El trabajo de los motosierreros no es sencillo, requiere práctica, disciplina y consagración. Autor: Dorelys Canivell Canal Publicado: 11/11/2025 | 11:02 pm
GUANE, Pinar del Río.— Por un camino de difícil acceso se llega hasta la comunidad de Bolondrón, perteneciente al municipio de Guane. No es una localidad ordenada físicamente, sino que resalta por sus casitas aisladas que se pierden en medio del campo: una aquí, otra allá; dos más cerca; otras más distante.
Hay allí una bodega, un consultorio médico, una escogida de tabaco y unos trillos que los vecinos saben de memoria. El camión de la cooperativa presta servicio también cuando hay algún enfermo.
A la orilla de uno de esos caminos hay una escuela primaria multigrado, Antonio Guiteras Holmes, y los 15 alumnos que cursan entre el segundo y el quinto grado saben la historia del héroe con lujos y detalles. No hay primer grado ni sexto porque cada vez son menos los niños en el lugar. Solo tres pequeñas se inician en el prescolar.
Por estos días tienen una motivación diferente: la mayoría de ellos son hijos de trabajadores forestales, esos que, desde el paso de Melissa por el oriente del país, no descansan ante el pedido de unos 4 000 postes para contribuir al restablecimiento de la energía eléctrica y el servicio de telecomunicaciones en los territorios del este de Cuba.
A Leandro Carmona Hernández se le iluminó el rostro al decir que su papá era «forestal»: «Y está cortando postes allá arriba en la loma para mandar para oriente», dijo.
También es el caso de Arlen Álvarez Cabrera: «Siento mucho lo que pasó por esas provincias, por eso mi papá está ayudando para que ellos puedan recuperarse rápido».
«A esos niños puedo decirles que los quiero mucho y que nuestras familias están ayudando y trabajando muy duro para mandarles la madera que necesitan», asintió Angélica Gómez Álvarez, la única niña de un grupo de nueve alumnos, «todos buenos», asegura el maestro.
Varios kilómetros campo adentro se llega al lomerío, no se corta donde quiera, sino justo allí donde los pinares ya lo permiten y los especialistas lo certifican.
Porfirio Moreno Hernández, jefe de la brigada extractiva número 2, de la empresa agroforestal Macurijes, lidera a unos 18 hombres que no saben de comodidades, porque según explica «para los forestales no hay tarea difícil en relación con la madera. Donde esté la vamos a ir a buscar».
Y hay certeza en sus palabras. Se mueven por empinados caminos hasta encontrar los pinos que necesitan. Al momento de la visita habían cortado y extraído más de 300 piezas en apenas cuatro días de trabajo.
Mas hay sacrificio. Las jornadas empiezan a las cinco de la madrugada, se cocina y se almuerza en el monte, donde, además de haber pájaros y ranas, los mosquitos y los roedores hacen zafra a cualquier hora.
Luis Enrique Moreno Melgarejo, vicepresidente del Grupo Empresarial Agroforestal, refirió que más de 50 hombres, la mayor parte pinareños, prestan servicios en las provincias afectadas por Melissa, todos bajo las orientaciones de los consejos de defensa de esos territorios.
«Esta tarea se realiza en Pinar del Río porque es donde está la planta de impregnación de postes. Las piezas tienen mucha calidad, capaces de durar unos 30 años en una red y económicamente es más factible tratarlos aquí que importarlos», acotó.
Guanahacabibes también madruga
Los trabajadores de la empresa agroforestal Guanahacabibes, con sus motosierras, constituyen el otro frente de esta tarea: «El primero que se recoge , a las cuatro de la mañana, es el cocinero, que vive en la comunidad El Valle. Son casi cien kilómetros de recorrido, pero aquí es donde están los postes» dijo Carlos Carballo Chirino, director general de la entidad.
Como sus colegas de Macurijes, deberán cortar y extraer de tierras sandinenses cerca de un centenar de árboles de eucalipto, que se emplean mayormente para el servicio de telefonía.
«En paralelo sacamos madera para apuntalamiento, sarcófagos, porque no se puede detener el resto de los programas», precisó Carballo Chirino.
A diferencia del pino, el eucalipto se «pela» en el mismo monte, recién cortado. Esa tarea les corresponde ahora a los jóvenes Osiel Castro Oliver y Orlando Cordero Machado, de 26 y 32 años, respectivamente.
Ellos, además de entender la responsabilidad que tienen sobre sus hombros, están motivados porque su esfuerzo se verá reflejado en sus salarios, deprimidos algunos meses por falta de recursos.
La torneadora y la planta
Pareciera que el proceso es sencillo. Pero nada más lejos de ello. Una vez que son cortadas y extraídas las piezas de madera del monte, son llevadas hasta un torno gigante que les quita la corteza y da forma al bolo.
De ahí se llevan hasta la UEB Planta de Impregnación de Postes, única de su tipo en el país.
Francisco Díaz Roque, director de esa entidad, expresó que estuvieron trabajando con antelación para que todo estuviera listo. Reiteró la disposición de extender las jornadas hasta la noche, lo que dependerá ahora de la disponibilidad de energía eléctrica, aunque el circuito se protege en la medida de lo posible desde el despacho nacional de la Unión Eléctrica, dada la prioridad de toda esta producción.
La industria posee una capacidad de más de 200 unidades diarias y ofrece la posibilidad de trabajar con postes de diferentes vitolas, entre siete, cinco y 12 metros, según sus destinos.
Después de ser introducidos en la cámara para el proceso de impregnación y lograr con ello una mayor durabilidad, se someten al tratamiento químico y a las altas temperaturas unas cuatro horas.
Díaz Roque puntualizó que al cierre de noviembre esperan superar las 3 000 unidades y ya se hicieron las primeras entregas a Etecsa.
Muy al occidente del país se vive un ajetreo inusual en función de las zonas más afectadas por Melissa. Muchas veces esta parte de la Isla ha recibido sobradas muestras de ayuda de otras regiones del país.
Toca ahora devolver en gesto altruista, de consagración y sacrificio esa solidaridad, que es más fuerte cuando se sabe agradecida.
Los tendidos y las redes de Santiago de Cuba, Granma, Guantánamo y Holguín tendrán madera vueltabajera. Cortada, moldeada y tratada por obreros forestales que no tienen descanso desde que se les dio la tarea.
Por eso sus niños están orgullosos de sus padres, aunque no los vean partir en la oscura madrugada y los besen dormidos ya a su regreso.
19
