Loyola, el Director de Orquesta José Luis Betancourt, apodado Chapotín), Luis Gómez, Remigio Ruiz, Jefe del Grupo de los Estudiantes, Alfredo Martín, Jefe del Grupo de los delegados obreros, Arturo Pollo, en representación de la recién creada UES (Unión de Estudiantes Secundarios) y el autor de este artículo, Jefe del Grupo de Cultura, por nombrar a algunos.

La nutrida delegación cubana al evento se conformó con 415 jóvenes, de ellos unos 350 electos en asambleas generales en los centros de trabajo y estudio, seleccionados por sus méritos docentes y productivos.

La impronta y las energías de Fidel

El hotel Hilton terminado de construir en 1958 por un arquitecto norteamericano y que al triunfo revolucionario adoptó el nombre el Habana Libre, fue el lugar donde se hospedó para su preparación la delegación de jóvenes cubanos al 8vo. Festival.

Fidel en los primeros años de la Revolución mantuvo una oficina de trabajo en el Hotel, la número 2324, llamada La Castellana, hoy como museo en el lugar y por tanto era frecuente su presencia en las instalaciones lo que facilitaba que los delegados lo pudieran abordar.

Yo fui uno de los afortunados donde conocí y le di la mano por primera vez a Fidel.

Una tarde noche un grupo de nosotros conversábamos en el lobby frente a la recepción. El ruido por la algarabía que producía su presencia desde siempre en el lugar donde estuviera, nos hizo girar la mirada hacia la salida de los elevadores.

Efectivamente, aquella silueta alta, dinámica, vestida de verde oliva, con barba negra, gorra de campaña se acercaba a nosotros firme y con rapidez seguido por su escolta. Al llegar frente al grupo se detiene, empieza a darnos la mano y a realizar muchas preguntas. Cómo te llaman, de dónde éramos, qué hacíamos, cómo nos atendían, la responsabilidad de representar a Cuba que contraíamos.

Este contacto del Jefe de la Revolución y los bisoños patriotas se repitió en numerosas ocasiones, lo que Fidel estimulaba en cada encuentro.

Sale la delegación cubana

El acto de despedida en el puerto de La Habana, estuvo presidido por el Comandante en Jefe, quien en sus palabras se refirió a los méritos de los jóvenes que componían la representación cubana y lo que significaba para ellos haber sido seleccionados.

Fidel decía, “Como cubanos, nos sentimos orgullosos de nuestra representación al Festival Mundial de Helsinki.

Nosotros podemos decir  que nuestra juventud envía una brillante y magnífica representación (Aplausos)

Y nuestra juventud puede enviar una representación de alta calidad, porque nuestra juventud ha tenido, tiene y tendrá, un papel de gran trascendencia en el proceso revolucionario cubano (Aplausos).

Porque nuestra juventud ha pagado un precio alto de sacrificio y de sangre en esta Revolución (Aplausos); porque nuestra juventud ha escrito páginas brillantes, no solo en la defensa de la patria, sino también en la realización de tareas revolucionarias, pues fueron nuestros jóvenes los que llevaron el peso principal de la campaña de alfabetización (Aplausos).

Y, además, porque en nuestra juventud está lo mejor de nuestra patria (Aplausos), en nuestra juventud está la mayor esperanza de la patria (Aplausos).

En nuestra juventud está el porvenir de la patria (Aplausos), en nuestra juventud está el mañana de la patria (Aplausos).¡ Y porque  en nuestra juventud está la fuerza que llevará hacia adelante la Revolución Cubana”

Cuba en Helsinki

La ejemplar Delegación partió en el trasatlántico soviético Gruzia acompañada de cientos de técnicos soviéticos, sobre todo agrícolas, que terminaban su misión  durante un año en Cuba y de delegaciones de numerosos países latinoamericanos con los cuales durante la travesía compartimos nuestras ideas y experiencias revolucionarias y se lograron lazos de verdadera hermandad, solidaridad y camaradería.

Estados Unidos no despreciaba tiempo para tratar de asustar y amenazar a los jóvenes cubanos que partían al Festival. A los pocos días de haber salido, en varias ocasiones aviones provenientes del sur de la Florida hicieron vuelos rasantes sobre el barco como si en cualquier momento lo fueran a atacar.

Nuestra reacción no fue de esperar. Nos concentramos en la cubierta del barco junto a los latinoamericanos y los asesores soviéticos que con gestos y gritos de Cuba sí yanquis no, remember Playa Girón, expresábamos el repudio a esas acciones y nuestra convicción de no dejarnos amedrentar.

Durante los 15 días de navegación los cubanos nos conocimos más, hicimos amistades entre nosotros y con los latinoamericanos y soviéticos y nos preparamos mejor para el papel a desempeñar en Finlandia pese a los mareos y vómitos que propiciaba el movimiento del barco producto de la fuerza del mar en medio del atlántico.

Se aprovechó el tiempo también para los ensayos de la orquesta, el coro, los grupos de guitarra y folklórico y algunos bloques de la corpografía a presentar en el desfile inaugural del Festival en el estadio de deportes de Helsinki.

El barco arribó al puerto de Leningrado, en Rusia, Unión Soviética en ese entonces, donde visitamos en la ciudad el hoy museo del Hermitage, antigua residencia de los Zares de Rusia (Palacio de Invierno), el Palacio de Pedro el Grande, el de la Reina Catalina, el Smolny, cuartel general de la Revolución de Octubre y el buque Aurora, entre otros sitios históricos.

