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El valor del ímpetu de los jóvenes

Este año los ferrocarriles de Cuba celebran su aniversario 185, y sus trabajadores se empeñan en mejorar el patrimonio histórico del sector y perfeccionar el sistema. Frente a esas y muchas otras metas hay un joven que sabe las coordenadas para llegar a buena estación

Autor:

Marianela Martín González

Cuando en marzo reciente el ingeniero Luis Roberto Roses Hernández fue nombrado director nacional de Ferrocarriles, pensé que el compromiso había sido puesto en manos íntegras, como corresponde a un buen servidor público.

Lo recordé siempre cordial, vinculado con el estudio, y evoqué pasajes suyos tan humanos, como cuando con muy poca edad llevaba a las consultas y tratamientos a su padre, que transitaba por la etapa terminal de su enfermedad.

Asumir con apenas 30 años el liderazgo de una actividad como la ferroviaria, de tanta envergadura y tradición, cuya presencia en la Isla data de 1837, es un desafío que solo alguien con muchos deseos de trabajar y superarse puede aceptar.

Atributos como la responsabilidad y la sensibilidad se cultivan, pero a él también le vienen en los genes: su madre ha hecho de la neurología un sacerdocio, y su padre fue un ingeniero que aún sus compañeros recuerdan por su exigencia y humanismo.

 

Asumir la transportación de pasajeros en trenes nacionales y locales requiere perfeccionamiento constante para cubrir las demandas de la población. Foto: Abel Rojas Barallobre

—¿Cómo dirigir en medio de dificultades una actividad de tanta tradición y demanda?

—Tengo la suerte de haber recibido en la  organización superior de dirección empresarial un adiestramiento despúes de graduarme en la Cujae como ingeniero industrial. Allí comencé como especialista en la actividad de operaciones. Luego me designaron para la organización de procesos referentes a la transportación de pasajeros cuando entraron al país los 80 coches de procedencia china.

«Fue entonces cuando se creó una estructura para atender la organización y administración del servicio ferroviario. La concepción inicial fue crear una unidad empresarial de base; luego se creó la empresa de trenes nacionales de pasajeros, que presta servicios en la actualidad».

Roses Hernández estima que el desafío es complejo, por la responsabilidad que asumen dentro del sector del transporte. El sistema ferroviario cuenta con 12 empresas y dos UEB. Es un servicio que transversaliza todos los procesos productivos y servicios del país, el séptimo en el mundo en contar con este valioso medio de transporte.

Asumir la trasportación de pasajeros en trenes nacionales y locales requiere un perfeccionamiento constante para cubrir las demandas de la población, que cada vez exige más calidad en la gestión de los ferrocarriles, asegura Roses Hernández: «Ahora, además, estamos apostando por la reconversión de guaguas a ferrobuses para que ayuden a los pobladores que viven en lugares de difícil acceso».

En cuanto a las transportaciones de carga, los ferrocarriles asumen el acarreo de productos para la canasta básica, y de cemento, áridos y combustibles, entre otros. También garantizan el traslado de contenedores desde la Zona Especial de Desarrollo Mariel hasta el oriente del país, así como la transportación de la zafra azucarera.

Calistenia en la base

El joven directivo reconoce a los trabajadores de los talleres, los reparadores de vías y las tripulaciones como sus maestros y parte cardinal de la dinámica productiva del sector ferroviario.

Antes de ser el Director General, asumió en plena COVID-19 la dirección de la Empresa de Ferrocarriles del Centro, enclavada en Santa Clara, la cual atiende a las provincias de Villa Clara, Sancti Spíritus y Cienfuegos.

—Dirigir más de 20 000 trabajadores con un encargo estatal amplísimo, ¿qué sacrificios conlleva?

—Hace que uno renuncie a muchas cosas, como las fiestas, paseos, atender mejor a la familia… Eso no significa que cuando puedo no lo hago, porque a los trabajadores, sobre todo a los jóvenes, no se les puede dar la imagen de que se acabó la diversión por asumir una responsabilidad, pero el trabajo ocupa casi todo mi tiempo. Este sector tiene un compromiso con el país los 365 días del año.

—¿Qué proyecciones a corto y mediano plazos tienen previstas para garantizar la estabilidad del personal?

—Tenemos como desafío permanente la mejoría de las condiciones de trabajo a todos los niveles, y buscar motivaciones para que nuestros obreros, técnicos e ingenieros se sientan a gusto en un gremio de tanta importancia para el desarrollo del país.

«Todavía hay fisuras e irregularidades referentes a los financiamientos, al completamiento de partes y piezas; pero apostamos a preservar a esos trabajadores que se mantienen innovando y ofreciendo vitalidad a los equipos y vías con su entrega y experiencia».

—En las redes sociales siempre se te ve interactuando con trabajadores en cualquier lugar. ¿Modernidad o necesidad?

—Hay que estar a tono con los momentos actuales, y las redes sociales son parte importante de la comunicación institucional. Además, intercambiar con la base es el mecanismo que nos aproxima a la verdad sobre los problemas. Conversando con los trabajadores aprendemos y contribuimos a la búsqueda de mejores estrategias para perfeccionar todos los procesos.

—Se trata de un gremio en el que hay más hombres que mujeres. ¿Cómo lograr un balance más proporcional de género?

—Reconociéndolas a ellas como merecen. Donde está la mujer presente, la cultura del detalle, la previsión y la responsabilidad están a sus anchas. Nosotros tratamos de potenciar la inserción de mujeres y hasta las tenemos en las tripulaciones y los trabajos de vías.

«Hay excepcionales mujeres en el sector. Incluso tenemos una jefa de taller donde se reparan equipos ferroviarios en San Luis, Santiago de Cuba. En Las Tunas y en la misma Ciudad Héroe contamos con dos excelentes ingenieras en vías férreas, y otras dos como directoras de empresas nacionales. Tenemos una directora adjunta en una empresa de Ciego de Ávila y muchas otras en puestos claves, que aunque no menciono por la prisa, gozan de reconocimiento y nos honran con su labor».

Jóvenes en la conducción

Roses Hernández comenta que la política de cuadros en los ferrocarriles se toma con la seriedad que amerita. El trabajo con los jóvenes es para él muy importante, porque no son solo futuro, ya son presente, y la inteligencia, la fuerza y el entusiasmo de la juventud deben aprovecharse.

«Debemos comprometernos a trabajar para preservar a los jóvenes que asumen responsabilidades y promover a cargos a otros. Necesitamos de técnicos e ingenieros que den el pecho a las tareas. La superación del personal es muy importante.

«Estamos comprometidos con un programa objetivo para la formación de los jóvenes. Queremos que si se desempeñan en el área de economía, por ejemplo, sus conocimientos también se vinculen con otras actividades, como la de vías, operaciones y talleres, para que tengan criterios sólidos y coherentes a la hora de tomar decisiones».

Entre las fortalezas con que cuentan los ferrocarriles cubanos, su Director destaca en primer lugar el alto sentido de pertenencia fomentado como parte de la cultura organizacional. También la infraestructura que poseen: un parque de locomotoras, vagones, más de 8 000 kilómetros de vía férrea y talleres.

Al referirse a las debilidades, señala que el bloqueo norteamericano afecta la concreción de proyectos, pues tienen que enfrentar adversidades para las transacciones y adquisición de partes y piezas para locomotoras y vagones.

«Por eso nuestra mayor riqueza son esos trabajadores que innovan para que el sistema funcione, a pesar del bloqueo. Ellos están no solo resolviendo problemas del presente, sino también previendo y siendo proactivos en las distintas áreas y procesos», asegura.

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