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Una «moneda cubana» joven

Durante más de una década, un proyecto habanero ha fomentado la inserción laboral y social de casi 2 000 muchachos y muchachas. En 2023 el proyecto extiende sus luces

 

Autor:

Edel Alejandro Sarduy Ponce

Hace unos 12 años, en los populares parques que salpican el paisaje de la Habana Vieja, un grupo de personas que se sentaban en círculos en el suelo para ofrecer sus clases llamaban la atención de niños, jóvenes e incluso extranjeros por la novedad de sus diálogos y la pasión impregnada en sus rostros.

De esa forma, a través de encuentros en calles y entornos naturales, con muy pocos recursos, pero inundados de humanidad y deseos de educar por encima de los beneficios monetarios, comenzó un hermoso viaje marcado por la disposición, el amor y la idea de construir algo grande. ¡Y vaya si lo consiguieron!

El proyecto La Moneda Cubana, creado de manera oficial en el año 2011, ha graduado cerca de 2 000 alumnos en su afán de enriquecer la fuerza de trabajo a nivel nacional e internacional en áreas de la gastronomía, la cantina y las artes culinarias.

Su director general, Ángel Aguilera Castillo, explicó a Juventud Rebelde que Moneda cubana es una marca que data de 1924. Primero fue una bodega de víveres y licores en el cruce de las calles Empedrado y Mercaderes, donde los comerciantes podían adquirir productos provenientes de embarcaciones que abastecían a los negocios de la Plaza de la Catedral, antiguamente Plaza de la Ciénaga.

El local cerró en 1962, y el 28 de enero de 2011 abrió nuevamente, pero en funciones de restaurante. Como necesitaba fuerza de trabajo, Aguilera y el nuevo propietario llegaron al acuerdo de probar con un grupo de jóvenes del territorio que se encontraban desvinculados del estudio y no contaban con empleo, a los que se podría entrenar para trabajar en el nuevo emprendimiento.

Fue así como se insertaron los primeros muchachos beneficiados por esta iniciativa, que en agradecimiento a la confianza mutua lleva el mismo nombre del negocio que los acogió gustosamente: «Además, nos declaramos proyecto de responsabilidad social del restaurante, con el cual mantenemos una estrecha relación», afirmó Aguilera Castillo.

Enfoque hacia la juventud 

La coordinadora docente, Rosa Elquis Boloy Castellanos, ratificó el valor de ofrecer espacios a jóvenes que en muchas ocasiones atraviesan por situaciones complejas o están vinculados a actividades no provechosas, quienes encuentran en esta escuela una pasión y un camino para direccionar su vida.

El impacto social de este proyecto nace de la oportunidad de insertarse no solo en un curso de formación profesional muy completo, sino además en tareas que trascienden la docencia y fomentan las relaciones de respeto y el diálogo sobre temas polémicos acordes a los intereses de esa edad.

Boloy Castellanos recalcó la no discriminación con respecto al género, el estatus social o el nivel académico: hoy hay matriculados alumnos con 9no. grado aprobado, 12mo. e incluso universitarios, que no solo se forman en materias asociadas al oficio que eligen, sino que, además, reciben asignaturas que contribuyen a su cultura general, como Rutas y Andares, Entorno Legal, Metodología de la Investigación, Inglés, Comunicación… y a la par se vinculan a tareas de significación nacional, como la conmemoración de fechas históricas, los desfiles del Primero de Mayo, donaciones de sangre, cosechas tabacaleras, campañas antivectoriales y los centros del Sistema de Atención a la Familia», detalló.

El excelente trabajo realizado en la formación y desarrollo de sus estudiantes es reconocido con orgullo por estos jóvenes, quienes agradecen las materias aprendidas y el amplio abanico de empleos que se les ofrece una vez que concluyen su preparación.

La escuela otorga dos títulos: uno nacional, reconocido por la Asociación Culinaria de Cuba, con el cual pueden trabajar en negocios particulares y en el sector del turismo; y otro internacional, avalado por una universidad de Murcia, en España, que les permite desempeñarse fuera del país.

Andy García Barriento, uno de los afortunados, reconoce el gran valor del proyecto, donde ofrecen una docencia de la más alta calidad. Este joven invita a todas las personas, tanto cubanas como foráneas, a visitar la actual sede del proyecto (San Ignacio, número 4, entre Tejadillo y Chacón), cuyo servicio constituye un ejemplo integral de la cocina tradicional cubana.

Su colega Osmany Castellanos cuenta que trabajaba como panadero cuando una amistad le habló sobre este lugar. Investigó sobre su ubicación y los requisitos que pedían, y aquí está, feliz. Aunque no abandona su oficio, se inclina principalmente por la cantina y disfruta las prácticas en el Salón Rojo del hotel Capri.

Similar gratitud percibimos en Ronaldo Cárdenas, quien además ponderó la oportunidad de participar en eventos de prestigio como la Feria Internacional de La Habana, aun siendo estudiantes. Habla del proyecto con mucho sentido de pertenencia, de ese espacio necesario para crear, ser útil y llegar cada vez más lejos por el bienestar de todos.

Un 2023 mejor

Además de establecer una nueva sede en el municipio de Diez de Octubre, el proyecto ha arrendado nuevos espacios con vistas a incrementar este año las opciones de empleo para sus estudiantes, entre las que se encuentra una sala de videojuegos con servicios gastronómicos en el zoológico  capitalino. Además, planean expandirse al Acuario Nacional de Cuba.

El Director General explica el interés del proyecto de continuar fortaleciéndose en modalidades como la heladería italiana, de conjunto con la pastelería y la pizería, lo que implicará nuevos cursos de especialización para ampliar el campo de desarrollo profesional de sus estudiantes.

Para este año también destaca la habilitación de los locales en San Ignacio 18 y 20, arrendados por la Oficina del Historiador, donde pretenden establecer una heladería, dulcería y panadería especializada, en colaboración con una empresa italiana, así como una cervecería artesanal; y otro de los aspectos importantes a impulsar este año es el consumo del casabe como parte de la cocina criolla.

En cuanto a la vocación social del proyecto, Aguilera Castillo considera importante destacar que destinaron fondos para financiar uno de los apartamentos que se construyen para los damnificados de la tragedia del año pasado en el hotel Saratoga. La colaboración internacional también está en las prioridades: tienen proyectos con Artex en la ciudad de Mérida, en México; y con Suiza e Italia, y continuarán fortaleciendo las relaciones con España.

Lo que empezó como una idea, una pequeña iniciativa, ha logrado resultados altamente reconocidos dentro y fuera del territorio nacional en poco más de una década. De momento, más de 55 negocios del sector privado y estatal cuentan con el talento de La Moneda Cubana: un proyecto que se cocina con los jóvenes y para jóvenes de la capital.

Y no solo de cocina, cantina, idiomas... aprenden los muchachos, sino también sobre formas de comportarse en la sociedad. Foto: Edel Alejandro Sarduy Ponce.

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