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Una asociación creada desde el amor

Las personas en situación de discapacidad intelectual suman más de 130 000 en Cuba, donde el Estado promueve su inclusión social, asegura a Juventud Rebelde Mayelín Oliva Rodríguez, presidenta de la asociación que los agrupa, constituida recientemente en el país

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Fue un paso histórico y trascendental el que se dio el pasado 8 de junio en nuestro país, cuando quedó constituida la Asociación Cubana de Personas en Situación de Discapacidad Intelectual (Acpdi). Con todo el rigor legal que demanda, la organización promueve el desarrollo inclusivo y garantiza el pleno ejercicio de los derechos de quienes viven con esa condición.

Ya existían la Asociación Cubana de Personas con Discapacidad Físico Motora (Aclifim), la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (Ansoc) y la Asociación Nacional del Ciego de Cuba (Anci), y cada una de ellas mantiene sus reglamentos y normas en función del bienestar de sus asociados.

Sin embargo, se requería un espacio aglutinador por excelencia para las personas en situación de discapacidad intelectual, sus representantes legales y sus apoyos.

«En el país viven 133 000 personas con esa condición, la mayor situación de discapacidad en el país. Solo eso ya constituye una razón contundente para crear e implementar instrumentos, mecanismos y políticas públicas, programas y proyectos para este sector», explica Mayelín Oliva Rodríguez, presidenta de la Acpdi.

Mayelín afirma que trabajarán sin descanso para sensibilizar a la sociedad con esta asociación. Foto: Roberto Suárez

«Es el resultado de un trabajo intenso, que solo ha podido realizarse con dedicación y amor. Justamente ese sentimiento es el que debe guiarnos en cada paso, porque nuestra misión es promover el desarrollo inclusivo de estas personas y garantizar el pleno ejercicio de sus derechos», dice en entrevista con este diario.

—¿Por qué se crea la asociación ahora y no antes?

—Siempre existió una gran voluntad de nuestro Estado para crear la asociación. Llevábamos diez años de trabajo, y como expresamos en la Asamblea de Constitución el pasado 8 de junio, cuando los delegados eligieron a los miembros de la junta directiva nacional y  su comité ejecutivo, en realidad éramos asociación desde hace mucho tiempo, solo que a partir de ese día obtuvimos la legalidad necesaria, con el apoyo de nuestro presidente Miguel Díaz- Canel Bermúdez.

«Interactuamos con todos los organismos centrales del Estado, diferentes ministerios como el de Educación, el de Trabajo y Seguridad Social y con instituciones como la Universidad de La Habana y centros médicos sicopedagógicos, entre otros.

—¿Qué impacto considera que tendrá la Acpdi?

—El impacto, ante todo, se relaciona con que agrupará a la mayor cantidad de personas en situación de discapacidad en el país. Más de 133 000 personas, pues la discapacidad intelectual es la de mayor prevalencia en Cuba y en el mundo.

«Para nuestro funcionamiento tenemos previsto crear filiales en Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Cienfuegos y Holguín en lo que resta del presente año. En Santiago de Cuba, Villa Clara, Sancti Spíritus, Granma, Artemisa y Guantánamo lo haremos durante el primer semestre del año próximo, y seguidamente en Ciego de Ávila, Camagüey, Mayabeque, Las Tunas e Isla de la Juventud».

—¿Cuáles son las prioridades que tiene ante sí la asociación?

—Una de las prioridades es crear centros ocupacionales a nivel municipal para mayores de 18 años con discapacidad intelectual. Hoy la mayoría de esos jóvenes, cuando terminan su etapa educacional, van al vínculo familiar… es decir, a ser «cuidados» por sus madres en casa, y la inmensa mayoría de esas madres tienen que dejar de trabajar para cuidarlos.

«En estos centros ocuparían su tiempo, no se quedarían en casa perdiendo todas las habilidades obtenidas en su etapa educacional y podrían incorporarse a la sociedad de una manera útil. Los que no logren incorporarse al trabajo tendrán un espacio donde continuar reforzando su autovalidismo, y participarán en diferentes tipos de talleres: de lectura, escritura, danza, manualidades, música, deporte, entre muchos más, ocupando su tiempo.

«La mayoría de esos jóvenes solo posee el apoyo de la madre, que también debe trabajar y seguir aportándole a la familia, por lo que resulta vital potenciar esta alternativa y dar a ambos oportunidad para aportar a la sociedad y a su economía familiar».

—¿Cuáles son los grandes retos que asumen?

—Debemos trabajar sin descanso para sensibilizar a la sociedad. Ese es el gran reto. Contamos con el apoyo del Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, los Gobernadores y nuestro órgano de relaciones, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en los niveles nacional y provincial para crear las sedes provinciales.

«Continuaremos después paulatinamente, con la creación de las sedes municipales, por eso ya comenzamos a sensibilizar a los presidentes de los consejos populares y delegados de las circunscripciones, los decisores en la comunidad, para lograr una mayor inclusión de estas personas, sus representantes legales y apoyos, quienes serán los principales transformadores de la inclusión social».

—¿En qué proceso están inmersos ahora?

—Estamos preparando el sistema de documentación de la asociación, en función de los reglamentos derivados de los estatutos y los procedimientos a seguir para cumplir con lo establecido en la Ley de Asociaciones cubana, sus normas de relación con el Ministerio de Trabajo y la convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, así como otras regulaciones nacionales e internacionales establecidas.

«Anhelamos, a partir de enero, comenzar a trabajar en las provincias, a medida que se creen las condiciones en cada una de ellas. Por otra parte, trabajamos en una base de datos con las estadísticas de los asociados y tenemos pensado abrir un canal de Youtube, Acpdi visión, para compartir diversas acciones de capacitación por esa vía. Nuestra intención es ofrecer un panorama esperanzador y optimista, en especial, para sus familias».

Nueva sede, nuevos miembros

La sede nacional de la Acpdi radicará en 5ta. Avenida, 3604, entre calle 36 y 38, Miramar, en el capitalino municipio de Playa, y la sede provincial habanera en calle 102 y avenida 29 F, dentro de Ciudad Libertad, en el municipio de Marianao.

Podrán pertenecer de forma voluntaria las personas en situación de discapacidad intelectual jóvenes y adultos mayores de 18 años, como asociados efectivos, con capacidad jurídica reconocida, más los adultos que eligieron como sus apoyos.

Asimismo, como asociados adjuntos, pueden sumarse menores de 18 años, con sus representantes legales (padres, madres o tutores).

Además, la asociación contará con un grupo de miembros solidarios, que constantemente están al tanto de su quehacer y participan en las actividades programadas, asumiendo un compromiso real y sentido con nuestra razón de ser. Son evaluados y aprobados como asociados de honor, sin tener derecho a voto.

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