Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El Código, la familia y la tele

El Código de las Familias es tema recurrente entre los cubanos

Autor:

JAPE

Desde que el pasado 12 de enero fuera publicado por nuestra Gaceta Oficial el Proyecto de Ley del Código de las Familias, para que fuera debatido y presentado a consulta popular hasta el 30 de abril del año en curso, han sido muchos los que se me han acercado para comentar acerca de dicho proceso.

 Mi amigo Esteban Diez Cabezas Guerrero, profesor de la Universidad y jefe de núcleo en una casa en la que convive una numerosa familia compuestas por varias generaciones, me plantea que desde que comenzó el mes de febrero cada persona o miembro que pernocta en la citada vivienda deambula con un ejemplar del Código bajo el brazo. No se puede negar que han hecho un profundo estudio del documento que a veces se convierte en verdaderas confrontaciones.Cuando llega la hora de la novela es una odisea, me cuenta, pues todos esgrimen sus derechos contenidos en dicho documento:

«Mi mamá, mi esposa y la esposa de mi hijo señalan que la prioridad es de ellas, contemplada en el artículo 3, inciso a, donde se hace hincapié en la Igualdad y no discriminación. Mi madre alega, además, que ver la novela está entre su voluntad y preferencia como persona adulta mayor que aparece en ese mismo artículo, en el inciso i.

 «Este es el momento donde salta mi suegro sobre su única pierna y Código en mano, como arma infalible, dice que en todo caso ese inciso del artículo 3 lo favorece a él porque está dirigido a las personas adultas mayores en situación de discapacidad y, por lo tanto, lo que hay que ver es la pelota, que es su elección televisiva de esa noche.

 «Sin que mi suegro aún haya alcanzado total equilibrio para lanzar su propuesta, se escucha la voz de mi hijo Daniel, de 17 años de edad que, sin empujar a mi suegro, ha logrado tomar la batuta para reclamar su derecho y selección en la pequeña pantalla: "¡Yo quiero ver el Lucasnómetro en el canal Clave! Merezco respeto y total atención ante un interés de niños, niñas y adolescentes…, lo dice en los incisos g y h de ese mismo artículo, y en el artículo 5 sobre derechos de la infancia y la adolescencia en el ámbito familiar".

 «Su hermana menor, que ya había votado por la novela y que ha visto como se complica la posibilidad de ver el capítulo de esa noche, se disgusta y le lanza un improperio: "¡Tú siempre estás en lo mismo, cabeza de melón!".

 «Mi suegro buscando apoyo, y para armar quinta columna, le dice a mi hijo que la culpa es de su abuela, o sea, mi madre, por ese apellido Diez Cabezas tan inapropiado, y para demostrar su sapiencia acerca del Código lo conmina a quitárselo o al menos a apelar por una investigación profunda según se ofrece en el artículo 69 por Omisión o falsedad de los datos de identificación impuestos por la madre a falta del progenitor… Este es el momento en que mi madre, sin soltar el mando de la tele, mira con notable enfado a mi suegro y le espeta deliberadamente: "¿Así que artículo 69?... ¡Usted lo que es un viejo morboso!". Y la disputa toma otro nivel de rivalidad.

«Y para qué le voy a contar más mi hermano, el problema no es el Código, que considero genial, el problema es que en mi casa hay un solo televisor», concluye mi amigo.

 

 

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