LA discusión del Anteproyecto de Ley Código de Trabajo, a través de la consulta popular, es y será una realidad-oportunidad en cada centro laboral, luego de intensos meses de elaboración de una norma jurídica que responda a las necesidades reales y actuales del país y sus trabajadores; una propuesta de código moderno, flexible y ajustado a los tiempos actuales. Desde el 8 de septiembre y durantelos meses de octubre y noviembre, estaremos inmersos en otra nueva experiencia de construcción democrática y participación a la que, por vez primera, están convocados también miles de jóvenes.
Han pasado ya 12 años del anterior Código, y en opinión de la experta en Derecho Milene Hernández Traba, expresada en Cubadebate, la manifestación de nuevas dinámicas relacionales en lo laboral, las experiencias ganadas durante los años de pandemia, la integración de nuevas instituciones resultantes de la adopción de nuevas disposiciones normativas, junto al crecimiento de los actores en la economía, son determinantes de la presencia de condiciones sociales distintas a las de 2013, cuando entró en vigor el actual texto sustantivo que regula las relaciones jurídico-laborales en Cuba.
Como han explicado directivos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el Anteproyecto es fruto del aporte de un grupo de trabajo temporal integrado por representantes de órganos, organismos, especialistas en derecho laboral, profesores universitarios, organizaciones, empleadores y cuadros sindicales que identificaron las cuestiones que debían ser modificadas, incorporadas o actualizadas.
Los cambios propuestos son de tal magnitud que la mayoría de los especialistas coinciden en que esto no sería una actualización de la norma vigente, sino una ley nueva en toda regla. Por eso, la consulta popular abarca la totalidad de los trabajadores, independientemente de su forma de gestión, e incluso quienes prestan colaboración y laboran en misiones en el exterior.
En una reciente edición del programa Mesa Redonda de la Televisión Cubana se explicó que el proceso de actualización del Código se ha centrado en cinco aspectos generales: los principios que rigen las relaciones laborales, el acceso al empleo, las garantías de los trabajadores, el reconocimiento de nuevas formas de empleo y la ampliación del ámbito de aplicación.
Y hay que decirlo con fuerza: desde su mismo inicio, la propuesta legislativa prioriza la inserción y permanencia en los centros laborales de los jóvenes, así como la responsabilidad de las instituciones en relación con su adiestramiento y los derechos a la sindicalización, aun cuando estos puedan estar vinculados con las nuevas formas de gestión no estatal.
Ellos, como el resto de los trabajadores, empleadores y ciudadanos, tienen la posibilidad de opinar, proponer y contribuir directamente a la construcción de una ley que impactará en su vida laboral y en los colegas que vendrán después. Como dijo el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Jesús Otamendi Campos, «todos los criterios se tendrán en cuenta» y la consulta popular «será clave para consolidar una norma que responda a los desafíos actuales y garantice los derechos laborales en un entorno dinámico y diverso».
Entonces, ante este nuevo llamado al pueblo, a los trabajadores, jubilados, estudiantes, empleadores, jóvenes, la ciudadanía toda, seamos activos protagonistas de la construcción colectiva de un Código que repercutirá en la vida de millones de cubanos… Somos los destinatarios de la futura norma pero, desde ya, con la lectura y estudio del Anteproyecto, el debate entre compañeros de trabajo o en la casa y, sobre todo, la oportunidad-responsabilidad que tenemos de hacernos escuchar cuando nos corresponda, estaremos aportando a ese país que queremos y necesitamos. Porque los trabajadores y empleadores, los sindicatos, son fuerzas imprescindibles en el sostén productivo, económico, social y humano de una Cuba mejor.