Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Emprendimiento: asunto de vocación y actitud

Una joven empresaria de Villa Clara demuestra en Isla de la Juventud que el éxito en el sistema empresarial del Estado es posible

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud. Cuando muchas personas ven en la juventud un impedimento para dirigir con éxito en el sector empresarial del Estado, Violeta Rivero Fundora, con poco más de tres décadas de vida, demuestra que ser empresaria emprendedora no es asunto de edad.

 Esta villaclareña de nacimiento y geóloga de formación desde 2012, ha logrado en cerca de dos años transformar la gestión de la empresa Geominera en una de las más eficientes del entorno local, con métodos novedosos que incluyen la aplicación de las 43 medidas aprobadas para ese sector en Cuba.

Razones para que la joven dialogara con Juventud Rebelde sobre su desempeño en este municipio especial, su vocación para dirigir, perspectivas y nostalgias por la separación familiar.

—¿Cómo te insertas para dirigir en un ministerio tan grande y complejo?

—El Ministerio de Energía y Minas empezó hace unos cuatro años a trabajar con un grupo de jóvenes, que al principio éramos más de 50. Nos reuníamos cada tres meses para evaluar nuestro desempeño. En la OSDE (Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial) Geominsal había una docena de jóvenes a los que nos daban tareas puntuales para consolidar conocimientos y capacidades.

«Fuimos trabajando según los intereses del Ministerio y en tareas de dirección de procesos y otras áreas de producción, actividad que se evaluaba sistemáticamente, y al final quedamos dos. El otro es el director de la Geominera Camagüey.

«Me gradué en 2012. Era presidenta de la FEU en la Universidad de Pinar del Río, donde único se estudia mi carrera, y desde entonces parece que me “tenían en la mira” por algunas cualidades que observaron. Después fui directora de la única mina subterránea que hay en el país, localizada en Placetas, una mina de oro, y luego fui jefa de Geología en la Geominera Centro, desde donde me asignan para venir a la Isla por dos años».

—¿Qué panorama encuentras al llegar aquí y cómo te proyectas?

—Cuando llegamos la empresa estaba en condiciones muy malas. Lo primero fue conformar un equipo de trabajo. Aquí hay muchos jóvenes con deseos de hacer cosas y de hacerlas bien.

«Lo más difícil fue el cambio de mentalidad, y la lentitud que existía en la gestión. No sé si en otras partes de Cuba es más rápido y sin violar los procesos. Por ejemplo: si había que buscar un camión de piedra hoy a las 12 del día, te decían que lo buscarían mañana, y eso ralentizaba la producción. Por eso intencionamos que se aprovechara mejor la jornada laboral.

«En mi caso ayuda que aquí no tengo familia y puedo dedicar la mayor parte del tiempo a la tarea; pero aun así se pasa por un proceso difícil, ya que no tenemos equipamiento minero (buldócer, retro, cargadores grandes) y dependemos de terceros: cuando tengan el tiempo para responder a nuestra demanda… sobre todo fines de semana, cuando el resto descansa, nosotros tenemos que trabajar.

«Esa realidad nos ha llevado a realizar un estudio minucioso de los horarios de terceros para aprovechar mejor el tiempo a favor de nuestra gestión. Y es engorroso, porque la planificación del trabajo no depende de ti, pero es posible hacerlo».

—¿Cuán complejo resultó la aplicación de las 43 medidas?

—Para asumirlas y aplicarlas con éxito primero recibimos preparación por la OSDE. Fue entonces que vimos todas las oportunidades que teníamos, y el primer paso importante que dimos fue cambiar el objeto social de la empresa. Esa fue la luz, ya que estuvimos operando con pérdidas hasta agosto de 2020.

«Hasta entonces solo teníamos la venta mayorista como fuente de ingresos. Ya iniciamos la venta minorista, que trae sus problemas también, pero ofrece liquidez diaria para los gastos, como en la casa, y mejor planificación.

«Cuando revisamos medida por medida, iniciamos con los sistemas de pago a trabajadores con la modalidad de destajo progresivo y por acuerdo (ahora están más motivados), y diversificamos las producciones: además de hacer mortero, bloque, gravilla, arena… ofrecemos otros 18 surtidos permanentes en el mercado, pues incorporamos otros con gran demanda, como sal condimentada, desengrasante, colonia, pintura… Ahí nos encadenamos y empezamos a hacer producciones industriales.

«Otra transformación fue contratar a trabajadores de la empresa en su tiempo libre para realizar otras labores, especialmente en el área de mecánica y chapistería, y eso los ha incentivado a trabajar con calidad. Hoy muestran mejor estado de ánimo y sentido de pertenencia por la empresa, ya que ven realizadas sus aspiraciones profesionales, además de que la atención a los trabajadores es para nosotros fundamental, tanto en la alimentación como en otras ofertas».

—¿A cuántas cosas has tenido que renunciar por ser dirigente?

—Renunciar a ninguna, pero sí limitarme en muchas. Por ejemplo, hace más de 15 años que estoy lejos de mi casa, mi mamá está loca porque regrese, pero no sé si habrá otra tarea cuando termine esta. Con ellos (mi familia) me comunico a diario, pero al estar lejos se extraña mucho, aunque una se adapta.

«Dirigir es difícil, y si eres joven mucho más, porque hay cosas de esa edad que se limitan, como salir a discotecas, ir a la playa con frecuencia u otras… Si quieres que tu trabajo sea bueno, tienes que dedicarle mucho tiempo».

—¿Qué consejos darías a otros jóvenes dirigentes?

—El primero es tener dedicación, voluntad y deseo de hacer las cosas. Ser ejemplo y tratar de rodearse de personas con capacidad, conocimiento y actitud positiva. Hacer equipo…

«El éxito que exhibe la empresa Geominera hoy en Isla de la Juventud es gracias a la consolidación de un equipo de trabajo; así todo fluye. Cambiamos la forma de trabajar y las personas se ven más inspiradas y cooperativas por el bien colectivo».

Violeta es de las que piensan y creen que los geólogos son soñadores; por eso confesó que todavía en lo profesional le faltan muchas cosas por hacer. Aspira a tener casa propia y culminar un doctorado que inició cuando tenía 25 años. Disfruta de la música de Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat y Ana Belén. Está casi al culminar su misión en este municipio especial, donde ya preparó a su relevo, y aún se le ve inquieta, resolutiva, amigable, seria, controladora y, sobre todo, como un ejemplo.

El diálogo diario con los trabajadores es clave para adoptar decisiones en la empresa.Foto: Roberto Díaz Martorell.

 

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