Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un legado de lucha y devoción

Jesús Montané Oropesa fue un combatiente revolucionario, fiel a Fidel y defensor de la Revolución Cubana; participó en el Moncada y dedicó su esfuerzo al desarrollo de Isla de la Juventud. Su compromiso con Cuba dejó un legado imborrable  

Autor:

Roberto Díaz Martorell

Nueva Gerona, Isla de La Juventud. — Un día como hoy, 7 de mayo, pero de 1999, Cuba despedía a Jesús Montané Oropesa, un hombre cuya vida estuvo marcada por la lucha incansable, el sacrificio y una lealtad absoluta al Comandante Fidel Castro y a la Revolución Cubana.

Su historia no solo se inscribe en los momentos decisivos de la gesta revolucionaria, sino también en el amor profundo por su tierra, Isla de la Juventud, a la que dedicó gran parte de su trabajo y esfuerzo.

Desde joven, Montané Oropesa fue parte del grupo organizador del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, participando en el ataque a la posta tres. Aquel intento de cambiar el rumbo de la historia le costó diez años de prisión en el Presidio Modelo, el mismo lugar donde convivió con Fidel y otros de sus compañeros asaltantes a los cuarteles Moncada (Santiago de Cuba) y Carlos Manuel de Céspedes (Bayamo), aferrándose a sus convicciones y fortaleciendo su espíritu de lucha.

Cuando finalmente recuperó su libertad tras ser excarcelado el 15 de mayo de 1955 —hecho que este año celebra su aniversario 70— lejos de apartarse de sus ideales, se exilió en México y se sumó a la expedición del Granma, enfrentando nuevamente la represión y el encarcelamiento hasta el triunfo revolucionario de 1959.

Su vida después del triunfo siguió marcada por el compromiso con Cuba, la Revolución, Fidel y el futuro. Ascendido a Comandante y miembro del primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba en 1965, Montané desempeñó importantes responsabilidades en las Fuerzas Armadas, el Partido y el Gobierno.

Pero, más allá de sus funciones institucionales, llevó siempre en el corazón a su Isla de la Juventud. Como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, representó con dignidad a su pueblo, defendiendo sus derechos y promoviendo el desarrollo local.

Uno de sus empeños más significativos fue mantener viva la recuperación de las aguas minero-medicinales de la Isla, convencido de su valor para la salud y el bienestar de los pineros.

Jesús Montané Oropesa será recordado siempre no solo por su rol clave en la Revolución, sino por su amor a su tierra y su gente. Su legado vive en cada rincón de Isla de la Juventud y en la memoria de quienes reconocen en él el ejemplo de un luchador incansable, fiel a sus principios y a su pueblo.

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