De Leningrado salimos en ómnibus en un viaje largo para la capital de Finlandia donde Cuba fue vitoreada y acogida con simpatía y amor todo el tiempo por el pueblo finlandés; era la impronta de la joven Revolución Cubana.

En el momento de la salida desde Leningrado, me decía el hoy General retirado Rogelio Acevedo, que se incorporó como miembro de la representación de las FAR a la Delegación, pues estaba en esa ciudad junto al entonces Comandante Raúl Castro Ruz en misiones militares, relacionadas con los cohetes soviéticos instalados en Cuba.

Los enemigos de la Revolución seguían tratando de dificultar el desempeño de la Delegación Cubana incluso en una tierra tan lejana como Finlandia, lo que se puso de manifiesto cuando estábamos llegando al estadio de Finlandia para el desfile inaugural el 28 de julio.

El capitán en ese entonces, Fernando Vecino Alegret, conducía la enseña nacional cubana, detrás le seguía una especie de conga armada con parte de la orquesta y el grupo folklórico en el cual desempeñaba un papel principal una tumbadora que tocaba el excelente instrumentista Papo Angarica.

Con imágenes muy borrosas recuerdo cómo un grupito de contrarrevolucionarios de origen cubano trató de interrumpir el paso de la delegación casi llegando al estadio.

Habían venido en una pequeña camioneta verde. Varios de ellos se adelantaron a tratar de arrebatarle la bandera a Vecino, cosa que les fue imposible por la reacción de nuestro abanderado apoyado por varios tumbadorasos que Angarica, un mulato fuerte y alto, y los que desfilaban cerca de ellos les propinaban a los intrusos enemigos venidos desde el estercolero de Miami.

Los que se habían quedado en el techo del vehículo contemplaban con angustia y consignas expresadas con miedo, cómo sus compinches salían corriendo como perros con el rabo entre la patas y profusamente golpeados.

Durante el desarrollo del evento Cuba tuvo una destacada participación en los talleres de debates sobre temas candentes, encuentros con otras delegaciones donde resalta la realizada con la Delegación de Estados Unidos con la cual se intercambiaron fundamentales argumentos contra el gobierno de Estados Unidos por el bloqueo y las agresiones a nuestro país y la solidaridad entre los jóvenes cubanos y norteamericanos.

Este diálogo motivó muchas expectativas entre todos los participantes al festival, cuyo resultado fue un interesante y fructífero intercambio de experiencias, que culminó en un entusiasta y fraternal entendimiento.

También fue muy buena su participación en los eventos deportivos y culturales al punto que nuestra orquesta ganó medalla de oro en el concurso de esta especialidad y el flautista José Loyola medalla de plata.

Se organizó el Club Internacional del Festival, iniciativa que permitió desarrollar mejor los debates, coloquios, veladas, conciertos y exposiciones.

Uno de los eventos más destacados fue el conversatorio sobre los problemas de la paz y la independencia nacional.

En la casa cubana en Helsinki se desarrollaron importantes y emotivos encuentros con otras delegaciones de jóvenes.

La reacción internacional contra el Festival no fue poca. Desde Oslo, Noruega donde se realizó un evento adverso, atravesando las fronteras un grupo de jóvenes apoyados por otros de Helsinki y de países cercanos, organizó una de las primeras noches, un mitin de repudio al cual arribamos por coincidencia varios delegados cubanos con nuestro uniforme con el emblema de Cuba.

La policía finlandesa se vio obligada a dispersarlo con bombas lacrimógenas lo que nos afectó también a nosotros que estábamos cerca. La salida de allí entre gente corriendo para todas partes, el humo, el gas y la falta de oxígeno fue difícil y angustiosa, lo que nos provocó vómitos de sangre.

Por todas partes éramos vitoreados y alagados. Nuestros jóvenes negros y las muchachas finesas lograron altas empatías, al punto de llorar a raudales junto a los ómnibus el día en que tuvimos que partir.

Sin cegarme ni darle méritos que no le fueran merecedores, me atrevo a asegurar que la Delegación Cubana al 8vo. Festival fue la más aplaudida, la más asediada y la que mayor combate ideológico por la Revolución y el socialismo desarrolló.

Sus por qué están dados por la impronta de la joven Revolución Cubana y su carismático líder Fidel Castro, del primer país socialista de América, pero también por la calidad de los delegados cubanos y por nuestra idiosincrasia.

De regreso a la URSS y a Cuba

En las mismas guaguas en que fuimos, similares a la Girón nuestra, regresamos de Helsinki a Leningrado, hoy San Petersburgo y en tren fuimos a Riga, la capital de la República Socialista de Letonia, Minsk, la de la República Socialista de Bielorusia y de ahí a Moscú, capital de la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas, donde visitamos la Plaza Roja y el Mausoleo de Lenin lo que causó entre nosotros una impactante impresión.

En Leningrado abordamos de nuevo el barco Gruzia y tras 16 días de navegación arribamos a La Habana con la misión cumplida. 

(Ovidio Cabrera García fue Sub-Director del periódico Juventud Rebelde, Director del Noticiero Nacional de TV, Vice-Presidente de Telesur y fundador del Canal Caribe)

 

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