Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Tocar el Arcoíris

Tras 41 años dibujando oportunidades desde el arte, la compañía de variedades infanto-juvenil más antigua de Santiago de Cuba recibió el Premio del Barrio

 

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.— Primero fue aquella convocatoria en la prensa para extender la cultura a los barrios, que Felipa Gómez Zayas, maestra de corazón, puso en manos de su hijo como un sueño alto y colorido, con la promesa de ayudarlo.

Todavía al hijo, Wilfredo Aponte Gómez, le parece verla, cual pequeña con juguete nuevo, reclutando a niños entre las escuelas del centro de la ciudad y viviendo en cada detalle el anhelo de ser artista que una infancia humilde le negó.

El portal de la casa de Victoria Socorro, en la calle Princesa, entre Carnicera y Calvario, en pleno corazón de la urbe santiaguera, sería testigo el 23 de diciembre de 1980 del primer espectáculo, que luego se repetiría en muchas otras barriadas… y más allá.

Después vendría la inserción del joven Wilfredo en un curso de variedades en la Escuela de Circo, su formación como clown y aquel contacto con el programa televisivo Listo Estudio, en el que demostró que era capaz de guiar con éxito a los pequeños por el fascinante mundo del doblaje, la pantomima y las payasadas.

Su regreso a Santiago en 1988 devino prolongación del sueño de Felipa, esta vez con más ímpetu y preparación. Se sucederían entonces las continuas presentaciones en la televisión local y los teatros, y las giras por municipios y comunidades intrincadas, incluidas aquellas en las que sus infantes nunca antes habían visto un payaso.

Crecía el joven colectivo, pero le faltaba un nombre que singularizara su impronta. Del espectáculo Mágica sonrisa insistían… Una valla cerca del parque Céspedes que se leía en grandes letras la palabra Arcoíris, les dio la clave. Desde entonces, porque «las variedades tienen colores», no se cansan de empinarse en pos del crecimiento artístico y humano de sus integrantes.

Matices del empeño

En 41 años de fecundo quehacer, la Compañía infanto-juvenil de variedades Arcoíris, la más antigua en Santiago de Cuba, ha iniciado en diferentes manifestaciones del arte a más de 3 700 niños y adolescentes, quienes agradecen por igual la contribución a su formación en valores.

A partir de 1994, Félix Suárez y Arcoíris consolidaron una propuesta que incluía payasos, solistas, danza, magos, acróbatas… Sus espectáculos colmaron las principales salas, incluido el teatro Heredia; llevaron su arte por los municipios santiagueros y las provincias de Holguín, Granma y Guantánamo.

La entrega de integrantes de la agrupación como José Antonio Pérez Hung, multipremiado en el Festival de la Canción Infantil Cantándole al Sol, dan fe de una calidad artística que hasta hoy es empeño constante.

Igualmente invariable ha sido y es su labor en defensa de lo mejor de los diferentes géneros de la música cubana y de lo trascendente de la década de oro; el contacto de los jóvenes con las raíces y la formación del relevo, como en aquel proyecto en que los niños cantaban boleros.

Sin duda, los guían nobles propósitos, por eso en su andar han contado con el apoyo firme de Ramiro Herrero, Armando Reyes, el profesor y tenor Sergio Trujillo, Martha Tur, Alberto Pujals, Carmen Álvarez, Melvin Rodríguez —arreglista y compositor de casi toda la banda sonora del grupo— y muchos otros.

Con su sostén y complicidad, acostumbra a decir Wilfredo, «Arcoíris ha logrado vencer un camino a veces muy difícil». Y es que a pesar de su trayectoria, el emprendedor colectivo aún no logra revertir obstáculos, entre ellos la falta de un local para ensayar o de apoyo institucional para cuestiones logísticas, dígase vestuario y transporte.

Caminos y oportunidades

Con 18 años y una impresionante voz que ella define como dotación genética de su familia (Los Zayas, de El Cobre), Saray Zayas Barros insiste en que Arcoíris es esa escuela en la que además de cultivar su talento natural y perseguir su sueño de ser cantante, se ha erguido como ser humano.

Y aunque insiste en que al terminar el actual 12mo. grado, desea formarse como ingeniera química, confiesa que nunca abandonará las lecciones de vida  y su gusto por canciones «que cuentan una historia y transmiten cosas bonitas».

Similares sentimientos tiene su prima hermana Yanelis Zayas Quintero, de 17 años, también enamorada del colectivo artístico. «En la compañía tengo la oportunidad de cantar, bailar, actuar… Aquí te enseñan a no ser igual que nadie, a buscar tu estilo». Como sus aficiones se comparten entre el arte y la Medicina, será «una doctora que cante y baile».

Para las dos, la satisfacción de estar acá compensa los sinsabores de los constantes viajes desde El Cobre, y el cariño nacido de no pocas jornadas en las que se hace tarde y la casa de Wilfredo es campamento salvador, les ha reafirmado igual que familia: «Todos nos queremos, nos ayudamos, y eso te hace sentir muy bien», sostiene con certeza.

A sus 11 años, Kira Escalona del Toro canta igual que los ángeles. Escucharla interpretar temas como el Ave María, Damisela Encantadora, o Panis Angelicus, es deleite insuperable. Cursa el primer año de Canto en la Escuela Vocacional de Arte José María Heredia, y para ella ser parte de Arcoíris es el complemento exacto.

 «Desde los tres añitos defendía canciones dificilísimas —explica el abuelo Roberto Escalona—, pero la compañía no los encasilla. Wilfredo, con su carisma y experiencia, la ha llevado desde la trova, el danzón y la contradanza hasta lo más moderno. Le ha permitido cantar en varios idiomas, y esa integralidad ha sido el mayor aporte a su formación». 

Para Saray Zayas (a la izquierda) y su prima Yanelis Zayas Quintero, la compañía ha sido escuela para pulir su talento. Foto: Cortesía de la compañía.

Brayan de León Rivera también descubrió en el grupo el verdadero significado de atreverse. Mientras entregaba un recado en casa de Wilfredo hace seis años, inesperadamente empezó a tomar en serio sus aptitudes para bailar.

Sus conocimientos de danza son totalmente empíricos, pero su destreza, entrega y expresividad impresionan a quien lo ve en escena. «Cuando llegué era ciclista, no pensaba ni remotamente en bailar. Todo lo que sé lo he aprendido aquí. Hoy soy asistente de Ileana Carbonell, nuestra coreógrafa, y hago dúos con varias de mis compañeras».

Rostros y emociones como estos distinguen la entrega de la actual generación de Arcoíris, que en estos momentos tiene unos 30 integrantes y consolida una propuesta músico-danzaria que sigue fiel a su estirpe comunitaria.

Encaminar desde el arte

Para muchos, la huella de Arcoíris se resume en promover el talento de cientos de niños y adolescentes, pero quienes conocen de cerca su labor tenaz saben que el mérito trasciende lo artístico para sumar la arista social.

De ello da fe Ileana Carbonell Yuanis, quien se desempeña fundamentalmente como coreógrafa, aunque también realiza audiovisuales, hace de vestuarista y lo que haga falta.

«Los niños permanecen con nosotros desde los siete hasta casi los 20 años, algunos hasta más tiempo; así que los vemos crecer. Se han hecho médicos, abogados, fiscales, artistas reconocidos… pero cuando tienen un problema acuden a Wilfredo o a mí: uno habla con los padres y las cosas se van solucionando.

«Algunos vienen de entornos disfuncionales. Wilfredo los ha encontrado y aquí han enderezado sus vidas; hoy lo agradecen, y eso nos llena de regocijo», afirma.

Justo por esa contribución desde el arte a la formación de las nuevas generaciones, por su entrega de más de 40 años llevando alegría a barrios, centros, hospitales… en octubre pasado los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) le confirieron a Arcoíris el Premio del Barrio, máxima distinción que otorgan a instituciones y personalidades con una consistente labor comunitaria.

El nuevo galardón les renueva el orgullo, ha dicho el director-fundador, Wilfredo Aponte. En su agradecimiento, va la certeza de que muchas historias seguirán abriéndose a la luz, guiadas por la magia de tocar el Arcoíris.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.